Agua y Aceite

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 Perdón, prometo comer más para que no tengas que regresar a este espantoso lugar. Sé que he estado dándote demasiados problemas desde que regresé pero- Empecé a darle la razón y hacerle saber que sabía de su enojo e incluso hasta lo entendía.

¡Para ya! No quiero escucharte más.- Me interrumpió. Y así comprobé que estaba más que molesta.

¿Qué es lo que ocurre, por qué estás tan enojada? Yo sé que estar lidiando conmigo es difícil pero- Para variar las ganas de llorar llegaron a mí y mis ojos si pudieran hablar sólo hubieran dicho ahí vamos de nuevo.

No lo puedo creer, esto es lo último que esperaba, tu padre siempre tuvo razón.- De nuevo me dejo con el pero en la boca.

¿De qué hablas? No estoy entendiendo nada- Mi confusión iba creciendo casi al mismo ritmo que el enojo de ella.

Alena, estás embarazada

 

¿QUÉ?- Ahora fui yo quien la interrumpió a media frase.

     Desde que escuché salir eso de la boca de mi madre, sentí que el mundo se me venía abajo. Rogué a Dios o a quien fuera que me escuchara para que mi mamá fuera lo bastante desalmada y me estuviera haciendo una broma. El destino no podía estar siendo tan cruel conmigo, era otra de mis pesadillas, seguramente estaba todavía desmayada y tirada en el baño de mi casa me repetí a mí misma tratando de convencerme de ello, como si así el hecho se hiciera realidad. La cabeza empezó a darme vueltas y tuve una especie de vértigo que no era posible puesto que ni siquiera estaba cerca de la ventana para que eso ocurriera. Y para cereza del pastel, los ataques de pánico no se querían quedar rezagados de esto y querían ser partícipes de todo. Mi corazón galopaba a todo lo que daba, traté de respirar para tranquilizarme, pero me estaba siendo completamente imposible porque el efecto estaba siendo todo lo contrario, mis manos estaban aferradas en las sábanas de la cama como si fuera a caerme de ella si no lo hiciera. Mi madre aunque estaba siendo espectadora de la crisis que estaba teniendo, literalmente sólo se quedaba mirando como si pensara que era un teatro que estaba armando para como siempre salirme con la mía”, pues tanto ella como mi padre ya me habían dejado saber que me tenían en el concepto de una embustera.

¿Estás bromeando verdad?- Continué, aunque estuviera muriendo por dentro, tenía que comprobar que había escuchado bien y corroborar que no fuera un chiste de mal gusto.

¿Tengo cara de estar de broma?- Sus ojos eran penetrantes, como si tuviera frente a ella a su peor enemigo.

Pero no puede ser ¿Por qué¿Cómo?

El por qué, ni yo misma lo sé. Y el cómo, supongo que tú lo sabrás mejor que yo.- Cada una de sus frases llevaban veneno, mismo que iba disparado como flechas directo al corazón.

Mamá, no es lo que piensas.- Traté de hacerla entender, pero ella no estaba escuchándome.

Dime que ese sujeto abuso de ti, porque de otra manera tu padre no va a querer saber nada de ti, será la confirmación de que siempre estuvo en lo cierto, y ante eso no podré meter las manos por ti. - ¿Así pasó¿Aquel sujeto se aprovechó de ti?- Me interrogaba y sus preguntas eran tan duras y con tanta saña que nada más faltó que hundiera mi cabeza en un balde de agua para sentir que era el FBI quien me interrogaba y no mi madre.



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En el texto hay: romance, drama

Editado: 06.10.2023

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