Capítulo 51: Aun si estoy lejos, aun si no me escuchas; el vínculo irrompible que nos une, nos conducirá al mismo sitio. Allí te encontraré.
—Hmp— gimotea Imri mientras le vendo el brazo.
Ambos estamos solos en un espacio del bosque. Conseguí un kit de vendaje del sitio favorito de Rem. El chico, por una razón bastante obvia, posee bastantes materiales de curación.
Cada que aprieto el vendaje, Imri emite algún ruido adolorido y por favor, que no se haga el indefenso cuando sé que no le duele nada. Con solo ver cómo peleó con ese sujeto sin la menor de las dolencias, tuve suficiente.
—¿Por qué siempre te quejas cuando te sano?
La última vez que curé sus heridas fue cuando peleó con Onil; heridas que todavía tiene, solo que necesitan mucho esfuerzo para verse. Ese día, Imri regresó a mi apartamento varios días antes de los que había mencionado. Él nunca me ha dicho la razón por la que se fueron a los golpes (o mordidas en este caso), y ya a estas alturas de juego no me interesa.
La segunda herida la tiene en su hombro derecho. Sucedió cuando se puso en medio de uno de los lobos de Raviv y su papá. Imri tardó mucho en sanarse de eso, y ahora a penas es una cicatriz pequeña.
—¿Qué me quejo?— parpadea confundido. ¿En serio no se da cuenta o yo estoy molesta? —Umh, lo siento— baja las cejas —Lo siento por todo, por incomodarte y eso.
—Más que incomodarme, sentí otra cosa— termino haciéndole un nudo al vendaje para que no se desarme. Luego de eso, apoyo la espalda en el tronco de un árbol con los brazos cruzados. Imri está frente a mí —Confieso que me dio miedo verte atacando a ese hombre; tuve miedo de ti.
—¿Miedo...?— ese Imri no es uno al que esté acostumbrada. Lamento ocasionar que me mire así, totalmente perplejo por mis palabras, pero es la verdad —Lúa...— disminuye el tono de su voz.
—Además, me has estado dejando de lado en muchas cosas y siento que me has ocultado otras— desvío la mirada —No creo que lo de Larimar haya sido lo único.
Hay algo que tengo en mente y que no me deja en paz. Imri me ha hecho pensar así, y me duele que esa inseguridad sea una realidad y no una cosa mía y nada más.
»Imri, dime algo— cometí un error al querer hablar después de Año nuevo. No es como si el 2023 viniera a suavizar todo —Me diste a entender que no te incomodaba que no fuera capaz de decirte aquellas palabras, pero siento nuestra relación un poco distinta después de eso.
»Además, ¿por qué ese cambio tan repentino sobre la idea de platicar eso que querías conmigo en Nochebuena? Admito que al principio me sentí feliz cuando dijiste que ya no querías conversar del tema, pero fue un error.
»Solo... quiero hablar. Quiero que hablemos de todo en general, no quiero que nos sigamos ocultando cosas.
Cada quien ha ido por su lado y yo ya no lo soporto más. Nuestra relación no solo se basa en momentos divertidos, también tenemos que darle espacio a la seriedad, por más que a veces huya de ella.
—No tengo nada en contra de que te tomes tu tiempo para decirme que me amas, eso es lo primero— suspira —Al menos de mi parte, no siento nuestra relación distinta, solo que han pasado tantas cosas que no hemos tenido tiempo para lo nuestro. Eso es lo que creo— se acerca más; sentándose a mi lado para que el espacio entre ambos sea lo más reducido posible —Sobre lo de Nochebuena, ¿qué te digo?— baja la mirada —Quería hablar sobre un futuro en que tengamos más hijos, al menos es lo que siempre he querido. Si al final te dije que ya no hablemos del tema, es porque recordé algo:
»Hace años, Eveling y yo siempre tuvimos la ilusión de tener hijos. El punto es que antes de que se embarazara y naciera Ra, ella me había compartido no sentirse lista para ser madre. Por eso lo pospusimos, pero creo que no fue lo suficiente y que ella decidió tener a Ra al sentirse presionada por mí.
»Siempre he pensado en eso, y por esa razón no quiero que la historia se repita y tomes una decisión por hacerme feliz y no porque estés segura de ella.
—Ay, Imri— lo abrazo apoyando la cabeza sobre su hombro —Yo por ahora no es que quiera tener hijos. Mírame, tengo a Ra y a penas cumpliré veintidós en febrero. Por ahora me quiero concentrar en él, ya después no sé lo que traiga el futuro.
—El tiempo de ustedes es diferente al nuestro— como mi cabeza está encima de su hombro, él deja caer la suya sobre la mía —Está bien, te entiendo.
—¿Seguro?— no quiero que se ate a mí si su deseo es tener más cachorros. Además, ¿es posible embarazarme de una persona que no es humana? —Imri, tú tampoco tomes una decisión por hacerme feliz— le doy varios besos en la mejilla. Dije eso, pero me aterra pensar en que tome una decisión que al final no me guste. Conozco cómo terminan las parejas con una visión distinta a lo que quieren, qué miedo —Dime, ¿ya no te duele el brazo?
—Un poco, sí— se acomoda en mi regazo —Ese tipo casi me arrancaba el brazo— que tampoco exagere, yo vi cómo le hizo una herida bien superficial. De suerte tiene las marcas de sus colmillos, pero nada más; casi ni sangró.
—Imri, lo que pasó...
—Perdóname— él está acostado delante de mí. Su frente se encuentra apoyada en mi vientre —Perdón por asustarte.
—Si no intervenía, ¿ibas a ser capaz de romperle los huesos a ese tipo?
Me dijeron que nunca pregunte por cosas que no quiero saber, pero me interesa saber su respuesta.
—Mi hermano se arrodilló pidiendo disculpas, y ese tipo estuvo a punto de hacer el acto más deshonroso para un lobo: atacar a tu enemigo cuando se encuentra vulnerable— contesta molesto —Y no solo eso, insulta a mi madre. Si antes nunca lo hubiera permitido, menos ahora que sé cómo sucedieron las cosas entre los alfas y el puerco desgraciado de Azar.
—¿Y a qué te referiste con que eres de los lobos agresivos?— él lo dijo con bastante seguridad.
—Solo quería intimidarlos.
—Ujum— no le creo —Imri, eso no solo me sonó a una «táctica» de intimidación.