Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

La persona que soy

Capítulo 48: La persona que soy

Antes de tomar el foco principal

Rem se fue sin siquiera despedirse, dejando a Pato en el ring de boxeo. El chico tenía mucho que analizar sobre cómo haría las cosas.

Avys echó un suspiro y también se retiró del sitio, aunque a diferencia de Rem, él se llegó a topar con la chica en el momento que entró al edificio.

Al ver que ninguno de nosotros llegaba, Pato empezó a buscarnos hasta encontrarse con Avys frente a frente. El hombre nada más quería salir del lugar, fumarse la caja completa de cigarrillos y ver de qué modo lidiaba con su hermano.

No estaba de humor para hablar con nadie, por lo que toparse con mi amiga no pudo parecerle menos oportuno.

—Amh, hola— le pareció extraño no verlo con ninguno de nosotros.

—Tú también aquí— echó un suspiro con las manos en los bolsillos —Dime algo, ¿de alguna casualidad eres amiga de mi hermano Rem?— le interesaba responder la duda de quien lo llevó a ese lugar.

O mejor dicho, determinar qué tan larga era mi lengua.

—Sí, somos amigos— contestó chocando la punta de su tenis contra el suelo. Ahora que Avys le agradaba, temía que su reciente amistad se tratara de algo efímero —Yo… Eh…— se aclaró la garganta —Rem me insistió para que lo trajera, quería verte pelear.

«Así que fuiste tú».

—Entiendo— ya no importaba —Adiós— dio media vuelta para irse.

—Espera— las palabras de Pato lo detuvieron. Ella se acercó a él jugueteando con los dedos, a la vez que el hombre permanecía dándole la espalda.

—¿Sí?— giró levemente la cabeza, viéndola a través del rabillo del ojo.

—Disculpa si te metí en problemas. Yo también he tenido secretos que no me encantaría que la gente supiera, y creo que este era el tuyo. Lo siento.

—¿Qué más da?

Tal y como lo había dicho antes, Avys no detendría a Rem porque esperaba que fuera el mismo chico que desistiera de su decisión. Ahora bien, si eso no sucedía, ya él comenzaba a prepararse para enfrentar la furia de su padre.

«Me pregunto qué pasaría si los demás alfas se enteran de que planeaba rediseñar los mapas. O peor, que buscaría asesinarlos si se metían en mi camino. ¿Papá… me haría daño? No, soy intocable. Aunque aceptara la recomendación de eliminarme, mamá se opondría. Es más, ¿qué estoy pensando? Papá tampoco estaría de acuerdo en primer lugar.

Será mejor que no me resista si el mocoso me traiciona. Tendré que aceptar cualquier castigo de parte de papá sin importar lo severo que sea. ¿Lo malo? El síndrome de abstinencia.

Hmm, no puede ser que Imri me haya comparado con Amrajeth. Un insulto me hubiera ofendido menos, ya veré cómo me arreglo con él».

Avys volvió a darle la espalda, caminando en dirección a la salida. Aunque, frenó cuando se encontraba a una distancia considerable.

—¿Conoces un lugar donde vendan caviar?— recordó haber escuchado a su mamá hablando de lo mucho que le interesaba probarlo.

—¿C-Caviar?— parpadeó varias veces —Amh, supongo que en algún restaurante del centro de la ciudad.

—Vayamos después de Año Nuevo. Comeremos y luego pediré eso para llevar— propone a lo que ella levanta la ceja —Me pediste disculpas por cooperar a que se descubriera mi secreto. Bueno, las aceptaré a cambio de que me acompañes.

«Es obvio que le gusto, ¿por qué otra razón me invitaría a salir de nuevo y más a un lugar así?».

Emh, sin comentarios.

—Bien, nos mantenemos en contacto.

Que quede claro que a mi Patico no le importaba en lo absoluto llevar a Rem al ring de boxeo hasta que salió con Avys y le cayó bien. Por esa razón, ahora le cargaba la consciencia haberlo afectado; le preocupaba ser odiada por un futuro amigo.

Ay, no me puede parecer menos sospechoso.

—Adiós— ni idea de qué piensa Avys sobre Pato. El hombre es un misterio para mí, es peor que la suegris si de guardar sus sentimientos se refiere.

Ahora ya, de vuelta a mi foco.

¿Qué puedo decir? Imri está al borde de un ataque.

Nos despedimos de Pato y regresamos a mi apartamento. Ahora mismo me encuentro en el sofá, mientras que mi lindo novio no deja de caminar de un lado a otro sin descanso. Ya ni sé qué hacer para distraerlo, nada más hay que ver cómo abre y cierra las narinas sin cesar.

—Imri…— oh, cielos.

Arissa se fue en cuanto llegamos. Ella dijo que tenía que volver con la alfa, aunque por alguna razón, siento que su partida se vio influenciada por el hecho de que mencionamos que Avys había regresado a su manada.

No son cosas mías, en serio la chica cambió de actitud desde que escuchó eso. Se puso rapidísima y prácticamente pasó de jugar con Ra, a dárselo a Imri y largarse.

«De seguro estará con la alfa, juju», escuché que susurró antes de irse.

—Oye, Lúa— se detiene mirándome con los ojos grandes —¿Eres muy amiga de Rem, verdad? Puedo ver lo mucho que te quiere.

—Umh, sí.

¿A qué quiere llegar?

—¿De alguna casualidad, podrías…? No, conozco lo frívolo que puede ser, ni siquiera tú podrás convencerlo para que se calle.

Qué bueno que cambió de opinión, porque me habría negado a participar en ello. Siento que Rem se siente apoyado por mí, por lo que intervenir en su decisión de delatar a su hermano, provocaría perder la confianza del chico.

—Imri, tranquilo— me coloco frente a él para ver si se detiene de una vez por todas. Me preocupa que le dé un ataque de ansiedad o algo parecido —Sé que tu hermano te preocupa, pero si Avys que es el principal afectado por sus decisiones se mostró indiferente al asunto, no hay nada que puedas hacer— le rodeo las mejillas —Solo respira profundo, vamos— cojo aire —Inhala; exhala— se lo soplo suavemente en el rostro.

—Es que…— aprieta los labios —¡¿Qué demonios le pasa?! ¡¿Por qué viene con esas ideas de repente?! ¡¿Está loco?!— palabras que pensó, pero no le dijo —«La manada del alfa Emre se apropiará de los territorios adyacentes a ella», ¡no pudo sonar más desquiciado!




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