Aguamelon fuera de Casa | Fanfic Mlp

Parte III

En una de las salas de estudio de la biblioteca Golden Half.

"Regalos, ¡piensa en regalos! ¡Piensa en los maravillosos regalos que te dieron en tu cumpleaños!" pensó con desesperación Lia, sentada en un banco, tratando de distraerse para no caer dormida en medio del sermón que estaba recibiendo.

Frente a ella, la encargada Aguamelón no dejaba de hablar sobre la amistad, el respeto, la disciplina... y demás temas que no le importaban.

"¡Qué tonterías..." pensó la joven potra acomodando su postura.

Aburrida, completamente aburrida. ¿Cómo es que una yegua adulta se volvía tan aburrida? Se preguntó Lia mientras fingía prestar atención.

"Me da tanta pena... ¿será que sus padres fueron igual de aburridos?" pensó Lia. Un repentino escalofrío recorrió su espalda al imaginar lo desdichada que sería su vida si también hubiera nacido en una familia así de aburrida.

"¿Rubberlia, me estás escuchando?" preguntó Aguamelón al ver cómo Lia agitaba la cabeza.

"Sí, ¡la amistad es mágica!" exclamó Lia involuntariamente.

"No estaba hablando de la amistad, sino del respeto que debes mostrar a los demás, sobre todo a tus mayores. Es parte de..." continuó hablando Aguamelón, inútilmente. Después de solo una oración, nuevamente Lia había dejado de prestarle atención.

Lia rodaba los ojos con desinterés. Esto ya le estaba cansando. ¿Dónde estaba Kit?

Antes de ser arrastrada a la tortura que estaba viviendo, Lia y su hermano Kit habían planeado llevar a cabo la travesura más grande de todas: robar las llaves maestras a la encargada Aguamelón e ingresar a la sección prohibida de la biblioteca.

Era un plan atrevido, pero Lia confiaba en que podría distraer lo suficiente a la encargada mientras su hermano ingresaba sigilosamente a su oficina privada y tomaba las llaves de su escritorio. Kit era hábil cortando objetos; abrir los cajones del escritorio no debería ser un problema para él. Sin embargo...

"Ese tonto..." pensó Lia preocupada, imaginando que podría estar demorando a Kit. Su hermano tenía un buen talento con la magia, pero a veces era demasiado despistado.

"Uff", suspiró cansada Aguamelón, dejando de hablar. Se dio la vuelta, se sirvió un vaso de agua y procedió a beberlo de inmediato. Por un momento, Lia se alivió al pensar que aquella tortura por fin había terminado. Sin embargo, repentinamente, la encargada Aguamelón se volteó y, con una mirada sumamente seria, le dijo algo que no había estado esperando.

"Lo siento, Lia. No quería llegar a esto, pero no me dejas opciones. Tendré que hablar con tus padres sobre tu mal comportamiento. Espero que entiendas que es por tu bien."

Lia parpadeó y luego estalló.

"¿¡ENTENDER QUÉ!?" exclamó Lia indignada. De un salto, dejó el asiento en donde se encontraba y se plantó firme delante de la encargada. Toda la fachada de niña ingenua que había mantenido hasta ese momento desapareció de un plumazo. Muy sorprendida, Aguamelón intentó responder, pero antes de que dijera una sola palabra, Lia continuó.

"DISCÚLPEME, SEÑORITA AGUAMELÓN. TAL VEZ NO LO SEPA, PERO MIS PADRES SON LOS ACTUALES DUEÑOS DE LA BIBLIOTECA GOLDEN HALF, SON LOS PONIS A LOS QUE 'USTED' LE DEBE 'SU TRABAJO' Y CIERTAMENTE ESTÁN MUY OCUPADOS COMO PARA RECIBIR A UNA PONI EXTRAÑA A LA QUE NADIE CONOCE. ASÍ QUE, POR FAVOR, ¿PODRÍA TERMINAR ESTE TEATRO DE GRAN PROFESORA DE LA MORALIDAD Y DEJAR QUE ME VAYA?" terminó de decir la joven potra con una mirada acerada y un aire de superioridad totalmente impropio para alguien de su edad.

El ambiente en la estrecha habitación era tenso. Aguamelón no respondió de inmediato; permaneció quieta, con los ojos muy abiertos por un momento. Luego, tomó su vaso de agua y terminó de beber de él sin apartar la mirada, cerró los ojos y suspiró.

"Esto es muy decepcionante, Rubberlia, realmente muy decepcionante", respondió finalmente Aguamelón con un tono grave.

"¿Le decepciono? ¿De qué habla? ¿Quién es usted para...?" dijo Lia, pero fue interrumpida.

"Pensaba que me estaba equivocando, pero ahora sé que estoy en lo correcto", continuó Aguamelón en un tono reflexivo, luego volvió su mirada de vuelta a Lia. "Hablaré con tus padres mañana temprano; tú y tu hermano también deben estar presentes."

"¡USTED...!" explotó Lia de nuevo en ira. Pero antes de terminar sus palabras, un repentino objeto pasó zumbando justo por su costado, interrumpiéndola.

"¡AU!" gritó de dolor Aguamelón; un diminuto dardo había impactado en su flanco derecho, rápidamente se lo quitó con su cola. "¿Un dardo somnífero? ¿Pero de dónde...?"

La encargada Aguamelón no terminó sus palabras; repentinamente, se tambaleó como si alguien invisible la empujara. Con un creciente mareo que comenzaba a apoderarse de ella, la joven encargada buscó acercarse a Lia mientras arrastraba sus extremidades que empezaban a caer adormecidas.

"Lia... ve al botiquín... de primeros auxilios... ¡rápido! ahí tengo..." habló entrecortado Aguamelón con un gran esfuerzo por mantenerse consciente. Lia observó con pánico cómo la encargada le daba sus últimas palabras antes de derrumbarse en el suelo.

Un silencio gélido envolvió la sala. Lia, que hasta hacía un momento había estado furiosa con la encargada Aguamelón, ahora solo la observaba con una expresión estupefacta, aún sin poder entender lo que pasaba.

"¡WOWWW!, ¡la encargada sí que es dura! Ese dardo habría puesto a dormir a una mantícora en un parpadeo." exclamó sorprendido Kit, entrando a la habitación portando una gran cerbatana.

"¡¿Espera qué?! ¿Tú lanzaste ese dardo?" preguntó Lia atónita al ver a su hermano con el arma.

"¡Siiii! ¿Increíble, verdad? La encargada tenía uno en su oficina, también lanzas, espadas y ballestas ¿Puedes creerlo? ¡Ballestas!" exclamó muy emocionado Kit.

"¿Ella está...?" preguntó Lia temblorosa.

"¡Dormida como un caracol!" respondió alegre Kit.




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