Agrio y Dulce Amor

Capítulo 41. Un regalo para navidad

Se esforzó tanto por darle el mejor regalo,

que no se dio cuenta que, para él, el mejor regalo era ella misma

Gabriela

Terminé de envolver la caja con papel negro brillante y la duda volvió a acecharme.

¿Será este un buen regalo para Ethan?

Entre varios moños de colores me decidí por adornar la esquina con uno plateado. Escondí la caja debajo de mi cama y me senté en el suelo, contemplando la idea de dejarlo ahí para siempre y no entregárselo.

—¿Qué otra cosa podría darle? —bisbisé para mí misma.

¿Camisa? ¿Jersey? ¿Zapatos? ¿Chaqueta? ¿Quizá un reloj? ¿Un pocillo? ¿Un libro? ¿Otra moto miniatura para su colección? ¿Perfume? ¿Pulseras? ¿Billetera? ¿Caja con dulces?

¡¿Qué le doy?!

Revisé en internet otras alternativas. La idea era que lo conservara con cariño.

Soné mi nariz como por décima vez y el malestar no se iba. El calor en mis mejillas me avisó de la fiebre.

Santiago asomó la cabeza por la puerta como un ratón y me dijo que bajara a desayunar. Y así tampoco dejé de buscar más opciones.

—Come, hija —ordenó mi papá al verme distraída en el teléfono.

Hundí un trozo de pan en el chocolate caliente con queso derretido y me lo llevé a la boca, anhelando en estas fechas estar en Colombia.

La piel tibia de los dedos de mi mamá tocaron tiernamente mi frente.

—Tienes fiebre, mi vida. —Toqueteó otro poco mi rostro—. ¿Te sientes bien para ir con nosotros?

Los ojos de mi papá sobre mí me impulsaron a asentir.

—¿Segura? —insistió.

Esteban también me tocó las mejillas y el mandato fue inesperado.

—Deberías quedarte.

No me opuse. No me sentía bien para ir al centro comercial.

Caminé hacia el sofá con pasos débiles y a mi lado mi mamá me arropó con una cobija calentita.

—Si quieres ve sacando el carro, amor —indicó guardando todo su maquillaje—. Voy por la llaves y ya bajo.

La sonrisa perezosa fue inevitable. El amor que veía cada día reflejado en mis padres era algo que siempre soñé con tener desde muy pequeña. Genuino, real y cómplice.

—Yo lo saco, pa —dijo Steven tomando a Santi por los hombros y yéndose al garaje.

Descansé la cabeza sobre el hombro fornido.

—¿Papi?

Aproveché que estábamos solos.

—¿Qué, amor? —Con descuido tomó agua y siguió tachando números en su teléfono—. ¿Ahora que quieres?

—Que grosero, no he dicho nada.

Se burló de mí con una sonrisa.

—Es que quería preguntarte si… —el titubeó captó su atención—. ¿Ethan podría venir hoy?

Dejó lo que hacía y me observó con detenimiento.

—Es que va a estar solito y es navidad.

—Claro, invítalo —no dudó en responder.

Encerré la sonrisa con mis dientes.

—Gracias, papi.

Su mejilla se llevó el premio de un beso. Y tan rápido como me separé quise volverme diminuta como un átomo.

—¿Te gusta él?

Se me erizaron los vellos del susto.

«Responde algo». «Actúa con naturalidad». «Sé indiferente». «No entres en pánico». «Dile la verdad». «Es tu oportunidad para que se entere». «¡No! ¡No le digas! ¡Te matará!». «¡Dile!».

Moví los hombros hacia atrás con el cosquilleo en el estómago causando estragos.

—No, papi. —Lo miré directo a los ojos y me atreví a decir—: Pero sí lo quiero mucho. Es mi amigo.

Asintió con mucha lentitud, como si no me creyera del todo.

—¿Segura?

«Dile la verdad». «Dísela». «¡No lo digas!». «¡Dísela!». «No lo digas». «Dilo…».

—No me gusta.

«Tonta».

—¿Y tú le gustas a él?

¿Qué podría ser más sospechoso? ¿Un sí o un no?

En un fingido gesto despreocupado levanté los hombros e hice una mueca creíble.

—No sé. Yo creo que no. ¿Por qué preguntas?

La respuesta venció a mis nervios y las náuseas llegaron como un río tempestuoso.

—Porque se nota.

Disfracé la expresión de pánico con una risa que se convirtió en tos.

—No me parece, siempre está fastidiándome y si yo le gustara… —Me sentí horrible por mentir sobre él—. Me dolería mucho porque es mi amigo. Tendría que rechazarlo.

La mentira me miró desde una esquina y percibí en sus ojos que yo no estaba logrando lo que pretendía. Devolvió la vista a su teléfono con lentitud.

—¿Cómo con ese muchacho…? ¿Cómo se llamaba? ¿Julián?

—Sí…




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.