Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

Distancia directamente proporcional al amor

Capítulo 27: Distancia directamente proporcional al amor

—Guao, tu cuarto luce bastante diferente a la última vez que estuve aquí.

Tuve que inventar una metáfora para poder dar respuesta a las constantes preguntas de Pato sobre la manera en la que Avys y ese tipo se estaban hablando. La chica aceptó mi argumento de que ellos utilizan una especie de código para que los terceros no entiendan lo que quieren decir. Incluso le inventé que ellos se denominan «lobos» para desviar la atención.

En verdad, espero que lo que le dije haya sido suficiente, tengo el presentimiento de que no fue así.

Y bueno, después de culminar todos los enfrentamientos, me fui con los amigos de Pato a beber un poco, bailamos un rato y ya estamos aquí, en mi apartamento.

El grupo de Patica es bien caótico. Si no fuera porque la fiesta seguía en un lugar que desconocía, ahí estaría yo con ellos como si mañana se acabara el mundo. La chica vino conmigo, diciendo que ya estaba cansada.

—¿En serio?— le pregunto mientras ella se recuesta en la cama.

—Pasó de tener el estilo propio de una influencer al de una pseudo-juguetería— se burla tomando el peluche de Ra —Ah, qué lindo— y sigue riéndose acariciando el lobito de felpa.

Era tanta la prisa de irse, que mi lobito de verdad no se llevó a su lobito de mentira.

¡Se me aguan los ojos!

»Oye, ¿qué dije?— no bromeo, sí tengo los ojos aguados. Pato se sienta en la cama con las cejas en alto, le preocupó que sus palabras me hayan herido, cosa que es obvio que no es así.

—Tú, nada— me dejó caer al lado suyo en una posición bocabajo —Es que… extraño a mi bebé.

Le dije a Imri que no me molestaba que dejara al niño en el bosque, pero pensándolo bien, sí me entristece un poquito. Por un lado, entiendo lo esencial que es que se la pase en la vida silvestre, pero por el otro no puedo evitar sentirme así.

—¿Y por eso te pones así?— ay, que no le reste importancia a mis sentimientos maternales. Helena me entendería —¿Por qué no vas a buscarlo? ¿O le dices a Imri que te lo traiga?

—Las cosas no funcionan así— me volteo poniéndome frente a ella —Creo que si fuera su mamá biológica las cosas serían distintas, tal vez me tomarían en serio.

—¿A qué te refieres con que te tomarían en serio?— levanta la ceja —¿Acaso te tratan como la otra?— su tono cambió por uno molesto.

—No, de hecho ellos son muy lindos conmigo— que no se confunda, no tengo quejas de mi familia lobuna de manera personal, solo me molesta que se lleven a Ra sin preguntar —Sucede que a veces siento que no me toman en cuenta a la hora de tomar decisiones en torno a Ra.

—Eso es malo, si no le pones límites ahora, será peor— echa un suspiro —Debes reclamar tu posición como la mamá de la criatura.

¿Y cómo hacerlo con los alfas de una manada de lobos?

Cielos, si nada más se trataran de los abuelos del niño, la situación no tuviera tanto peso. Ya me los imagino acostumbrados a que nadie les dé un «no» como respuesta.

—Trataré de ser más firme— suspiro —Pato, no te he contado un par de cosas importantes.

—¿Qué cosas? Cuenta, cuenta— me encanta lo mucho que le entusiasma el chisme —Aprovechemos esta noche de chicas para ponernos al día.

—Uuh, ¿me vas a contar lo que te traes con ese Isael?— no estoy dispuesta a dejarlo pasar.

—¿De qué hablas?

—No te hagas la que no sabe, vi cómo lo mirabas— aseguro con una sonrisa pícara —Desde la manera en la que no soltaste el celular esperando su llegada, hasta cómo sonreíste cuando llegó; conozco tu expresión de chica enamorada.

—Está demasiado tarde como para que te pongas a soltar incongruencias— refunfuña haciendo su típico gesto que me confirma que tengo razón: fruncir los labios.

—Pato, no me mientas— gateo hacia ella jalándole las mejillas —Sabes que a mí no se me escapa nada, te gusta tu amigo.

—¡Ya te dije que no!— ¿por qué no lo acepta? Pato nunca había negado sentirse atraída hacia algún chico —¿Sabes qué? Me gusta tu cuñado.

¿Khé?

—Menuda manera de darle un giro al tema— la suelto con los ojos achicados.

—¿No me crees? Fue amor a primera vista— carcajea haciendo un arcoíris con las manos —¿Cómo no sentirme atraída ante menudo hombre? Estoy segura de que sintió lo mismo, porque de no ser así, no me hubiera invitado a salir.

Ese es un buen punto, ¿qué querrá el cuñis con mi Pato? La invitó a comer sin el más mínimo recato.

¿Y si…?

—¿En serio saldrás con él?

—¿Por qué no? Ya te dije que me gustó.

Pato no sabe lo que dice, ¡ella no está enterada de la moda que hay entre los lobos!

Aunque, Avys no tiene cara de eso. Como el «perfecto» que es, no debería unirse a la tendencia. Su perfección también debería involucrar lo moral.

—No me parece una buena idea— hago una mueca —No lo conozco lo suficiente, pese a que actuó muy lindo conmigo, no confío en él como para aceptar que tengan una cita.

—¿No es hermano de Rirí?

—Sí, pero tú eres mi Pato— la rodeo con mis brazos —Helena y tú son mis hermanitas.

—Ajá, sí. De todos modos saldré con él, quiero pizza.

Mi amiga, la más hambreada. ¡Nunca me escucha!

—¿Que no eres una mujer empoderada? ¡Las mujeres empoderadas no aceptan salir con alguien que conocieron un día a cambio de una pizza!

—Es que me gustan mucho, y es gratis— nada de lo que le diga la hará cambiar de opinión, Pato es imposible cuando toma una decisión.

—Tsh, ¿ya qué?— ruedo los ojos —Espero que solo sea por la pizza.

—Claro— se arropa con la sábana —Ahora cuéntame las cosas importantes que me dijiste. También, préstame una bata, porfa, tengo sueño.

—Sí, está bien— me levanto sacando una bata del armario, Pato es más delgada y bajita que yo, por lo que esta es la que mejor le encaja—Ahí tienes.

—Un momento— la toma viéndola con detenimiento —¿Esta bata no es mía?




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