Y es así, como se siente vivir sumergido con ANSIEDAD y DEPRESIÓN, en un mar lleno de sombras que ahogan
Logras realmente odiarte por no poder controlar tus propias emociones, de permitir que tu mente te juegue malas jugadas. Deseas con todo tú que esos tipos de trastorno no hubieran llegado nunca, que ojalá no hubiese sufridos traumas de niñez que desencadenaron una serie de trastornos emocionales que quiebran y aniquilan. Se siente un miedo terrible a salir, a rodearte de gente porque no sabes cuándo comenzaras a marearte o simplemente incomodarte por cualquier disparate. Dejas un lado vivir, disfrutar, pierde interés por lo que te gusta.
Deseas con todo tu ser, no existir, no haber nacido, sientes que vivir es propio un martirio. Te sientes como una ruleta, cambias constante de humor, de tristeza a Ira, de rabia a alegría, realmente llegas a pensar que está totalmente loca.
Ansiedad es vivir con una preocupación excesiva, bloqueos mentales, miedos que antes no existían, incapacidad para poder tomar decisiones sencillas del día a día, agresividad o irritabilidad, quieres esconder detrás de una sonrisa un sufrimiento latente y una factura emocional innecesaria, que, aunque si parte de ti sabe que es innecesaria, te pregunta una y mil veces, ¿Por qué? ¿Qué pasaría sí…? Miles preguntas, respuestas inciertas.
A diferencia de Eunice, mucho no logran entender que necesitan ayuda y la buscan, Y toman de decisión suicidarse para así terminar con todo aquello que siente que les quita la vida de a poco.
Eunice, esa noche, logro sacar fuerza de no sabe dónde y tomo la decisión de seguir con vida. Busco ayuda. Porque a veces es necesario, porque somos humanos, porque no somos superhéroes de la película de Marvel y NO es cierto que podemos con todo.
Eunice entendió que, aunque si la vida es intensa, a veces tóxica, siempre valdrá la pena vivir hasta que la muerte decida por sí misma venir por ella. Decidió mejorar, no buscando una perfección inexistente, ni por agradar a su entorno, ni porque le debía algo alguien, Decidió seguir viva por sí misma. Porque en su interior sabía que era una mujer maravillosa, valiosa, soñadora, con una fuerza inigualable.
Ella comenzó a soltar cargas innecesarias, a fluir, a buscar su libertad. Se perdonó, dejo de sentirse culpable de aquellas situaciones pasadas, uso el perdón para obtener paz, no como vía de reconciliaciones para otorgar exoneraciones. Acepto que sus males venían de miedos creados en su cabeza, comenzó a caminar sin cadenas, sin amenazas, sin sobre protecciones. Dejo de auto exigirse, de sabotearse, de intentar complacer la sociedad, de asfixiar a los demás, buscando un amor, un amor que se llama PROPIO y que solo ella se podía dar. Comenzó a sentirse única, bella, auténtica.
Acepto que algunas de sus acciones le trajeron consecuencias, y que, si la mayor parte no la hizo para con intención de lastimarse ni lastimar a nadie, no eran excusas para castigarse y culparse. Comenzó a entender que la vida es enorme y rica como coco, que está llena de oportunidades de la cuales se puede disfrutar cada día y que nadie, ni siquiera ella misma, tiene derecho a impedirse vivir. Comenzó a respetarse, amarse, dejo de atosigarse, de ver fantasmas, peligros y monstruos creado por el miedo de su conciencia, dejo atrás las emociones sin sentido, sentimientos sin valores. A mirar la realidad, tal cual era, sin situaciones catastróficas ni amenazas caminantes, únicamente son situaciones diarias, donde habría días buenos y otros menos buenos, pero así es, la vida es complicada, pero sabe a café y hay que sabérsela follar en todas las putas posiciones del karmasutra.
Decidió plantarte cara al mundo, a no hacer más caso a las críticas, a sacar el dedo del medio más a menudo, agrego a su vocabulario habitual las palabras que no se atrevía antes a decir. “No”, “no quiero”, “no me gusta”. Empezó a salir, a lucir su pelo afro, sin importarle un comino, aquellos que le dijeran que parecía una gallina matada a escobazo. Se centró en su presente, dejo tirado en el zafacón los recuerdos dañinos del pasado, el futuro es algo incierto, pero carajo, tampoco hay que tenerle miedo.
Se convenció de que no iba a seguir malgastando sus energías luchando contra la ansiedad, dejaría que pasara lo que tenía que pasar, No iba a anticipar los acontecimientos, ya que las cosas llegan de igual forma, si es la voluntad de el de arriba. No se iba a cohibir de más cosas, de ir a fiestas, al cine, al bar con sus amigas, a tomar mojitos de chinola, no iba a permitir nada ni nadie le amargará la vida.
No iba a seguir permitiendo que su mente la convenciera de que tenía una enfermedad terminal solo porque sentía algún síntoma, al diablo, el COVID, sus mutaciones, Google y las noticias. Tomaría medidas para protegerse, pero tampoco iba a permitir que una pandemia y sus miedos frisara su existencia.
Eunice se convirtió en un ser humano positivo, racional y adulta. Permitió que su niña interior se sintiera protegida y segura. Entendía que tenía el poder y las herramientas para gestionar cualquier sensación desagradable o síntoma que la ansiedad se le ocurriera mostrarle.
Dejo de tenerle miedo, ya la conocía en cualquiera de sus formas, le daba igual cómo se mostrará, en pesadillas, insomnio o sombras. La descubrió y la acepto, ya no caía tan fácil en sus propias trampas mentales, dejo de crearse telarañas emocionales, dejo de ser la víctima de sus propias emociones.
Editado: 04.03.2022