Aiden (orgullo Blanco 1)

Mereces al mejor

[Capítulo 19]

 

{Aiden}

 

Hablé con el corazón, me abrí a mamá como hacía mucho no pasaba y rogué para que no terminara lo que aquellos imbéciles no pudieron, gracias a cierta asiática arrogante. Le expliqué con sus puntos y comas todo lo que me llevó a irrespetar a Leah y el miedo que tuve aquella vez de decirle todo, cuando ella creía que padre le ocultaba algo grave; esperé de todo por parte de mi progenitora, que despotricara y me dijera lo decepcionada que estaba de mí, pero no pasó. Ni siquiera se inmutó cuando le dije que me follé a su sobrina sobre el pasto de un acantilado y la razón era sencilla: ya lo sabía todo.

— ¿Cómo? — quise saber. Miré a mi padre, pero me negaba a creer que él hubiese dicho algo.

— Lo supe hace unos días y créeme que mi reacción fue muy distinta a la que estoy teniendo ahora y te ayuda mucho el que casi te haya perdido hoy en manos de esos hijos de puta — confesó y la miré serio. Era raro que esa mujer dijera palabrotas y tenía que estar muy asustada, molesta o indignada para que una se le saliera —. No estoy orgullosa de lo que Leah y tú hicieron, de hecho estoy muy molesta, pero también dispuesta a entenderlo si me dices que lo de ustedes es serio — reí sin gracia, porque al final tenía el apoyo de mis padres si hubiera querido algo de verdad con mi prima y eso me habría bastado para enfrentarme a Dominik y Fabio — y antes de que pienses otra cosa, tu padre no me lo dijo. Tú y tus hermanos están siendo cuidados por mi gente y recibí ese informe hace poco, ahí entendí lo que Elijah me ocultaba y lo que no pudiste decirme en su momento.

— ¿Cómo es eso de que estamos siendo vigilados? — cuestioné desconcertado, ella miró a papá y él la animó a hablar.  

— Por lo mismo que te pasó hoy, cariño. Entiende que tenemos enemigos que buscan jodernos y saben que llegando a ustedes es la mejor manera de hacerlo y está claro que no vamos a permitir eso — informó y recordé cuando Yuliya mencionó personas que me cuidaban, pero cómo era posible que ella lo supiera y no yo.  

— Así que nos dejaste ir, pero siempre vigilaste nuestros pasos — dije irónico.

— Los dejamos ir, pero es evidente que siempre cuidaremos sus culos les parezca bien o no. Esto no es cuestión de violar su privacidad sino de cuidarlos — alegó papá con su voz ruda.

— ¿Quién me cuida? — quise saber.

— Eso no importa ahora, responde lo que necesito saber referente a ti y Leah — exigió mamá.

Suspiré con fuerzas y los miré a ambos. Esa era mi oportunidad, una que jamás creí tener ya que siempre imaginé que ellos se opondrían a todo y estaban ahí para mí, como los grandiosos padres que eran.

— Estando sentado en esa maldita silla y esperando un disparo en mi cabeza, pensé en todo lo que hubiese querido corregir antes de morir — a los dos no les agradó que hablara de eso, pero callaron —. Lo primero en mi lista fue mi situación con Leah — señalé, mamá estaba sentada en una silla frente a un escritorio y sabiendo lo que iba a decir, puso sus codos sobre la mesa y sus manos en su cabeza, negando con frustración —. Perdónenme por haberles fallado así, me equivoqué mucho y eso me llevó a perder no solo la tranquilidad con parte de mi familia sino también a mi amiga y su bebé.

— Lo de esa chica no fue tu culpa — señaló papá.

— La mataron por no entregarme, porque quiso advertirme de algo y la callaron antes de lograrlo. Yuliya murió por mí — solté y logré contener las lágrimas —. Ahora solo quiero encontrar al mal nacido que se adueñó de su vida y hacerlo pagar. 

— ¡NO, AIDEN! Tú no vas a ensuciar más tus manos — mamá gritó frustrada en ese momento.

— ¡Yuliya era mi amiga, estaba esperando un bebé y eso la ilusionaba mucho! ¡Iba a irse, madre! ¡Quería huir de esa familia de mierda que tiene y no lo logró! ¡La atraparon antes de lograrlo y todo por llegar a mí! ¡Así que no me digas que no voy a ensuciar más mis manos cuando siento que tengo sucia la conciencia por no ayudar a alguien que intentó protegerme a mí! — para ese momento mis lágrimas corrían sin parar porque con cada palabra que solté recordé cada momento al lado de mi amiga, sobre todo los últimos y me sentía frustrado y con mucho dolor por no haber podido defenderla.

— Sé lo que sientes, amor. Te lo juro que sí, pero no te criamos para esto, junto a tu padre hemos luchado para que ustedes no vivan lo mismo que nosotros y me duele lo de tu amiga. Nosotros también perdimos a alguien en las mismas circunstancias y el bebé de esa persona era hijo de tu padre — me quedé estupefacto cuando madre dijo tal cosa —. Pasé años sintiendo dolor y culpa porque esa chica murió por salvarme también, así que créeme cuando te digo que yo mejor que nadie sé a la perfección por lo que estás pasando.

— ¿Qué hiciste para aliviar esa culpa? — le pregunté sabiendo la respuesta, porque la conocía a ella y a mi padre a pesar de desconocer todo su pasado. Miró a papá y se quedó en silencio — Haré lo mismo que tú, que ustedes… y no me quiten este derecho. Se los exijo.

— ¡Aiden! — bufó papá.

— Por mis venas corre sangre de ambos, no me pidan quedarme quieto cuando ustedes hubiesen corrido tras ese hijo de puta para hacerlo pagar y si no me ayudan pues lo haré solo — sentencié.




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