Aiden (orgullo Blanco 1)

Abriendo el corazón

[Capítulo 15]

 

{Aiden}

 

La fiesta de Abby había sido todo lo que ella deseaba y ver su rostro lleno de felicidad por cumplir sus dieciséis años era casi como el mío cuando cumplí veintiuno. Toda la familia estaba de nuevo reunida, Dom y Lee hablaban de lo bien que le estaba yendo a Leah en el monasterio y yo solo deseaba que dijeran que la sacarían de allí pronto, pero perdía las esperanzas cuando solo comentaban todo lo bueno que ese lugar le estaba haciendo.

— ¡Oh, mi Dios! ¡No lo puedo creer! — mamá comenzó a gritar como loca y abrazó a Lee con fuerza, después casi se le enganchó a Dominik con un abrazo de koala y todos fuimos testigos de que esa no fue la parte favorita de papá.

Antes éramos igual que él de celosos con ella, pero comprendimos que con papá tenía suficiente y decidimos darle un respiro.

— ¡Voy a ser tía otra vez! — gritó a todos en la fiesta y en cuanto puso sus manos sobre el vientre de Lee, comenzamos a aplaudir y compartir la misma emoción que ella atravesaba.

— ¡Bien, Dom! ¡Ya te habías tardado, hombre! — gritó tío Dylan y tía Tess le dio un codazo.

Todos nos reímos y acercamos a felicitar a aquella pareja, por mamá supe que Lee evitó el embarazo por mucho tiempo para dedicarse de lleno a Leah, y dejar que Dominik sanara su corazón después de la pérdida de tía Amelia y aunque para nosotros fue demasiada la espera, respetábamos sus tiempos y los apoyábamos.

Pensé en Yuliya en ese instante y lo diferente que ambas mujeres vivirían esa etapa y me prometí hacer de ese tiempo el mejor para ella. Yuliya y su bebé merecían ser felices y olvidar al cobarde que solo la embarazó.

— Viejo, deberías aprovechar la oportunidad y darles la buena a nueva a todos — Dasher llegó a mi lado en ese momento, le encantaba hacerse el chistoso con respecto a mi situación y cada vez que podía, me sacaba en cara el no haber usado condón a la hora de follar alegando que irrespeté una regla importante entre nosotros.

— No me jodas — le advertí y solo rio.

Me quedé en casa ese día aunque no me agradaba para nada, puesto que a pesar de que mi padre fingía muy bien que nada pasaba, sentía la tensión entre nosotros. Y después de verlo tan consentidor y feliz celebrando a su princesa, rogué para que Abby jamás la cagara y lo decepcionara ya que no le deseaba pasar por lo mismo que yo.

Al día siguiente me levanté temprano ya que tenía cosas que hacer, fui a la cocina por un poco de jugo y sorprendí a mi madre con su taza de café, aunque en cuanto me vio se puso de pie y se fue para el fregadero dándome la espalda. Sentí extraño que hiciera eso, aun así la saludé como siempre lo hacía y besé su mejilla.

— ¿Vas a salir? — pregunté.

— No, cariño. Tu papá se fue muy temprano así que me levanté a despedirlo.

Su voz no se escuchaba fuerte o alegre como siempre.

— ¿Mamá? — la llamé estando seguro de que algo no andaba bien y la tomé del brazo para que me mirara, sus ojos estaban rojos y solo pude pensar en que nada andaba bien con papá. Madre era una mujer fuerte y solo él era capaz de ponerla así — ¿Qué pasa con papá? Y no me digas que nada porque te conozco y no eres así. Tú no lloras o al menos no frente a nosotros — dije un tanto molesto de que papá fuera el causante de sus lágrimas.

— Tú padre no me ha hecho nada — dijo con voz queda — o al menos no lo he comprobado — cerré los ojos y maldije en mi interior, me era difícil pensar que papá la estuviese cagando con otra mujer. Que dañara a su esposa de esa manera.

— ¿Se han peleado? ¿Te ha ofendido? — quise saber y mi voz salió pesada, mamá me miró un tanto asustada por mi reacción.  

— ¡Claro que no, hijo! — exclamó segura — Solo estoy un poco sensible y creo que me estoy imaginando cosas que no son.

— Pero por qué te imaginas esas cosas — inquirí.

— Mira, cariño. Tu padre y yo tenemos una forma de ser muy fuerte y directa, nuestro carácter casi siempre choca, pero no hay mentiras entre nosotros o al menos eso creía ya que desde hace un tiempo él no es el mismo y cuando le pregunto qué sucede, me evade o si responde no me mira a los ojos y eso me tiene así. Presiento que me oculta algo, lo sé y sí…llegué a creer que había otra mujer detrás de su cambio, sin embargo, él sigue siendo el mismo conmigo en cuestiones de pareja solo… — calló unos segundo y me sentí como una total mierda — sé que me oculta algo grave y me duele que no tenga la confianza de ser sincero conmigo.

Era mi puta culpa, el causante de aquel estado de mamá era yo y no mi padre. Él solo estaba manteniendo su promesa de no decirle nada a ella hasta que yo decidiera hablar y comprendí mejor la razón de la decepción de papá. Estaba siendo un cobarde porque a pesar de que la vi en aquella agonía y de que podía liberar a papá de esa encrucijada que se tenía, no me sentía capaz de decirle lo que hice.

— Papá te ama como un loco, por favor no estés así. No sufras por algo que no pasa y créeme cuando te digo que si él te oculta algo, no será nada de otra mujer o esas cosas que se puedan crear en tu cabeza — supliqué y le acuné el rostro.

Sus preciosos ojos miel estaban tristes y recordé las palabras de mi padre cuando dijo que ella había tenido demasiadas decepciones en su vida y no quería ser una más.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.