Ahora que la guerra ya acabó

Capítulo 7: ¿Una manzana o una sonrisa?

Sin mirar atrás corrimos tan fuerte como pudimos, cuando el cansancio nos atrapo en sus garras ahora si volteamos hacia atrás y por fortuna no se veía el clase E, de alguna manera esos minutos lograron darnos algo de ventaja pero no podríamos cantar victoria… No es mucho tiempo y aunque esa cosa sea un tipo 2 no significa que sean lento.
- ¿Cómo es posible que hayas conseguido detenerlo?, era demasiado fuerte cuando lo intente yo… - Le pregunte a Adal.
- Soy más alto que tú, bastante. Por consiguiente podemos afirmar que soy más fuerte que tú. – Dijo en un tono tranquilo y ligeramente presumido.
Solo me quede callado y asentí con la cabeza, no me molesto su comentario o la forma en que lo dijo estos días he visto que este tipo es algo directo y el sentido del humor no se le da muy bien. Ya habíamos descansado lo suficiente y le dije que debíamos avanzar al menos varias horas más sin descanso de lo contrario el clase E nos atraparía en cuestión de minutos, aunque no lo veíamos por los alrededores estaba seguro que nos estaba persiguiendo, al pasar una hora mis ojos vieron delante de si oro solido; no era oro claramente, sino algo tan valioso como eso en un momento como este y algo que estaba esperando desde que dejamos el auto atrás, varios monstruos clase A de tipo 3, me sentí realmente aliviado y le dije con mucho entusiasmo a Adal: “¡Mira!”, mientras los señalaba como un niño mirando juguetes que siempre había querido, Adal solo se me quedo viendo con un rostro neutral e hizo un fonema que denotaba, duda: “¿huh?”
- ¿Pero qué clase de entrenamiento te dieron? – Dije yo demasiado sorprendido porque ni eso supiera… Esto no es algo que se adquiera con la experiencia, el entrenamiento propio de los Reconocedores lo enseña… - ¡Son clase A tipo 3!
- Lo se… - Dijo el secamente. – Pero, ¿Qué con ello?
No podía dar crédito de lo que escuchaba, “¿este tipo en verdad no entiende?”, pensaba recurrentemente en mi cabeza, le dije que me siguiera y nos acercamos a un manzano que estaba a algunos metros hacia el oeste, me subí al árbol y tome las manzanas más grandes que pude y al bajar le di una a Adal para que la sostuviera dándole la indicación de que no la mostrara, el sin dejar de mirarme con un rostro neutral que no parecía tener ni una sola emoción escondió la manzana en su chaqueta. Cuando lo hizo le dije que esperara y que observara; camine hacia delante donde se encontraba la manada de los clase A me senté a unos metros de ellos y extendí la mano ofreciendo la manzana y espere, fui ignorado por básicamente todos los clase A, hasta que de entre la multitud uno de ellos se acercó a mí, me rodeo mirándome, olfateo mi cabello y posteriormente olio la manzana hasta que le dio una mordida, cuando le dio la mordida me levante acaricie su cabeza y le di una mordida a la manzana también dejándole el resto al animal y por como último paso me subí en su espalda: “¡Te toca!, consigue transporte, jajaja” le grite muy emocionado, me baje de mi clase A e hice un sonido muy fuerte de la letra “i”, y ese animal se fue junto a los suyos.
- ¿Por qué lo dejaste ir? – Pregunto Adal.
- Deberías saberlo… Pero en fin, te lo explicare cuando obtengas a tu clase A. ¿Recuerdas los pasos?
El asintió con la cabeza y camino a unos metros de los clase A y mostro la manzana al igual que yo pero sin sentarse, yo solo me reí por dentro y lo deje hacerlo sin decirle algo. A los pocos minutos Adal estaba algo impaciente y me grito: “¿Por qué no se acercan?”, a lo que le respondí: “Me dijiste que recordabas los pasos, descúbrelo tú.”
Hizo una mueca con sus labios y después se sentó, pero los clase A lo ignoraron por completo, yo me estaba riendo a carcajadas desde atrás. “¿Qué estoy haciendo mal?”, me pregunto él. “¡Descubrelooooo!”, le dije poniendo énfasis en la palabra y claramente burlándome de él. Adal se levantó y camino hacia todos los clase A, y entre ellos les ofreció la manzana uno por uno pero ninguno lo miro siquiera, bueno casi ninguno… Hubo uno que lo estaba siguiendo con la mirada, y cuando Adal se dio cuenta de ello fue directo con él y le ofreció la manzana, el clase A la comió y yo empecé a reír mas fuerte, el confiado en su logro intento subirse a espalda del clase A pero este no se dejó, al contrario se movió rápidamente hacia el lado contrario de donde se encontraban todos.
- ¡Nadie querría acercarse a ti con esa cara! – Le grite a Adal.
- ¿Por qué me ofendes? – Respondió el, intranquilo.
- No es ofensa… - le conteste riéndome. – A lo que me refiero es que si quieres que un clase A confié en ti el primer paso no es la manzana, ese es el segundo. El primero es tu rostro y con esa cara inexpresiva que tienes, creo que mejor intenta domesticar a un clase E, a los A tienes que demostrarles que quieres estar con ellos, la manzana es solo para ver si ellos aceptan o te rechazan. El que acaba de comerse la tuya te acepto, pero tu rostro solo le demuestra que no te importa si está cerca o lejos, y ante eso el prefiere estar lejos.
Cuando le dije todo esto, Adal pareció entender luego comenzó a hacer algo completamente contrario a lo que le había explicado, mantuvo su rostro y en cambio comenzó a bailar de una forma muy extraña… Estaba levantando un montón de polvo y la manada de A, se incomodaron y se alejaron un poco, excepto dos. El que me acepto a mí y el que lo acepto a él, el que me acepto a mi vino conmigo y se echó a mi lado. “Esto cada vez se pone peor, ¿No crees?” le dije a mi clase A, a lo que solo me vio y después regreso la vista donde Adal con su bailecito.
Adal continuaba girando y revoloteando y poco tiempo después comenzó a cantar en un lenguaje que no conocía, el tipo A que lo había aceptado a él empezó a correr en círculos y a emitir sonidos que por curioso que parezca estaban completamente dentro del ritmo que Adal tenía, la cosa de ser extraña paso a ser algo muy extraño pero agradable a la vista. Adal detuvo su baile y se colocó de rodillas con la mano vacía extendiéndola hacia delante, el clase A estaba a su espalda y luego camino hacia la parte de adelante y poso su hocico en la palma de Adal, y esa fue la primera vez que lo vi sonreír: “¡Haz un sonido!” le grite desde atrás a lo que Adal chasqueo con la lengua.
- Ese sonido que acabas de hacer es para llamarlo. – Le empecé a decir. – No importa que tan lejos estés, él te escuchara es algo que caracteriza a esta especie en particular, son los únicos que poseen un nombre además de su clase se les conoce como los: “lee mentes” y que su clase no te engañe, son realmente feroces. Si deciden ayudarnos el clase E de antes no supondría un reto, pero son tan dóciles que no es común que peleen…
- ¿Por qué no trajimos el auto? – Pregunto el cuándo terminé de hablar.
- El auto está prohibido en zonas sin explorar y en zonas donde habitan clases F, ¿Puedes deducir por qué?
- ¿Los atrae? – Respondió el.
- Así es, de alguna forma los clase F son atraídos por nuestros autos, no sabemos que es lo que lo causa, pero se perdieron incontables vidas hasta que dimos con la causa, es por ello que encontrar a estos. – continúe diciendo dándole una palmada a los clase A. – Es algo que para un Reconocedor es más valioso que el oro mismo, bien. ¿Listo?
Adal asintió con la cabeza y volvimos a comenzar a caminar, aun había mucho terreno por cubrir…




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