Aguamelon fuera de Casa | Fanfic Mlp

Capitulo II - Parte I

"¡Lo arruinaste!"

"¡No arruiné nada, solo estaba mejorando las cosas!"

"¡No es cierto!"

"¡Basta!"

Sentada en su elegante pupitre, en las avanzadas horas de la tarde, la ilustre Dayan Melody, encargada de la biblioteca Golden Half, observaba con severidad a las dos potras que se encontraban en detención frente a ella.

A un lado, una joven potra de piel morada y melena blanca desviaba la mirada hacia un rincón de la habitación con evidente desdén. Adoptaba un aire despreocupado propio de su edad, pero en sus gestos se percibía una clara falta de reconciliación con la compañera a su lado.

La compañera, mucho más joven, destacaba por su pelaje amarillo claro que ahora estaba teñido de un tinte rojizo debido al enojo. Aunque imitaba la postura de su contraparte, su expresión era notablemente más amarga y seria, reflejando la intensidad de sus emociones.

Dayan Melody suspiró, aunque solo en su interior. Conocía bien a ambas niñas, especialmente a la ultima, a quien siempre había tenido en alta estima. Sin embargo, su deber en ese momento le impedía mostrar favoritismos.

"Aguamelon, querida, dime: ¿por qué le lanzaste un libro a tu compañera?" preguntó Dayan con una voz calmada, aunque firme.

"¡No hice tal cosa!" respondió Aguamelon, su tono ardiente rebosando indignación.

"¡Sí lo hiciste! Me cayó en la cabeza, ¡aún me duele!" corrigió la otra potra con vigor, llevándose una pezuña al pequeño chichón en su frente. Sus movimientos exagerados subrayaban lo irrisorio del daño.

"¡No fue así! ¡Te lancé una caja de libros! ¡Es muy distinto!"

"¡Pudiste haberme matado!"

"¡Silencio, ambas!" ordenó Dayan Melody, su tono cortante resonó en la habitación. Las dos potras callaron de inmediato, aunque sus posturas obstinadas permanecieron.

Tras unos segundos de calma, Dayan reformuló la pregunta.

"Aguamelon, ¿por qué le lanzaste una caja de libros a tu compañera?"

"¡Porque arruinó mi libro de cuentos de La Noche de Corazones Cálidos!" protestó Aguamelon sin titubear, su voz cargada de furia.

"¡No es tu libro! Ahora es mi..." intentó replicar la otra potra, pero se detuvo en seco ante la gélida mirada de la bibliotecaria.

Convencida de haber recuperado el control, Dayan continuó con un tono más sereno.

"Aguamelon, tengo entendido que participaste en el intercambio de regalos anónimo de hoy, conociendo perfectamente las reglas. Tú misma entregaste este libro como obsequio a tu compañera y le contaste a tus demás compañeros y a mí cuánto te emocionaba participar por primera vez en esta actividad. Dime, ¿hay algo que no te gustó? ¿Por qué reclamas como tuyo algo que tú misma diste?"

El rostro de Aguamelon se ensombreció. Su habitual tono melón se tornó en un naranja oscuro, reflejo de su creciente frustración.

"¡Los regalos se dan para cuidarlos, no para arruinarlos! ¡Ella no merece tener un gran libro como ese, ella es una..."

"¡Aguamelon!" interrumpió Dayan Melody con firmeza, cortando de raíz las palabras hirientes que estaban a punto de salir. Aunque su rostro mostraba severidad, por dentro estaba sorprendida; jamás había visto a Aguamelon perder el control de esa manera.

Del otro lado del escritorio, la joven potra rebelde se encogió en su asiento, intimidada por el regaño. Su delicado rostro mostraba una mezcla de enojo y temor mientras sus orejas se bajaban en un gesto de nerviosismo.

Un breve pero pesado silencio cayó sobre la sala. El distanciamiento entre maestra y alumna era evidente, y a Dayan le dolía profundamente. Tras unos segundos de tensión, dirigió su atención al libro de la discordia que yacía sobre el pupitre. Lo abrió y comenzó a hojearlo.

"Este es un libro muy antiguo..." dijo mientras revisaba el contenido. "Una primera edición, muy bien cuidada, que ha pasado por muchos cascos de ponis y que... recientemente ha sido modificado en sus últimas páginas."

Hizo una pausa, visiblemente incómoda, para señalar unas páginas inusuales que habían sido insertadas con descuido dentro del libro. El daño era evidente.

"¡Lo desfiguró!" exclamó Aguamelon con indignación.

"No es verdad. Solo le añadí más hojas con personajes de los cuentos para que fueran más interesantes de leer", replicó la otra potra con orgullo.

"¿Añadirle feos garabatos y pegatinas es añadir personajes?"

"¡El Greenside no es un feo garabato! ¡Es un monstruo con sentimientos! ¡Tiene una historia muy profunda!"

"¿Una historia profunda? ¿Dónde está esa historia? ¿Te refieres a esos diálogos de bebe que le pusiste?" respondió Aguamelon con un tono afilado, mientras Dayan Melody arqueaba una ceja al examinar los incomprensibles diálogos en forma de corazones que acompañaban los dibujos del libro alterado.

"¡No son diálogos de bebe! Son una historia original... ¡con un lenguaje original!" intentó defenderse la potra acusada, su rostro encendiéndose con un intenso rubor. "¡El Greenside tiene una forma de hablar especial!"

A pesar de la intensidad de su defensa, era evidente que estaba improvisando. Sentada en su asiento, Dayan Melody no interrumpió esta vez la discusión, observando atentamente a sus alumnas.

Aguamelon, notando la atención de su maestra, pareció envalentonarse. Una sonrisa maliciosa curvó sus labios.

"Ah, ya entiendo... ¿así que es una historia original en un lenguaje muy especial? Muy bien. En ese caso, ¿por qué no la compartes con todas las demás chicas en la próxima reunión de lectura grupal?" sugirió con una sombri malicia oscureciendo su semblante.

"¡No te atreverías!" respondió la potra acusada, su voz reflejando por primera vez temor.

"¿Por qué no? Como presidenta del club de lectura juvenil de la biblioteca Golden Half, es mi deber compartir historias 'serias' y 'profundas' con todos los miembros. Estoy segura de que estarán encantadas de escucharla," dijo Aguamelon, recostándose confiada en su asiento, ya convencida de que la discusión había terminado a su favor.




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