Alejándome un poco del tema de Dayana y sus amigos, de Fred y sus ojos y de mi rebeldía en etapa inicial... volvió un antiguo problema.
Mi cuerpo, otra vez.
¿Recuerdan que, tiempo atrás, dije que no envidiaba el cuerpo de Bella y que sólo me preguntaba por qué, si el de ella cambió tanto, el mío no lo había hecho? Pues ahora sí estaba celosa de su perfecta figura de modelo adolescente.
¿Por qué rayos yo no estaba así? Antes me sentía totalmente a gusto con mi pequeño cuerpo; sin embargo, ahora era inaceptable que Bella pareciera un reloj de arena y yo luciera como un farol de jardín.
Es decir, ¿qué chico querría a una chica como yo? Y con chicos, me refería a Fred.
Cada vez que Bella y sus amigas —igual de hermosas— pasaban a mi lado, me sentía diminuta e indefensa. Si hubiésemos sido aves, ellas serían cisnes y yo un pato.
¿Fue un verdadero problema? No, eventualmente crecería y mi cuerpo sería distinto, ya que estaba en la flor de mi desarrollo. Aun así, me vi a mí misma investigando en Internet si era normal que a mi edad mi cuerpo fuera tan... ¿cómo decirlo? Plano. Plano como una viga de madera.
Yo quería resaltar, que la gente volteara a verme y dijeran: '' ¡Vaya!, que chica tan guapa''. Cuando Bella entraba a la escuela, era como si caminara por una pasarela. Varios ojos disimulados se posaban sobre ella. Entonces me venían a la mente imágenes de qué pasaría si yo tuviera ese cuerpo, esa ropa, ese todo... Si yo fuera la Bella de la escuela.
Me siento tonta por haber pensado que el cuerpo era más importante que mi personalidad, o que mi corazón. Ya no era una niña, tampoco una adulta, por ende, debí disfrutar esa etapa como una oportunidad de descubrirme a mí misma, no de anhelar algo con lo que no nací.
¿Por qué no pude ser feliz tal y como era?