Capítulo 58: Al margen
La pasadía en la manada nos ha salido cara. Primero hieren a Imri y ahora me lastiman a mí, y peor, la persona responsable fue la alfa.
Imri se enojó conmigo por haberme entrometido entre Rem y su mamá, ¿pero qué quería que hiciera? ¿Que me quedara de brazos cruzados mientras que Ariangely acababa con el chico?
Aunque no creí que me mordiera. Me duele como nunca. Nunca había tenido una cicatriz, por lo que esta se convirtió en la primera marca que tengo.
«¿Cuánto faltará para que te des cuenta de que te equivocas?».
Tsh. De nada sirve que me disculpe si él me echará en cara mis errores. Imri puede ser bastante chocante cuando se enoja, ni siquiera sé por qué me sorprendo.
Entiendo que esté preocupado, pero eso no le da derecho a tratarme así. Yo fui la única responsable de mi decisión, y aunque el brazo me duela, no me arrepiento. Sé que Rem hubiera hecho lo mismo por mí.
Y hablando de él, ¿por qué lo hizo? Se suponía que iba a cambiar para demostrarle a todos que era capaz de estar sin Onil, pero terminó haciendo falsas promesas al respecto.
Que no crea, también estoy molesta con él. ¡No comprendo su manera de actuar!
—¡Mama, malapasa!— Ra señala el insecto. El niño se encuentra a una distancia prudente, a la vez que yo camino detrás de él.
Quise ir a molestar a Fabio, pero me dijeron que estaba con unos amigos. Él pasa tanto tiempo con Imri que se me olvida que tiene sus propias personas con quienes estar.
Oh, cielos. Debería hacer lobi-amigas. No puede ser que me quede sola cuando las pocas personas que conozco están en lo suyo. En momentos como este, iría con la alfa, pero ella me mordió, así que no es como que quisiera hablar por ahora.
—¡Ra, no te alejes mucho!— se está emocionando —¡Ya basta! ¡Quédate ahí!— corro a su dirección.
Me pregunto qué estará haciendo Emre. ¿Él sabrá que Rem se peleó? Según tengo entendido, el suegris ya no desaparecerá como antes.
»¡Oye!— me pongo de cuclillas, agarrando al niño con mi brazo bueno. De no hacerlo, se habría ido corriendo —¿Qué te dije?
—¡Malapasa, mami!— insiste con querer perseguirla.
—¿Y qué pasará si te pierdes y te termina encontrando una chica hermosa?
¡Yo pasaría a convertirme en Larimar!
—Ih…— y ahora va a llorar —¡Malapasa!— la señala moviendo el dedito una y otra vez.
—No es bueno que nos alejemos demasiado del centro de la manada. Imagina que ambos nos terminemos perdiendo. Imri no te encontró la primera vez.
Aunque por palabras del hombre, no lo hizo de inmediato porque yo saqué al niño del bosque. Por esa razón fue que se tardó más en dar con él.
—¡Suéltame!— una voz familiar se escuchó a unos centímetros de donde nos encontramos.
Rápidamente, cargué a Ra con mi brazo sobreviviente y me dirigí hacia el origen de la voz. Si no me equivoco, la misma le pertenece a Cristal.
—¡¿Quién te dijo que te podías marchar?!
Me adentré por los árboles hasta que me detuve en medio de unos arbustos. Ahí está Cristal junto al rábano desgraciado. Él la sujeta del brazo, mientras que la chica hace un montón de movimientos bruscos para que la deje ir; cosa que se niega a hacer.
»¿Qué? ¿Ya te mueres por regresar con tu noviecito?
—¡Estás mal si quieres que me aleje de alguien que llevo conociendo toda la vida solo porque a ti no te parece! ¡No somos novios, es un hermano para mí y yo no lo voy a dejar solo porque así lo quieras!
»Esto que cargo son tus hijos, pero yo no soy nada tuyo. ¡Deja de querer decidir por mí!
Oh, cielos. La cara del hombre grita «peligro» en todo su esplendor. Así que, dejé a Ra en el suelo e ignorando la mirada fulminante de Rábano, caminé hacia ellos procurando separarlos.
—Creí escucharla decir que la sueltes— yo no me pienso quedar atrás. Alguien como yo, que no es muy fuerte físicamente, tiene un arma a su favor: sé hacerme notar con la mirada —Si me disculpas— alejo sus garras del brazo de mi cuñada, y no lo estoy diciendo de manera metafórica, dizque para que suene dramático y eso. Él de verdad tiene las garras fuera —Perdona si me meto donde no me llaman, pero, hasta donde sé, el alfa en cuestión… o mejor dicho, el ex alfa, no tenía permitido estar contigo sin supervisión— mi mirada recae en Cristal en todo momento.
Quiero que se percate de la «indiferencia» que me hace sentir. Lo desprecio bastante. Por culpa suya, mi Imri terminó lastimado, y ni hablar de la paliza que le dio a Rem. Es más, él ha contribuido indirectamente con muchas cosas que han pasado.
—¿Se puede saber quién eres?— pregunta serio —¿Qué hace una humana por aquí? ¿Ahora ustedes interactúan con ellos?— le habla a Cristal, pero ella solo desvía la mirada.
—¡Mami!— Ra corre a mi dirección.
El niño salta un par de veces como indicativo de que lo cargue, cosa que hago manteniendo mi postura firme por más que me duela la espalda. No le pienso demostrar ninguna debilidad de mi parte.
—¿Mami?— levanta la ceja —Oh, ya sé quién eres. Me habían dicho que Imri se había metido con una humana; tú eres esa humana.
—¿Acaso importa?— tomo el brazo de Cristal —¿Así es como tratas a la futura madre de tus hijos?— la chica tiene la zona del antebrazo enrojecida. Es un bruto disfrazado de diplomático.
—Esto es entre ella y yo, no es de tu incumbencia.
—Te aconsejo que tengas mucho cuidado, Raviv— estoy tan acostumbrada a llamarlo «Rábano» desde que lo conozco, que al ser la primera vez que lo llamo por su nombre, lo hice con cierta fuerza —Como bien pudiste ver cuando todos se enteraron de lo tuyo con mi cuñada, ella no está sola. El mismo Imri no dudaría un segundo en acabarte si se entera de esto.
—Oye— Cristal me agarra el brazo. Su acción es suficiente para entender que no quiere que diga nada.
—Jum— lanza un resoplido —No me interesa discutir cosas de mi vida personal con una completa extraña.