El Nautilus II se acopló con un golpe seco al gigantesco hexágono submarino. Fabiana utilizó el brazo manipulador para forzar la compuerta de acceso auxiliar. La adrenalina de la infiltración quemaba su miedo.
Cuando Fabiana se deslizó por la esclusa y llegó a un corredor de mantenimiento,donde dejó su equipo nautico ,la atmósfera la golpeó: aire frío, estéril y un zumbido constante de maquinaria pesada. Esto no era un campamento militar, era una instalación corporativa de alto secreto, diseñada para operar fuera de la ley internacional.
Moviéndose con sigilo, Fabiana se dirigió al centro de operaciones. La base se revelaba como una inmensa plataforma autosuficiente anclada al lecho marino, un titán de tecnología oculta,el techo de cristal dejaba ver a los peces que lo rodeaban en el camuflaje.Accedió a una terminal abandonada y comenzó a buscar información, pero sin llave de acceso no podría entrar, inserto un "destructor de seguridad "qué solo los jakers conocían y luego de varios minutos consiguió entar a la web.
La verdad se desplegó ante ella, fría y brutal,archivos y más archivos se abrieron en ventana ,mostrando cada detalle.
Proyecto luna roja: El remolino de la Luna Roja era un sofisticado sistema de extracción de energía camuflado. La base estaba perforando las profundidades para acceder a un depósito de minerales raros de altísimo valor estratégico. El sistema generaba las anomalías hidrodinámicas para crear la "maldición" y así desviar y hundir cualquier embarcación que se acercara, eliminando testigos y consolidando un control de facto sobre el territorio disputado.
• La Organización: No era una nación, sino un consorcio internacional privado con vínculos con sectores militares y de inteligencia, actuando bajo el manto de una "investigación geológica profunda".
Fabiana conectó un disco duro portátil y comenzó a transferir los terabytes de datos de la operación. Este era su billete de regreso y el arma para la justicia.
Los Secretos Terribles
Mientras esperaba la descarga, Fabiana detectó una señal de seguridad aún más restringida, etiquetada como "Bio-Proyectos Alfa". La curiosidad científica y la necesidad de entender por qué su tripulación fue tomada la impulsaron a seguir el corredor.
Llegó a una puerta de laboratorio con la leyenda "Cuarentena Nivel V". El olor a salitre se mezclaba con algo químico y orgánico, algo sucio y repulsivo.
Al abrir la puerta y asomarse, el horror la inmovilizó.
Dentro, tanques de contención de varios metros de altura iluminaban la estancia con una luz azul verdosa. Eran acuarios de pesadilla. En su interior, no nadaban especies normales, sino híbridos monstruosos:
• Un tiburón blanco cuyo esqueleto había sido reforzado con una estructura metálica visible, con implantes en la aleta dorsal que palpitaban con energía.
• Un calamar gigante con tentáculos parcialmente cibernéticos, que le daban una capacidad de agarre y una fuerza que desafiaban la biología.
Eran experimentos entre humanos y animales marinos, destinados a crear armas biológicas submarinas o guardianes vivos. La organización estaba fusionando la bio-ingeniería con la cibernética. Fabiana comprendió el chirrido metálico que escuchó en el último audio de Ariel: era el sonido de estas criaturas.
El Reencuentro y la Trampa
Continuó su camino hacia el sector de confinamiento, con el corazón latiendo desbocado por el terror de que Ariel pudiera haber terminado en el "Bio-Proyecto Alfa".
Lo encontró en una celda de detención. Ariel Gonzales y los dos técnicos estaban vivos, pero exhaustos y bajo sedación.
"Ariel," susurró Fabiana, golpeando el cristal blindado.
Él despertó de golpe. Sus ojos se abrieron en una mezcla de incredulidad y alivio. "¡Fabiana! Sabía que vendrías... Te lo dije, son más que un remolino, son... monstruos."
"Estamos fuera de tiempo. El disco está casi lleno," dijo ella, tecleando el código de acceso. "Vamos a sacarlos de aquí."
Mientras la puerta de la celda se deslizaba, el monitor de la terminal que Fabiana había dejado se iluminó. Una sirena roja se encendió en toda la base.
ALERTA DE SEGURIDAD. INFILTRACIÓN. CARGA DE DATOS COMPLETADA.
La Confrontación Inicial
"¡Alarma! ¡Han forzado la esclusa auxiliar!" gritó una voz metálica por los altavoces internos.
Fabiana tomó a Ariel, todavía grogui. "Tienes que moverte, Ariel. ¡Rápido!"
En el extremo del pasillo, dos figuras blindadas, armadas y frías como el hielo de la Antártida, aparecieron. Eran los agentes de seguridad de la corporación. Y justo detrás de ellos, saliendo de un hangar, Fabiana vio la sombra gigantesca de uno de los híbridos guardianes, un ser marino modificado, obedeciendo las órdenes de los hombres.
El líder de los agentes alzó su arma, apuntando directamente a Fabiana.
"Fabiana Mureas. Felicitaciones, científica. Encontraste nuestra ciudad de sirenas. Ahora, el mar te va a reclamar."
Fabiana se aferró al disco duro cargado de pruebas, sabiendo que su vida solo valía la información que contenía. Su misión pasaba ahora de la investigación a la fuga desesperada por el laberinto de la base, con su amor de la infancia y la única esperanza de justicia a cuestas.