Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

Presume un lobo II

Capítulo 10: Presume un lobo (segunda parte)

—¡Hasta que al fin llegaste!— saludo abrazándola. A pesar de que Pato tiene el cabello rojo al igual que Elaine, el tono de ambas es distinto. El de la última va tirando más a zanahoria y el de mi amiga es más oscuro y poco escandaloso. Ella vino con una blusa crema con hombros caídos y mangas largas, combinada con un pantalón jean celeste, con un roto en la rodilla. En los pies lleva unas zapatillas blancas.

—¿Viste la cancelada que nos dio Helena? ¡La voy a matar!

—Debe estar ocupada con Army y cosas de ese estilo— respondo mientras que ambos nos sentamos. Imri como que se está tardando con las bebidas.

—¿En serio lo crees?— arquea la ceja —Por favor, Lúa. Veo que estás perdiendo tu toque perceptivo, es obvio que ella está en algo que no tiene nada que ver con Army. Creo que anda con alguien— desvía la vista hacia Onil —Ah— sonríe. No puede ser, Pato vino, tiró la foto y se sentó, y ahora fue que se detuvo a ver quien es el que está conmigo. De haberlo notado antes, no habría lanzado ese comentario sobre Helenita —¡Hola!— mueve la mano a los lados —¿Te acuerdas de mí? Yo soy Patria, pero me puedes llamar Pato. Todos me llaman así.

—Sí, sé quién eres— dice cruzado de brazos —Rem no para de hablar de ti.

—¡¿En serio?!

—Pato esto, Pato aquello. En fin— se encoge de hombros.

—Ouh, qué adorable— da un aplauso. Me equivoqué al suponer que la amistad que tuvieron en la fiesta se quedaría allí, tengo que decirle sobre los lobos cuanto antes —Y oigan, ¿dónde está Im?

¿Im?

Pude integrar a Imri demasiado bien. No obstante, no debo de llevarme todo el crédito, tanto Pato como él hicieron buena liga cuando ella me lo emborrachó.

—Se fue a comprar las bebidas— me preocupa que se tarde tanto —Mejor voy a ver qué pasa, hace varios minutos que se fue.

—Me parece bien— me guiña el ojo acercándose más a mi cuñado que claro que lo notó. ¿Qué planea?

Es mejor ignorar su acción. Por ahora; cuando me refería a que un clavo aflojaba otro, no me refería a la señora Patria Abreu. Sí, ese es su apellido. Bien que le pegó el ojo en el cumpleaños de Ra y desistió cuando se enteró de que estaba casado.

Dios mío, ¿qué he hecho?

¡Noo!

Sin tener de otra, abandoné la mesa en busca de Imri. Me adentré por las personas locas que me encontraba por la pista, y evitando algún que otro empujón, caminé hacia la barra de bebidas. Allí no lo vi de inmediato, lo que me preocupó más, mi corazón volvió a latir con normalidad al distinguir su espalda a varios metros. Él está hablando con un hombre que no había visto antes. ¿Será un lobo?

—Imri— le llamo y él sonríe al verme, me rodea con su brazo mostrándome a su acompañante.

—Hey— me dice antes de continuar —Y ella es Lúa, mi novia— me presenta abrazándome más.

El hombre es un joven que aparenta ser de su edad. Su piel es morena, tiene el cabello negro y ondulado, corto y los ojos marrones oscuros. Posee un rostro rectangular, y una nariz romana; por más que rápidamente demuestre una buena apariencia, hay algo en sus ojos que denota cansancio, tal vez sea por las ojeras que intentó ocultar, o su postura un poco encogida.

Su ropa tampoco me dice mucho, una camisa negra desabotonada encima de una camiseta blanca. Tiene unos pantalones negros rasgados y unos tenis del mismo color.

—Hola— saluda dándome la mano y yo correspondo su gesto. Su apriete no es fuerte ni mucho menos firme, es tímido.

—Lúa, él es Emil y es un amigo que no veía desde hace muchísimo tiempo— por el rostro de Imri, se nota que es especial —Qué sorpresa más grande tuve cuando me lo encontré por estos lares. Sé que no me cree si le digo que hace un par de días estaba pensando en él.

—El destino nos volvió a topar.

—¡Sí!

¿Humano o lobo?

Hmm, sus gestos parecen propios de alguien de mi especie. El lenguaje corporal de los lobos es más antinatural para no llamarlo raro, lo dice alguien que lleva bastante interactuando con los lobos del bosque, habrá que ver los de ciudad porque a los papás de Fei los recuerdo bien normales.

—Como tengo tu número, esta vez seguiremos en contacto. Te escribiré para que nos pongamos al día en un sitio más acogedor— dice Imri —En serio me interesa saber qué ha sido de ti.

—Digo lo mismo— sonríe viendo para atrás —Bueno, que no nos demoremos mucho en vernos. Ahora tengo que irme, yo tampoco te quitaré tiempo.

—Que la pases bien.

En un movimiento de manos, ellos se despiden y Emil se va. —Es cierto que el mundo es un lugar muy pequeño— afirma Imri borrando su sonrisa —Me pregunto sí de verdad está bien.

—¿Quién era?

—Cuando me fui de la manada y empecé a trabajar con los humanos. Él fue el único amigo que tuve, gracias a Emil aprendí algunas cosas sobre ustedes. Le agradezco mucho.

—Entiendo— me alegra saber que Imri no estuvo solo en todo ese tiempo —¿Él es humano?

—Sí, y para decir verdad, no sé si sabe que yo no lo soy.

Con lo descuidado que era, comprendo eso.

—Me preocupé al ver que no volvías— le abrazo apoyando la frente en su hombro.

—Me distraje hablando con él. ¿Dejaste a Onil solo?

—Está con Pato.

—Ah, con Pato— ¿y ese tono? —No me gusta eso.

—¿Por qué?— me aparto unos centímetros. ¿Será por mis mismas razones?

—Sabes bien, a ella le encanta ir por el mundo emborrachando lobos— ni siquiera sabe que lo son —Cuando uno menos se da cuenta, nos hacemos de no sé cuántos vasos

—Entonces volvamos rápido— le doy un beso en los labios, para luego tomarlo de la mano y aproximarnos a la barra. No podemos regresar con las manos vacías.

Cuando buscaba a Imri no había tanta gente queriendo comprar, pero al regresar, nos vimos presos de una fila de todo el tamaño. Duramos alrededor de quince minutos formados hasta que pudimos hacernos de dos cajas de cerveza, ambas con tres unidades, lo que hizo el total de seis botellas. Esas tenían que ser suficiente para nosotros cuatro.




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