Ahora me arrepiento

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El primer día de clases en tercero de secundaria fue crucial en mi vida.

Al entrar a la escuela noté que había varias miradas en mí. Me sentía avergonzada. No sabía por qué me observaban así, y en realidad, nunca lo supe concretamente. El caso es que pasé de no ser mirada por nadie, a ser mirada por todos en forma de burla, luego a ser mirada como una rebelde, y por último a sólo ser mirada por algo.

¿Será que se enteraron de cómo terminó todo con Fred? ¿O era porque ya no tenía a mis amigos de último año? No lo sé, tampoco quise averiguarlo.

Aun así, nada me dio más vergüenza que ver, en el fondo del pasillo, a Víctor hablando muy alegre con una chica nueva. De alguna manera sentía celos, pero era ridículo, ¿no? Yo fui quien decidió terminar con esa amistad.

¿Seguía siendo un amigo para mí? Sí, muy, muy, muy en el interior lo era. Esa amistad estaba atrapada en el mismo lugar que lo estaba Agnes

¿Yo seguía siendo una amiga para él? Desde aquella vez en que le grité, supuse que no.

Al entrar a clases, el puesto delante de él lo ocupaba aquella chica, y yo terminé del otro lado del salón. En resumen, sola.

El día fue el más lento que pude vivir, hasta que una mano tocó mi hombro mientras salíamos de la clase. Por un momento deseé que fuera Víctor, pero al voltearme vi nada más ni nada menos que a Bella. Así es, Bella.

—Hola, Agnes —sonrió, ¡y sabía mi nombre! O sea, obviamente lo sabía, llevábamos años estudiando juntas—, o ¿debería decirte Ally?

—Ally, preferiblemente —respondí tímida. ¡También conocía mi sobrenombre! Jamás me había hablado por su cuenta—, y hola.

—¿Quieres sentarte conmigo y las chicas? Debes sentirte algo sola ya que tus amigos ahora salieron de la escuela —comentó amable.

—P... pues, claro —asentí tartamudeando. Nunca creí que ella me invitaría a mí a sentarme con su grupo de amigas.

Me dijo que la siguiera a la cafetería. Mientras caminábamos me preguntaba cualquier cosa, yo respondía nerviosa, pero poco a poco dejé la timidez de lado y empecé a disfrutar el momento.

¿No era esto lo que siempre quise? Pues sí, sólo que nunca creí que pasaría tan de la anda.

Debo decir que un grupo de chicas superficiales es un poco mejor que un grupo de chicos mayores e irresponsables, pero en ambos terminé cayendo en un mal lugar




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