Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

Conquista un deseo I

Capítulo 45: Conquista un deseo (primera parte)

¿Cómo describiría mi relación con Larimar?

Complicada.

La mujer me preocupa, y por más raro que me sienta al decirlo, la quiero. No obstante, también me desagrada.

La amo y la odio.

Bueno, odiar no es la palabra indicada; tampoco amar. Digamos que le tengo cariño, pero al mismo tiempo me parece más insoportable que una garrapata en la espalda.

Y lo peor de todo es que siempre ha sido así:

Eres molesta, ¿lo sabes, verdad?— le dije un día, aprovechando que Eveling se había ido con algunas lobas a ya no recuerdo qué cosa. —Mínimo, eres la novia en vez de yo. ¿Acaso te gusta o qué diablos, maldita intensa?

Eh... Ese era un Imri de diecisiete años, mejor ignorar mi mala actitud.

Créeme, si me gustara no fuera tu novia— respondió frívola —No me digas que te causo inseguridades, qué gracioso— se echó a reír —Eres un pequeño idiota. No te preocupes, tengo los ojos bien puestos en mi futuro esposo.

Ella se encontraba bocabajo en el césped, por lo que agitó los pies emocionada después de decir eso.

Nosotros nos tratábamos peor que ahora. Sin embargo, fijándome bien, de vez en cuando nos compartíamos cosas en medio de tanto insulto.

¿Ah, sí? ¿Y quién tiene tantos cojones como para acostarse contigo?— me encontraba de cuclillas al lado de ella. Estaba ahí para reclamarle porque no me dejaba tranquilo con Eveling, pero me llamó la atención su declaración.

—¿Por qué debería hablarte del futuro padre de mis hijos?

Es cierto, ¡no tienes por qué hablarme del señor imaginario!— me burlé a risas —Aunque con lo acosadora loca que eres, tal vez exista, pero no esté interesado en ti.

Repito: mejor ignorar al Imri de diecisiete.

Fíjate que sí lo está— se sentó rápida —H-Hasta lo hicimos y todo, quién sabe si ahora mismo esté embarazada.

¿Qué?— por alguna razón, más que sorprenderme, me preocupó lo que dijo.

Sí, me preocupó; detalle del que me doy cuenta ahora que lo estoy recordando. En ese momento lo sentí raro, pero no sabía por qué.

Deberás tratarme bien si no quieres sufrir las consecuencias. Dicen que se te cae el pelaje si eres un idiota con una embarazada.

—¿Entonces dejarás en paz a Evi de una vez por todas? Consíguete una vida.

—Tsh. ¿Cómo Eveling se pudo fijar en ti? ¡Ah! ¡Quisiera que se dejen!— se puso de pie —¡De estar embarazada, apuesto que me harías perder a mi bebé!

—¿Cómo puedes decir algo tan horrible? ¡Mucho cuidado si lo pierdes y me echas la culpa, lunática del demonio!

—¿Qué? ¿Perderlo?— pestañea un par de veces —¡¿Cómo puedes tan solo pensarlo?!

Ni siquiera sabes si estás embarazada, déjate de dramas.

—Espero que si tienes hijos con Eveling no se parezcan en nada a ti.

¿Qué está pasando?— uno de los lobos se acercó a nosotros. Él abrazó a Larimar por detrás, apoyando el mentón en su hombro —Oye, Imri. No seas malo con mi novia, ¿quieres?

Ese lobo se trataba de Enji, quien en el presente... está con mi hermana.

Sucedieron muchas cosas.

Con que eres la mencionada víctima— bromeé levantándome —Ay, qué horror.

Vete al diablo— me cortó Larimar —Enji es capaz de aventarse a la parte más profunda del río por mí, ¿verdad, mi amor?

¿Y por qué haría eso?

—¿Cómo qué «por qué»?

—No sé nadar.

—¿Qué? Pero si todos saben nadar— arrugó la frente —No juegues.

Me da miedo ahogarme.

—¿Y si yo me caigo?

Bueno. Si nos ponemos serios, hay más probabilidades de que sea yo el que se caiga, y tú me salves. Eres una nadadora experta.

—¿Y qué tal si me embarazo, y mi gran panza no me deja moverme?

—No me asustes, será mejor que te alejes del río— la abraza más fuerte —Promete que no te vas a acercar para allá, muero si te pasa algo, y más embarazada.

—¿Ves? Él me ama tanto que es capaz de morir si yo me muero— me dijo con una gran sonrisa.

Ajá...— rodé los ojos.

¿Y qué? ¿Cuándo te irás a chequear para ver si seremos papás?— a Enji le motivaba mucho la idea de tener hijos, igual que a ella.

¿Quieres que vaya ahora?

—Iré a resolver un asunto con Iasek y Fabio; vayamos cuando vuelva.

Oye, dile a Fabio que recuerde que quedamos en salir esta noche— le dije a Enji. A él le gustaba tanto estar con Iasek que olvidaba los pendientes que tenía con los demás —Ya hablé con Eveling y ella aceptó que tengamos la cita de parejas.

Tomando eso en cuenta, es de imaginar lo grande que fue el golpe cuando supo que Iasek, la persona que quería como un hermano, lo traicionó acostándose con su mujer.

Incluso le hicieron una prueba de ADN a las gemelas para descartar la posibilidad de que no fueran suyas.

Sí, está bien. Pero, hey— me apuntó con el dedo —No los quiero volver a escuchar peleando.

Ya, está bien. No vamos a pelear— lo tomó de las mejillas, dándole varios besos.

Larimar me resultaba molesta; demasiado. Pero de todos modos, admito que cambió mucho en estos últimos siete años, antes era más «linda» por así decirlo.

A mí me trataba de patadas, pero con otros se podía considerar «amorosa».

Ahora con nadie a excepción de Ra.

Muy bien— le correspondió dándole varios besos en la frente —Nos vemos.

Enji se fue, y Larimar regresó con Eveling. Ellas, junto a varias lobas, no paraban de hablar sobre los planes que tenían a futuro. La mayoría de ellos planteaban la idea de tener hijos.




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