Ahora

Capítulo IV

Es invierno, sin embargo, las hojas siguen cayendo sin cesar cada amanecer para subir nuevamente a las ramas de los árboles en los atardeceres, como si el brillo del sol las intimidara y las obligara a no estar en lo alto. Sin embargo, la luna les tiende la mano y las acuna en el cielo, en el hueco que dejan las estrellas, éstas entonan canciones de cuna y las acuestan en el suelo con la llegada de los rayos del sol.

Dile que desde que la viste no has querido despertar, te la pasas el día entero queriendo volver a verla.

Dile que no has visto otros ojos más encantadores, aunque perdidos y sumidos en una aparente tristeza.

Dile que la tierra mojada te recuerda su piel, que escuchas el eco de su voz combinada con las olas.

Dile que su aroma te recuerda al jazmín, tan embriagador como femenino, que sus ojos son como dos lámparas alumbrando el camino, aunque un poco apagados dile que tú podrás volver a encenderlas.

Dile que es tu motivo para ir a dormir ya que solo puedes verla en sueños y que desde entonces te las pasas durmiendo la realidad y viviendo la fantasía.

Dile que es el sueño que nunca termina, que es la oportunidad más hermosa, aunque la hayan negado; dile que es una piedra preciosa, que los rubíes, diamantes, zafiros y esmeraldas no tienen precios comparado con ella.

Dile que ella es como las luces de invierno derritiendo todo el hielo a su paso, anunciando la promesa de la vida, anunciando la vida con su sola presencia.

-Eso es hermoso. –Me lo han dictado las estrellas, te preguntarás como si aún no ha oscurecido y no las podamos ver, no obstante, ellas siempre están ahí en el cielo y dicen que esperan por ti.

-Es imposible que yo pueda subir al cielo y es ridículo pensar que las estrellas están esperando por mí. –Aunque te parezca imposible y ridículo, ellas te acompañan todos los días, hasta cuidan de que no caigas más profundo, luces como tú no deben apagarse. Mira abajo, en este preciso momento las hojas están ascendiendo, su destino son las estrellas, pero, no creas que caen y suben por placer, lo hacen para enseñarte el camino, por si algún día quieras volver a casa.

 A veces debes creer en lo imposible, jugártela por los sueños más descabellados, de una vez por todas cree en ti luz de invierno, ¿no te has dado cuenta que alteras mis sentidos? No hemos comenzado y ya estoy temblando, en otra fantasía te estaría besando, aparentemente estamos cerca, puedo sentir tu pulso en las manos, los latidos de tu corazón en mi respiración, el roce de tus cabellos contra el viento, puedo ver lo que eres y te niegas a creer.

Has escondido tu brillo como las llamas de las velas tras la llegada del viento y de esa forma te alejas de mí, una parte de ti se perdió en la desconfianza, en la estúpida convicción de que algunos sueños no se vuelven realidad, todos los días te asomas a la ventana rogando por un día diferente, esperas que te rescaten de eso a lo que llamas destino.

Te ocultas de ti misma, te lastima ver todo lo que pudiste ser y no eres, sin embargo, estás a tiempo, no te niegues la oportunidad de ser lo que eres.

Eres la chica de los gustos opuestos, amas el invierno, pero, odias sentir el frío; te gusta el sol, más odias el verano. Vas a la playa en los días fríos y te quedas en casa en los soleados; sueñas de día y vives tus sueños de noche; observas los detalles de la vida que la gente ha olvidado, te pierdes entre las líneas de una novela y te enamoras de la poesía.

 



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En el texto hay: fantasia, muerte, suspenso

Editado: 27.05.2019

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