Capítulo 54: Algún día
El alfa ha de sentirse liberado luego de contarle su secreto a alguien tras haberlo ocultado por tanto tiempo.
Después de todo lo que le dije, en serio espero que recapacite y se sincere con su familia. Yo ya no puedo hacer nada, además de ofrecerle todo mi apoyo. Emre está pasando por un momento difícil, y que le insista por algo que él mismo debe decidir, podría resultar contraproducente.
Lo peor de todo es que deberé respetar cualquier decisión que tome por más mala que sea.
Solo espero que escoja la correcta.
Cambiando de tema por otro que tiene mucho que ver con este: ¡¿Cómo haré para ver a mi lobo lindo sin llorar?!
¡Soy bien transparente! Él siempre se da cuenta de cuando estoy triste, y no creo que ahora sea la excepción. ¿Cómo fingir que todo está bien cuando no lo está?
¡Estoy en medio de un colapso! Camino a través de los árboles con los ánimos en el suelo. Quiero regresar al centro de la manada y a la vez no. Tendré que simular la sonrisa más grande de todas, cosa que me atormenta.
Imagino a Emre teniendo que hacer lo mismo y se me parte el corazón.
—¿Umh?
¿Fei? ¿Pero qué demonios hace aquí?
Para sorpresa mía, me topé con él frente a frente al salir de los árboles y llegar al centro; en donde están la mayoría de lobos platicando, comiendo, entre otras cosas.
¿Pero qué lleva puesto? Además del par de líneas verticales de color carmesí que lleva pintadas en cada lado de su rostro; viste un abrigo blanco de una textura similar a los de aquí, pero más angosto y largo, quedándole a unos centímetros más abajo de la cintura.
Fei no viste camiseta, sino que su torso está desnudo. De pantalones, tiene unos blancos y de tela. No usa zapatos y claramente se hizo pedicura.
—Ay, no. Miré el abismo y este me devolvió la mirada.
¿Qué?
—¿Tú qué haces aquí?— lo que me faltaba para terminar la noche —¿Y por qué andas disfrazado?
No caben dos huma-lobos en la misma manada.
—No es un disfraz— mira a ambos lados con cierta preocupación —Tu pregunta me ofende.
¿Qué le pasa? No deja de estar pendiente de otra cosa.
—¿Y bien? ¿Qué te trae por aquí?
—Lo siento, cariño. Pero por mi propio bienestar, debo alejarme de ti lo mejor que pueda— no entiendo —Algo que he aprendido como el lobato que soy, es que no se debe subestimar la amenaza de un lobo.
¿Cómo que la amenaza de un lobo?
—Hey, hey— impido que se vaya poniéndome delante de sus narices. Es obvio que no lo dejaría ir en paz después de lo que ha dicho —¿De qué hablas?
—A ver, vine por petición de Larimar, quien a su vez fue obligada por sus alfas— suspira —¿Qué tal? Ya no eres la única humana aquí. ¿Te molesta?
Ahora mismo es lo que menos me importa.
—Creí que lo de Larimar y tú se trataba de unos simples acostones y ya, pero veo que hasta te presentará con su familia.
Espera un segundo. Ella me dijo que tuvo un aborto hace poco y recuerdo que hace unos días, él publicó una storie con dos emojis inusuales: un bebé al lado de un corazón roto.
¡Oh!
»Escucha, puede que mi relación con Larimar no sea la mejor, pero te conozco muy bien para advertirte lo siguiente: no juegues con ella— me di cuenta de lo vulnerable que puede ser —Una relación seria es demasiado para ti. No lo eches a perder.
—¿Demasiado para mí?— arquea la ceja —Dime algo, ¿de alguna casualidad le has estado hablando mal de mí?
Ni siquiera tenía idea de que seguían viéndose.
—Por supuesto que no. A penas me entero de que continúan juntos.
¿Por qué me mira con sospecha?
—Aun siendo del norte, me estoy exponiendo a una manada de lobos que desconozco. ¿Sabes lo grande que es la posibilidad de que me asesinen o usen de rehén?— y ahora está indignado —Y todavía dices que estoy jugando con ella. Larimar es la que lo está haciendo conmigo.
Sabrá Dios en lo que anden esos dos. Mejor no meterme en cosas que no me incumben, demasiados problemas tengo.
—¿Y bien? ¿Cómo es eso de que fuiste amenazado por un lobo?— que no sea lo que estoy pensando —No te dejaré escapar hasta que lo expliques.
—¿Por qué mejor no vas y le preguntas a tu novio?
—¿De qué estás hablando?
—Oh, cierto. Verdad que ustedes no están tan bien como hacen creer y se guardan su par de cositas
¿Pero cuál es su problema? Nosotros no hacemos creer nada.
Si es cierto que supuestamente Imri lo amenazó, fue porque algo hizo. Él no es de los que van por el mundo amenazando a la gente porque sí.
—¿Qué le hiciste?— ni siquiera sé por qué le pregunto. No le creeré nada en primer lugar.
—¿Qué yo le hice?— se apunta con el pulgar —Es increíble— lanza una risotada —No he hecho nada, soy inocente. No es mi culpa que no le transmitas la confianza suficiente a tu novio como para que se sienta inseguro de mí.
¿Pero qué diablos?
—¿Buscas enojarme?— cuestiono cruzando los brazos.
—Solo decía. No te enojes por una suposición— le resta importancia —Escucha, no estoy aquí como el Fei que conoces, sino como un integrante de una manada que estos lobos odian bastante, por lo que no me puedo dar el lujo de no estar bajo perfil— me hace a un lado, empujándome por los hombros —Ya lo sabes, tu novio no me quiere cerca de ti y la verdad es que por mi bien, yo tampoco quiero estarlo. No me acoses, ¿quieres?
Hoy está más grosero que de costumbre.
—Tsh— le doy la espalda para reanudar mi camino. No debí perder mi tiempo hablando con él.
Dizque Imri sintiéndose inseguro. Por favor, es Imri. No tiene nada que envidiarle.
Mientras que mi lobo lindo es un completo diez, él es el número pi.
—Por cierto— me dice encontrándome a unos pasos de distancia —Espero que él no haya sido el que te hizo llorar.
No, él no fue.
—De haberlo hecho, habría sido de felicidad— levanto el pulgar.
Tendré que retocarme el maquillaje si es que no quiero que Imri se dé cuenta. Lo malo es que dejé mis cosas en uno de los sitios para dormir.