Ahris | Constelaciones Perdidas

°• Capítulo 08 •°

Bajé a comer, un tanto mareada después de despertar. Mamá me sonrió cuando llegué, regaba uno de los dos grandes arbustos junto a las puertas. Papá me preguntó si ya me sentía mejor, asentí en respuesta con media sonrisa. Pero sabía que ahora debíamos hablar.

—Fhrewiz, ayúdame a cocinar. Ahora está despierta, así que podemos comer juntos. Areia, tú deberías revisar tu tableta. La apagué para que no sonara y te dejara descansar, pero hay cithlreanitos preocupados por ti. Solo… no revises las noticias, ¿sí? No por hoy.

Considerando que ya había pasado un día y medio del inicio del Cortejo Real, las noticias y comentarios debían sumar sobre el tema.

—No importa, no revisaré. —Mamá sonrió.

Volví a mi habitación.

—Debe hacerse el chequeo diario, Pléyade Areia.

Volví a desaparecer. Una cosa era no haber revisado la biblioteca a fondo, pero otra muy distinta era llevarme un susto y activar mi habilidad sin querer. Tenía que controlarlo de una vez por todas.

Puse mi dedo, sentí el pinchazo de siempre y envié la información a papá. Bien, como habían sido los últimos informes de todos los años.

Me acerqué a la repisa de mi habitación donde se cargaba mi tableta. Apreté la pantalla y cuando se encendió vi la cantidad de mensajes que tenía para alguien que no suele tener demasiados.

Le respondí a mis abuelos sobre mi salud, ninguno tocó el tema de Ahren y yo tampoco quería. Pasé a los de Zhartek y Nether, ellos si me tenían las preguntas que esperaba y, por último, un mensaje de un contacto no registrado.

Si era de Zay…, podía haberme escrito para reclamarme por su rango o por haberle arruinado la vida; cualquiera sería doloroso. Los nervios me hicieron latir el corazón deprisa.

Apreté aquella notificación y de inmediato me llevó a una sección de mensajes.

Arriba se leía: “Contacto no guardado. Se ha identificado como «Zay». ¿Desea continuar con la conversación?”

Cualquiera fuese el mensaje, debía responderle. Aunque la culpa me molestaba, actuó como nadie y trató de salvarme. Se lo debía.

Apareció un mensaje avisándome de que podría denunciar si la identificación era falsa, cosa grave en Cithlre, pero lo removí de la pantalla para ver qué había escrito él.

> Ari, soy Zay. Aunque lo sabes debido

a la identificación así que es tonto repetírtelo, ¿no?

> Solo quería decirte que no pasó nada,

así que puedes estar tranquila.

Mentiroso.

¿Por qué no me decía que le habían rebajado a Rango Cinco? Seguro su familia se había enfadado con él y había tenido problemas en su trabajo por mi culpa, trabajaba directamente con la realeza. Papá no había mencionado nada sobre su puesto de Conocedor como tal, pero ¿qué pasaba si lo habían despedido?

Después del golpe y el menosprecio por parte de Ahren, era lo último que él se merecía.

Seguía actuando de esa manera, como si enfrentarse a un príncipe y bajar de rango fueran nada. Ni siquiera sabía qué responderle, me había visto al borde de las lágrimas cuando lo lanzaron al piso y todo por mi culpa.

Yo estaba atada a Ahren de una forma terrible y si él intentaba ayudarme, seríamos una dupla horrible.

> Hola, Zay. Perdón por no responderte, tuve un

problema de salud, aunque no es nada grave.

> Estrellas, ni siquiera sé cómo continuar.

> Lo que él hizo fue horrible y no te lo merecías,

solo quiero disculparme por todo lo

que has pasado por mi culpa.

> Y agradecerte.

> A este punto jamás dejaré de hacerlo.

> Pero me alegra saber que no me odias…

Intenté calmar mi respiración. ¿Lo había hecho bien?

Ahora solo quedaba esperar su respuesta. Claro, si él quería responderme. Me negué a pensar en la razón de porqué me preocupaba tanto, tenía que empezar a soltarlo de una u otra forma.

Salí de su sección de mensajes, aún nerviosa.

Pasé a revisar los de Nether y Zhartek. No tenía ni idea de qué o cómo contestarles. La Central Informática tenía mensajes que no podían escribirse o enviaban alertas y hablar mal de un príncipe o del Cortejo seguro resultaba en una.

A veces deseaba que mi padre mandara a interceptar mi tableta como la de él, pero sabía que era mucho trabajo y que no era tan cuidadosa como él para todo, lo que podría acabar muy mal.

No quise decir mucho por mensaje, pero necesitaba contárselos; si no podía desahogarme con ellos, jamás lo sacaría de mí. “Es mucho que contar, ¿podríamos reunirnos?”

Era difícil. Nether trabajaba en la sección de robótica que consumía casi todo su día; Zhartek tenía horarios fijos, aunque variantes sobre el día; y yo con viajes dependiendo de papá o días donde debía estudiar para dar mis exámenes, así que no siempre podía dar algo por hecho.




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