18

La mañana siguiente me sentía muy superior caminando hacia Dayana y Ellie, que me saludaban desde lejos, pero Víctor se interpuso parándose frente a mí en el pasillo.

—Agnes, ¿qué te está pasando? —frené mis pies y lo miré.

—Ally —corregí—. Y no sé a qué te refieres.

—¿No sabes? Me estás dejando de lado por mi hermana y sus amigos, mientes, y de pronto te llamas ''Ally'' —me miraba molesto.

¿Cómo sabía sobre eso? ¿Acaso escuchó nuestras conversaciones o, como mi amigo, me conocía lo suficiente para saber de mis malas acciones? No lo entendía. El caso es que seguí aparentando ser Ally, aunque me hubiera descubierto.

—Yo no mentí en ningún momento —respondí, claro, mintiendo.

—Por supuesto, ¿crees que no lo sé? Les mentiste a tus padres, y me incluiste a mí en la mentira sin siquiera consultármelo.

—Estás exagerando —negué con la cabeza y seguí mi camino.

Sin mirar atrás, me dirigí de nuevo hacia mis nuevas amigas.

Estaba muy molesta con Víctor, nunca le permití meterse en mi vida y, mucho menos, señalar mis errores ¿Quién se creía? ¿Acaso pensaba que podía acusarme? No tenía derecho de hacerlo.

Claro que sí lo tenía. Al fin y al cabo, se suponía que éramos mejores amigos, y lo que hacen los amigos es mostrarte lo que estás haciendo mal. Era yo la que no tenía derecho a tratarlo de esa forma. Yo era la que estaba equivocada y no quería admitirlo.

Yo era quien arruinaba su adolescencia con cada mala decisión que hacía.