Me limpié las lágrimas que quedaban y tomé un respiro hondo antes de sacarme los zapatos y acomodar las mantas de la cama. La tableta junto a mí era la misma en aspecto, pero ahora estaba mucho más segura con ella. A pesar de eso, no tenía ganas de revisar ni siquiera si tenía mensajes amistosos.
Con la luz apagada, me refugié en la cama y me atreví a prender la pantalla. No se veían mensajes, pero conociendo a mis amigos y familia, seguro estaban ocultos y, una vez abriera la sección de mensajes, los vería allí. Como también podría encontrar mensajes de Zay.
—Areia, eres una horrible cithlreana, un horrible ser —me susurré, apartando la tableta de mis manos con cobardía y forzándome a cerrar los ojos sobre la almohada.
Pero al pasar un cuarto de luna con todo el remordimiento dentro de mí, me puse a revisar todo lo que me habían enviado.
Zhartek se había enterado por los otros guardias de lo sucedido hoy y me pedía comunicarme con él en cuanto viera el mensaje, lo de Nether era similar. Había incluso algunos mensajes de cithlreanos con los que habría interactuado una o dos veces, interesados en mí tan pronto como el Príncipe querido y desagradable de la Cuarta Región había puesto una corona en mi cabeza.
Pero, aunque me encontré a mí misma bajando para encontrar la sección de Zay, no la encontré. Se había ido. O quizás él había salido al ver lo malagradecida que fui incluso después de que se humillara frente a Ahren, de que me prometiera salvarme.
Mi estomago dio un vuelco, era una cithlreana terrible, pero así tenía que ser. Si él estaba lejos de mí, estaría a salvo.
O lo habían...
Me senté en la cama. No era posible, si él había dicho eso era porque tenía una forma para ocultar los mensajes, ¿no? Pero..., pero Ahren...
Tragué saliva, sintiendo más lágrimas salir.
Me apresuré a buscar su contacto en la base general, contuve la respiración, seguía allí. No lo habían eliminado como si jamás hubiese existido, pero no pude contenerme: apreté para poder hablarle. Ahora que sus mensajes habían desaparecido, tendría que ser yo quien le escribiera para que le llegase la notificación. Podría negarse y eso sería suficiente para saber que seguía con vida.
Con el corazón en mis oídos, me quedé pensando en qué decirle, decidí usar un punto básico y lo envié.
No era tan tarde, me mordisqueé la uña.
Después de todo te crees con el derecho de molestarlo, lo hundes contigo. Si muere —si murió— sabes que va a ser culpa tuya. Tú eres la culpable.
Después de todo era tan egoísta. Un ser horrible.
No despegué los ojos de la pantalla, sintiendo más lágrimas salir.
> ¿Ari? ¿pasó algo?
> Me enteré de que tuviste una reunión
con Ahren hoy, ¿te hizo algo?
Sonreí dejando escapar un par de hipidos, enjugándome los ojos para poder ver mejor. Era una idiota. Ni siquiera podría decirle que estaba aterrada al pensar en que lo habían matado.
> Lo siento, sé que es tarde y que no te
respondí los otros mensajes...
> Pero necesitaba asegurarme de que Ahren
no te había hecho nada.
> ¿Te amenazó con hacerme daño?
> Tengo bastantes insultos que decir en
estos momentos, pero los dejaré de lado.
> ¿Cómo te encuentras tú?
> Zay, realmente no deberías preocuparte
tanto por mí...
Aún en estos momentos, seguía siendo el chico que había conocido en el Zoológico Lunar.
> ¿Te molesta si te llamo?
Se me encendió el rostro. Encendí las luces y me acomodé el cabello, sacándome hasta la última lágrima azul. Ni siquiera estaba pensando mientras me miraba al espejo, no era correcto.
No lo era.
Pero...
> Zay, no quiero hacerte más problemas.
En ese mismo momento vi la notificación de llamada. Galaxias. Tragué saliva, no debería, ya había hecho demasiados problemas, pero también tenía tantas ganas de volver a ver su rostro.
Mi dedo tembló al colocarlo en la casilla. Oculta entre mi voluminoso cabello blanco, lo vi aparecer del otro lado. Y me odié porque no pude evitar llorar y sonreír al verlo sano y salvo, no le había pasado nada.
—¿Ari? —Ladeó la cabeza, riendo con ternura al verme ocultar media cabeza entre mis piernas. Debía parecerle una niña tonta.
—Lo siento —susurré, tratando de hacer que mi voz sonara estable—, siempre te hago problemas. Ni siquiera me había enterado del video y Ahren...
—Vamos, Ari. Ya te dije que nada de eso me importaba.
Lo escuché suspirar y observar atentamente algo que estaba por detrás de la pantalla, algo que lo hizo negar divertido.
—Mi hermanita te quiere saludar —Me encontré con sus ojos en un brillante dorado, el mismo color que teñían sus mejillas bronceadas, era tal que parecían ser más anaranjadas que amarillas.
#4242 en Fantasía
#1631 en Joven Adulto
amor imposible, fantasia con accion y ciencia ficcion, fantasía romance magia
Editado: 10.11.2025