Agua y Aceite

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     Desperté sin entender que estaba pasando. La cabeza me explotaba y tenía una cobija a la altura de la boca. Me costaba abrir los ojos y las náuseas eran casi inaguantables. Fui rememorando cada minuto de lo poco que recordaba de la noche anterior, hasta que llegué al punto donde no supe que pasó. De inmediato quise levantarme cuando recordé que los niños habían estado desamparados y prácticamente solos, pero no pude, pues un brazo me sostenía con fuerza de la cintura. Me asusté aún más. Dentro de mi inconsciencia alguien se había metido a la casa y quién sabe qué cosas pasarían. De un empujón me zafé de inmediato y me levanté de un salto. Cuando aquel sujeto levantó la cara desorientado, de inmediato reconocí a mi jefe ¿Qué demonios hacía Bastián dormido en el sillón abrazándome? Primero me inundó el enojo, pero después me abochorné dándome cuenta en que situación me había visto.

 

  • ¿Qué está pasando, por qué estás aquí?- Pregunté entre reclamando y entre confusa.

 

  • ¿No lo recuerdas?- Me respondía con una pregunta.
  • No, si lo recordara no te lo preguntaría.- Mis respuestas eran cada vez más groseras, pero deduje que lo que me tenía molesta no era que estuviera en la casa, sino el hecho de saber cómo me había encontrado.

 

  • Me llamaste en la noche y me pediste que viniera.

 

  • ¿Qué yo qué?- Definitivamente mi estupidez no conocía límites.

 

  • Cuando noté tú voz, comprendí que no estabas en tus cinco sentidos y vine a ver qué era lo que estaba pasando.

 

  • ¿Qué más dije?- Rogaba por no haber soltado ninguna indiscreción.

 

  • Te disculpaste porque cuando vine a buscarte sólo me miraste por la ventana y no me abriste. Dijiste que estabas avergonzada por la irresponsabilidad de haberte puesto bueno, como te pusiste, y me pediste que viniera a cuidar a los niños porque no querías que estuvieran solos aquí contigo así como estabas.

 

  • Ok, ya, así está bien, sin tantos detalles.- No quería escuchar más lo bruta que soy. De verdad que es una situación incómoda, no sé qué decir.

 

  • No tienes que decir nada, entiendo lo
  • No entiendes nada ¿Por qué todo el mundo cuando le pasa algo a otra persona siempre trata de empatizar diciendo que lo entiende? Nadie entiende una mierda. No hasta que lo viva.- Empecé a levantar la voz y a vociferar como una loca.

 

  • Tranquila, yo sólo trataba de hacerte saber que estoy contigo, no sé por qué estás a la defensiva conmigo.- Su ceño se frunció desconcertado.



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En el texto hay: romance, drama

Editado: 06.10.2023

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