Aida

Capítulo 1

Miro por la ventana y sigue lloviendo, acabo de volver de correr y tengo que empezar a alistarme para ir a trabajar, Santiago pasará a buscarme en cualquier momento. Me presento, soy Aida Becker, tengo 35 años, vivo en Salta, una hermosa provincia del norte de Argentina, vivo sola, con mis dos perros en un hermoso departamento en la capital. Se preguntarán quién es Santiago, podríamos decir que es mi novio, aunque nunca formalizamos como tal, en realidad es una relación cómoda, no vivimos juntos, y nos damos el espacio que ambos necesitamos, hace relativamente poco que estamos juntos, no quiero decir que llevo la cuenta, pero hace seis meses que decidimos estar en este “algo”. Santiago es psicólogo, y me ayudó en un momento muy triste de mi vida, era su paciente, después terminamos como pareja. ¿Amor? Quizás… no quiero pensar ni ahondar en esos temas. Me considero una mujer práctica, que no necesita esos estigmas sociales.

(Suena el timbre) Busco mi bolso y mis carpetas y salgo escaleras abajo.

  • Buen día mi amor – Santiago me abre la puerta del coche y me besa – veo que hoy saliste a correr con esta lluvia.
  • Sabes que es inevitable, me gusta mucho la naturaleza – le digo mientras me coloco el cinturón de seguridad y arrancamos rumbo a nuestras rutinas diarias.

Llegados al trabajo, Santiago se despide de mi, mientras él se va a su consultorio, yo entro a mi oficina. Olvidé decirlo, soy abogada, y trabajo en la sección de archivos del gobierno. Es un trabajo que me encanta, porque en si, no tengo que estar tan en contacto con la gente, soy solo yo y los papeles. No es que sea asocial, aunque un poco si, pero es que ciertas ramas de mi profesión no me gustan, y en este lugar encajo perfectamente.

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Pasa el día en un abrir y cerrar de ojos, cuando estoy juntando mis cosas para retirarme, aparece mi jefe, Julio. Es un hombre mayor, amigo de mis padres. Y si, soy su ahijada.

  • Aida, ¿ya te ibas?
  • Si Julito, hoy tengo planes.
  • ¿Planes? Saldrás con Santiago – se rie porque sabe que no es asi.
  • En realidad no tio Julio – le digo tio por cariño, es mi padrino – tengo ganas de sentarme a mirar una serie nueva en Netflix con mis mascotas.
  • Aida, es broma, está bien que quieras tu intimidad – me dice mientras sostiene un sobre en sus manos – tengo novedades…
  • ¿Y eso? ¿Trabajo para mi?
  • Exactamente eso – me dice extendiéndome el sobre – necesitamos a alguien de confianza que vaya al municipio de Animaná. El nuevo alcalde del lugar pidió que se lo asista con su nueva gestión.

Inconscientemente palidezco.

  • ¿Animaná? – la voz me sale en un susurro - Tio Julio, no quiero volver ahí. ¿No hay otra persona que pueda realizar el trabajo?
  • Lo se Aida, se que es algo muy complicado para vos – coloca su mano en mi hombro – es que no hay nadie en quien confiemos mas para este trabajo. Hay que realizar un inventario de todo lo que quedó de la gestión anterior, y revisar todas las cuentas – suspira – el nuevo alcalde se hará cargo de todos los gastos de alojamiento y viáticos.
  • Pero tio, me crié ahí, pero no quisiera volver, no quiero revivir el pasado – sin darme cuenta ya estaba llorando – me costó años de terapia para superar todo lo vivido.
  • Lo se cariño, pero es necesario – me dice firme - No confiamos en nadie mas, y se que eres fuerte. La junta directiva no me dio margen a delegarle esta tarea a otra persona – suspira – sabes que hice todo lo que estuvo en mi alcance para tratar de hacerlos cambiar de parecer.

Asiento triste.

  • Todo lo que pasaste con Diego ya no te afectará. Necesitas volver y cerrar esa etapa de tu vida. No te puedes atar al pasado para siempre. Eres joven, y tienes una vida completa aun para vivirla. No la desperdicies pensando en el pasado que ya fue.

Diego… un nombre que preferiría olvidar. Una persona a la que nunca debería haberme cruzado. Su nombre me trae los recuerdos mas amargos que viví hasta ahora.

Me despido de mi tío y me voy a mi departamento. No puedo dejar de pensar en este tema. Dios quiera que no me lo tenga que cruzar en el tiempo que esté allá. Cuando dejé mi pueblo, nunca más averigüe sobre nada ni nadie de ese lugar. Mis padres se mudaron conmigo, así que no tenia nada que me atara al lugar, solamente los recuerdos.

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Ni siquiera puedo hacer los planes que tenía en mente, de relajarme y maratonear en Netflix. Decido llamar a Santiago para contarle todo. El mas que nadie sabe lo que pasé y mis traumas. Tomo el teléfono y veo que está en línea, asi que lo llamo.

  • Hola amor – me dice apenas suena - ¿estas bien?

Lo único que me sale es un sollozo.

  • Aida, no me asustes – dice notablemente preocupado - ¿Qué pasó? Estas bien, voy para allá.
  • No hace falta – le digo recomponiéndome – solo llamaba para desahogarme
  • Cuéntame, me preocupas – dice mas tranquilo – hace mucho que no te escuchaba asi .
  • El tio Julio me habló luego del trabajo hoy – suspiro – tengo que volver a Aguas Blancas.

Se escucha un suspiro pesado del otro lado del teléfono.

  • No quiero volver Santi – digo llorando nuevamente – pero no tengo opción, no hay nadie en todo el departamento legal que pueda hacer este trabajo.
  • Te voy a acompañar si quieres – me dice en tono esperanzado.
  • ¿Lo dices en serio? – suspiro aliviada - ¿Pero y tu consultorio y los pacientes?
  • Eso lo puedo solucionar - me dice mas relajado – puedo hacer las consultas de manera online.
  • Gracias, gracias – le digo mas animada – significa mucho para mi, que me acompañes.
  • Siempre voy a estar cuando me necesites amor – suspira – ¿y cuándo tenemos que ir?
  • -La verdad que con todo el shock de la noticia no le pregunte al tio qué fecha sería ni cuanto tiempo.
  • - No hay drama amor. Vos tranquila, en cuanto tengas fechas y demás información, me avisas.
  • Te quiero – le digo y esa es nuestra típica despedida.



#5115 en Novela romántica

En el texto hay: comedia, romance, deja vu

Editado: 15.09.2025

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