Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

La luna, y aquel lobo sin gracia

Capítulo 52: La luna, y aquel lobo sin gracia

Logré acercarme al alfa tal y como me lo propuse antes de venir a la manada. Ahora bien, que haya usado métodos poco convencionales para hacerlo son otros quinientos.

Como siga así, me podré acercar a él y rogarle, porque hasta de eso me atrevo, para que sea sincero con su familia y no esperar al último momento en que ellos se enteren por su cuenta. La razón por la que no me atrevo a ir con Emre y confesarle que sospecho fuertemente de él es porque lo conozco lo suficiente para saber que se cerrará por completo y me dirá:

«No me gusta que me cuestionen ni que se metan en mi vida, ñañaña».

—Vaya, ¡buen trabajo Lunita!— me elogia la alfa, contemplando el peinado que le hice al alfa con una sonrisa que, para ser sincera, me pone contenta.

Él vino a verla después de que terminara de tejerle el cabello. Ahora mismo está frente a su esposa, mientras que Ariangely le aprieta las mejillas. Las demás lobas están en lo suyo, se están preparando para el evento que ocurrirá en unas pocas horas.

Mi suegris está en ropa interior; lleva puesto un brasier sin aros, mientras que los pantis son de corte básico, de esos que cubren completamente la parte trasera. No creí que los lobos del bosque usaran prendas íntimas debajo de la ropa, aunque si lo pienso bien, Imri usa bóxer.

Siempre me ha parecido interesante el poco pudor que tienen, a la alfa no le importa pasearse por ahí en paños menores. Estoy casi segura de que solo tiene esa ropa por comodidad o estética y que le daría igual andar desnuda frente a todos.

Son lobos, personas iguales y al mismo tiempo, distintas a mí.

—¿Qué tienes planeado?— le pregunta Emre rodeándole la cintura con las manos. Me encanta verlos juntitos, ahora mismo se están abrazando y no podrían verse más lindos —Es extraño que todavía no estés lista. ¿Acaso… tienes algo en mente?— cuestiona levantando la ceja.

Se supone que debe ser malo desagradar a los alfas que vienen de visita, pero la sonrisa cómplice que tienen ambos me intriga. El alfa de verdad está interesado por saber lo que trama su mujer, detalle que no parece que le molesta.

—No, claro que no— juguetea frotando la punta de su nariz con la del suegris —¿Cómo crees, mi amor? ¡Haré mi mayor esfuerzo para cumplir una de mis tantas funciones como alfa!— entrelaza las manos alrededor de su cuello —Del uno al diez, ¿yo qué soy?

—Un millón— contesta besándole la frente.

—Un millón no es suficiente— abuchea con un pequeño puchero.

—Billón.

—No.

—Trillón.

—¿Tan poco?— se ríe.

¿Así me veo cuando estoy con Imri?

—¿Qué sigue después del trillón?— me mira y yo le hago señas detrás de la alfa —Un cuatrillón. Eres millones de trillones y todos los números del mundo— aww, está sonriendo.

¡Verlos así me hace mal!

—Eh, alfas— no pinto nada con ellos —Si no me necesitan, iré al centro— recuerdo que le había prometido a Lina que la peinaría.

Ni siquiera me escucharon. Ellos están metidos en su mundo de colores, la alfa no deja de besarle el rostro, mientras que Emre corresponde cada uno de sus besos con una sonrisa.

Abandoné ese lado del bosque en busca de Lina. Siento que tengo más atención de parte de ella que de mi bebé, quien ha permanecido todo este tiempo con Lala. Al cruzar, lo vi abrazado a ella muy sonriente, mientras que Larimar le acariciaba el cabello con una sonrisa igual de grande.

La ceremonia está por comenzar y a él no se le ve muy interesado en venir a mí para que lo cambie. Es más, ¿qué estoy diciendo? Yo siempre he sido la única interesada en que se vea como un mini galán de telenovelas, a Ra nada más le gusta andar de mordeloncito y mamiriego.

¿Cómo no sentirme celosa si esa mujer lo acapara por completo? ¡Está obsesionada!

¿E Imri dónde está? Ese es otro del que no tengo idea.

—¡Tía Luna!— alguien me abraza por detrás. Reconocería esa voz hasta el fin del mundo. La personita se trata de Lina, la cual vino con su hermana —¡Yo nada más quiero que me peines tú!— me vuelve a pedir tomando a su gemela de la mano —¿Podrías peinar a Lino también, por favor?

Lino no hace contacto visual conmigo. En su otra mano, la niña tiene una bolsa de gomitas y un cepillo para el cabello.

—Justo las estaba buscando— les sonrío dándole varias palmaditas en el cabello —Claro, las peinaré con gusto.

—¿Podrías comenzar con Lino?— hace que la pequeña dé un paso hacia adelante, empujándola por los hombros —Ella me dijo que también quiere que la peines.

Oh, ¿en serio?

—Por supuesto. Dime, pequeña, ¿cómo quieres que te peine?— se siente como si le estuviera hablando a la pared. Ella aprieta los labios y pone los ojos grandes, agarrando más fuerte la mano de Lina —Vamos, siéntete con confianza.

—Hmmp— gimotea escondiéndose detrás de Lina.

—Lino, vamos, dile a tía Luna lo que quieres— le habla su hermana —Ya no puedo hablar por ti. Papi se enojará si lo hago— y vuelve a obligarla a ponerse frente a mí —¡Habla!

—Tranquila— pongo la mano en el hombro de Lina para que se relaje —A ver, ¿quieres que te haga dos colitas? ¿O mejor un moño?

—Lino, di algo— la sacude —¡Lino!

Ay, no.

De repente, los ojos de la niña se llenan de lágrimas al mismo tiempo que su mentón comienza a tambalear. Ella, con las mejillas enrojecidas, se tapa el rostro sollozando.

—No, no llores— ¿Y ahora? Creerán que le estoy haciendo una maldad —No llores, cachorrita— no sé qué hacer.

—No es tu culpa, tía Luna— me dice Lina abrazando a su hermana —Pasa que Lino tiene problemas para hablar con los demás.

Y yo que juzgaba a Fabio diciendo que era mal padre, pero después de ver con lo que tiene que lidiar, lo respeto.

Tiene dos gemelas, una es obsesiva y la segunda tiene ansiedad social. No soy psicóloga para andar diagnosticando, pero eso se ve de lejos.

—Tía Luna, ¿no le dices a mi papi si hablo por mi hermana solo esta vez?— me pide poniendo ojos de cachorrita. Es tan tierna.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.