Ahora tengo una familia lobuna, ¿qué será lo siguiente?

Todo por ti

Capítulo 64: Todo por ti

Imri.

Días antes

—¡Oye! ¡¿Dónde está Lúa?!— le pregunto a Larimar tras verla con Ra.

Esperaba hablar con ella después de que amaneciera para arreglar las cosas. Quería insistirle en que no sabía de la decisión de la alfa y que, a pesar de que le pedía tiempo, no tenía la intención de terminar nuestra relación.

Sin embargo, todo lo que había planeado se fue a la basura cuando no la encontré en ningún sitio.

—Se largó hace rato con Fei— contesta acostada en el suelo. Ra anda por los alrededores —Imaginó que se horrorizó ante la idea de quedarse atrapada aquí.

—¿Cómo que se fue con Fei?— era lo único que me faltaba —¿Por qué esperaste a que te preguntara?

—¿Y por qué no lo haría?— arquea la ceja —No creas que se me olvidó que por tu culpa la alfa se enteró de mis asuntos.

—Oh, claro. Por mi culpa, la alfa supo de la locura que ibas a hacer con un tipo que hasta hace poco tenías de primero en tu lista de odiados— tengo demasiadas cosas encima como para prestarle atención a sus reclamos —Yo, en tu lugar, jamás estaría con una persona que todavía sigue enamorada de otra.

—Lástima que tu mujercita no siguiera ese consejo— responde sentándose.

—¿A qué te refieres?

—¿Me vas a decir que cuando iniciaste tu relación con ella, no seguías pensando en Eveling?

El punto es saber desde cuándo Larimar cree que estamos juntos. Porque sí, amaba a Eveling cuando conocí a Lúa y decidimos tener una relación falsa ante nuestros conocidos, pero la cosa es distinta si hablamos de cuando lo nuestro fue en serio.

—¿Pero qué tenemos aquí?— la mujer duda de su noviecito. Por algo cuestiona el grado de cariño que tenía hacia Lúa —Con esto me lo dices todo— sabrá Dios de lo que estén hablando justo en estos momentos.

—Dime algo y espero que seas sincero. ¿Si Eveling siguiera con vida, te habrías fijado en Lúa?— se pone de pie —O peor, ¿dejarías a Lúa si ella resucitara?

Entiendo el punto al que quiere llegar, pero mi respuesta no es la que espera:

No, de hecho, no dejaría a Lúa.

Amaba a Eveling con todo mi ser, pero ahora y después de dos años, le he abierto mi corazón a otra persona. Sigo teniéndole cariño, siempre habrá un lugar para ella, pero sería un hipócrita si dijera que la escogería en el caso hipotético de que vuelva.

Muchos opinarían que no la amaba tanto, pero solo yo sé lo que sentí cuando la perdí.

—Lúa es mi presente. Solo te diré eso— no es necesario abundar demasiado en algo que una persona como ella no entendería.

Larimar está aferrada al pasado, impidiéndole visualizar el futuro o vivir el presente.

»No estés con alguien esperando a que olvide a otra persona— eso fue lo que me dio a entender.

—No hables de lo que no sabes— frunce el ceño —No la vi bien mientras se iba, pero de algo estoy segura y es de la expresión que tenía. Por un momento pensé que fuiste tú el que la echó. ¿Qué amor es ese que haces llorar al que te importa?

—No me jodas— será mejor que me vaya y la llame. Si no es muy tarde, tal vez pueda convencerla de que vuelva. No puedo dejar las cosas así.

Iba de camino a un lugar con mejor conexión cuando me detuve al meter la mano en el bolsillo de mi pantalón.

—¿Pero qué…?

No está.

Revisé ambos bolsillos, incluso el interior de mi pantalón y debajo de la camiseta, pero simplemente no está.

¡¿Y mi celular?!

No lo he usado en lo que va del día. Recuerdo que antes de que Lúa regresara de su rato con los alfas, lo tenía en la mano. Después de ahí no recuerdo si lo saqué… Supongo que no.

¡¿Pero entonces dónde está?! ¿Y si se me cayó?

—¡Hey!— tomo el brazo de Anya —Oye, ¿de alguna casualidad has visto un celular por ahí? Es negro, y como de este tamaño…– hago la seña con las manos.

—Hmm, no. Para nada— niega con la cabeza —¿Cuándo fue la última vez que lo viste?

—No estoy seguro— suspiro —Por favor, avísame si lo ves. Es fácil saber que me pertenece, después de todo tiene una foto de Ra como fondo de pantalla.

Le dije lo mismo a todos los lobos que tuve delante. Nadie lo ha visto.

Caminé por todos los lugares que recorrí la noche anterior, y en ninguno había pistas de dónde podría estar mi celular. No entiendo cómo pude extraviarlo, juro que lo tenía en el bolsillo.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?— veo a Ezra de lejos. Él está charlando con Avys, quien está sentado en la sombra de un árbol.

Según escuché de Onil, papá le cambió el castigo en cuanto despertó. El mismo se daría a conocer a medio día, por lo que por lo pronto, mi hermano no se podría mover del sitio hasta que eso pase.

Ezra tiene una cajetilla en la mano izquierda, mientras que con la otra sostiene un cigarrillo encendido.

»Oh, ¿quieres esto?— se pone de cuclillas. Él sacude la caja, dándole una calada al cigarrillo para luego aventarle todo el humo en el rostro.

—Como sigas burlándote de mí, juro que habrá consecuencias— susurra Avys con una expresión seria. No sé en que consista su castigo, pero asumo que es igual de grave que el anterior.

—Por tu culpa estoy atrapado, maldita rata miserable. ¿Tienes idea de cuánto dinero he perdido?— se acerca más a él, mientras que yo camino hacia su dirección —Me prometiste algo, pero terminaste decepcionándome. Al final no eres tan listo como pensé.

—Disculpen— interrumpo la escena. No me interesa saber de lo que hablan, ya todo acabó de todas formas —¿De alguna casualidad, han visto un celular por estos alrededores? Es negro y tiene a mi hijo como fondo de pantalla— miro a Ezra —¿Tú conoces a Ra? No lo recuerdo.

—Es fácil distinguirlo. Es de los pocos mechas-grises.

—Ya veo. Entonces, ¿lo han visto?

—En lo absoluto— contesta Avys.

—Hmm, creo que recordaría haber visto un celular tirado en algún sitio— responde Ezra —No, no lo he visto. Hablando de eso…— ve a mi hermano —¿Tienes celular, no? Quiero que me lo prestes para realizar unas llamadas.




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