Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

Lualuando con un lobo gris

Lúa.

Recibir la llamada de Marien diciendo que papá se había desmayado en el trabajo, hizo que se me parara la respiración por al menos tres segundos. No pensé en nada, lo único que quería era llegar al hospital y verlo. Dios, los malos pensamientos no abandonaron mi mente hasta que lo vi.

—Y Wilson— fue lindo que Fei trajera a Imri apoyado en su hombro, pero demonios, desde que este salió a hablar con su hermano, no ha parado de intentar congraciarse con mi papá. Hasta él se dio cuenta de las intenciones del hombre, nada más hay que ver como me mira entre líneas para que yo haga algo. —¿Sabe? Antes de dedicarme a la música, siempre me llamó la atención lo que hace.

—Ah, sí…— mi papá está en el hospital porque se desmayó, no por demencia —No suelo escuchar el tipo de música que haces, pero cada quien es bueno en lo que le gusta.

Traducción:

Él quiso decir que cada quien a lo suyo.

—Fei, ¿te gustaría dejarnos a solas?— pregunto con una sonrisa que él entiende bastante bien.

—Claro— camina hacia la puerta —Wilson, espero que salga pronto— señaló antes de irse.

—De todas las personas, no esperaba verlo— dijo papá en cuanto salió —¿Estás bien con él?

Oh, claro. No le he dicho que el tipo que jugó tanto con mis sentimientos, está viviendo conmigo y de no echarlo, piensa ser el niñero de los nietos de Ra.

Es bastante raro que esté compartiendo techo con mi actual novio y mi ex. Ni siquiera quiero decirlo, ¿qué supondría la gente?

¿Una relación abierta? Qué asco.

Con lo orgulloso que es el tipo, es obvio suponer que no le ha dicho nadie que ha estado viviendo con nosotros por semanas. Eso llora ante la presencia de Dios.

—Sí, es casi un extraño para mí— apunto a risillas.

Mejor no le digo nada, la mentira solo es mentira cuando la otra parte quiere saberlo.

—Eso me agrada— me acaricia el cabello con una sonrisa —Aunque me encantaría que fuera cierto.

¿Eh?

¡Es tan astuto! Siempre se da cuenta cuando le escondo algo.

—¿Qué cosa?— toso un poco.

—Teníamos varios días sin hablar— cambia el tema —Dime, ¿qué has hecho?

—No mucho— no comprendo por qué, de repente, me llegaron los recuerdos de lo que estaba pensando antes de irme para la universidad. Debería contarle, pero tengo miedo de cómo reaccione tras eso. No quiero que me mire decepcionado —Ya sabes, Lualuando por ahí.

—Entiendo— dibuja una pequeña sonrisa.

¿Qué clase de ejemplo le daré a Ra si no soy capaz de confesarle a mi papá lo que estoy haciendo? Los niños aprenden de lo que ven, lo que hago ahora, es lo que él me hará en el futuro.

¡Tengo que decirle, debo ser valiente!

—Oye, pa’ —le llamo tragando saliva. Los latidos de mi corazón corren a mil.

—¿Qué pasa?

—Pues, eh… Tengo algo que decirte— vamos, yo puedo. Soy una adulta responsable, capaz de dialogar sobre lo que quiere en su vida, ¡soy una adulta madura!

—¿Sucede algo?— se extraña arrugando la frente. Por la cara que tengo, es obvio que lo estoy asustando.

—Sí…

¡Yo puedo!

—¿El qué? Dime— insiste.

—Umm…— ¡no quiere salir de mi boca!, mis labios están sellados, ¡¿qué me está pasando?! —¡Imri es un lobo!— me levanto de golpe.

No puede ser que para mí sea más fácil decir eso, que lo otro. Ni modo, él sabe que lo quiero.

—Eh… ¿Qué?— pregunta confundido. Claro que lo está, cualquiera lo estaría —¿Es una especie de metáfora? ¿Me quieres decir algo en código?— se acomoda en la cama.

Oh, Dios. ¡Me está malinterpretando!

¡Im, te quiero mucho!

—Eso quisiera— me pongo las manos en la cintura —Él es un lobo, de esos que hacen «guau». Tenías que saberlo.

—Lúa, no te estoy entendiendo. ¿Es bueno o malo lo que estás diciendo?

—Depende de cómo lo veas— asiento caminando de espaldas sin quitarle la mirada de encima —Papi, no es una metáfora ni estoy hablando en códigos, mis palabras son ciertas— me detengo al apoyarme de la puerta, así que con una sonrisita incómoda, la abro y paso del otro lado —Te amo.

—Me asustas cuando actúas así— achica los ojos.

—¿Cómo estoy actuando? ¡No actúo nada raro!— despido cerrando la puerta despacio —¡Piensa en lo que te dije, no te sorprendas cuando te lo demuestre!

¡Ah!

Respiré más fuerte al salir de la habitación, me estaba muriendo allá dentro. Tengo la mano en mi pecho, no paro de respirar profundo un millón de veces.

¡¿Qué haré?!

No bastó con ser la hija de la que no puede presumir, también tengo que irle con la noticia de que la carrera que he estado estudiando por años, no me llena. Al menos papi tenía la ilusión de poder decir que yo era “algo” cuando me graduara. ¡Ahora ni eso!

Soy un maldito fracaso, maldita sea, ¡maldición!

De acuerdo, demasiadas maldiciones en una sola línea.

Solo tengo que respirar con calma, y ¡Ah! Imri me va a matar. Con lo tímido que es el hombre, me va a reclamar porque no le dije antes que le revelaría su secreto a mi papá. Lo conozco, habrá querido tiempo para prepararse y mentalizarse ante su lindo suegris.

No puedo creer que preferí decirle que mi amado novi-lobo no era humano, antes de confesarle que no sé qué rayos hacer con mi vida.

Quisiera dividirme en dos, y matar a la otra mitad que me da tanto problema y dilemas y crisis existenciales y-y ¡Todo!

No me quedaría siendo la mitad de linda, para algo existe la mitosis.

¿Para qué más si no fuera por eso? Hay que aplicarle la mitologistica a la vida para ser feliz.

—Hey— me saluda Imri. ¡Ahora lo único que quiero es un abasho!

Antes de que me asesine.

Ay, ¿por qué soy así?

—¿Ahora mismo te duele la herida?— le pregunto mirándole el hombro —No debiste venir así— abucheo sentándome al lado suyo —¿Qué tal si te hubieras lastimado?




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