Aishla

15 El pozo de los llantos, y la marca de la bestia

 

El viento soplaba sobre los árboles maltrechos, el humo se depositaba sobre el cielo marino y las estrellas fueron desapareciendo una a una, mientras los cantos de las aves no llenaban el vacío del dolor, en los caminos no había voces en los vientos, y los pastores caminantes mantenían el luto por aquellos árboles caídos que con mucho empeño mantuvieron vivos estos años.

En el momento en que la neblina desapareció, todo fue claro, Genowich había tomado su forma natural, y los cuerpos muertos de sus enemigos estaban por todos lados, la compañía que quedó peleando se sostuvo fuertemente, grandes cantidades de Grorents yacían por los caminos, unos dragones estaban decapitados o sin plumas, traspasados por picos a palos en las gargantas, también aquellos hombres calvos yacían por el camino, un rutilante enano calvo seguía tironeando de un pico que le habían clavado en el hombro y fue clavado en un poste y un hombre con una pluma en la cabeza lo custodiaba, llevaba puesto unas botas color café, en su pecho llevaba el cuero de un dragón de punta de lanza. (Se dice que es el segundo cuero más resistente al fuego y a las lanzas). Digno de un guerrero Hants con un casco de bronce que llevaba un símbolo por dentro una vara cruzaba recta de arriba abajo en su parte superior, la vara torcía hacia dentro en forma de u, hacia abajo zigzagueaba como una serpiente, en sus costados dos hojas danzaban seguidas por cuatro gotas de agua, y por fuera cuatro líneas pálidas arqueadas.

—Felgor, veo que has visto la señal de Terry en el cielo —y al acercarse Genowich le dio un gran abrazo—, fui el primero en decir que iban a tardar un día en llegar, no me quedó otra que arriesgarme y confiar en que iban a tardar menos de lo que creí.

—Genowich, tuviste suerte de que una parte de mi compañía salió a vigilar las tierras del norte, cerca de los lindes de estos parajes, vimos la señal de Terry en los cielos y tardamos un poco, pero llegamos justo cuando muchos estaban de cayendo, mi compañía se desplegó y lo que ves son mis hombres ahora ayudando a tu pueblo; hemos tratado de sacar alguna pista con este, pero el muy mequetrefe calla.

—No os preocupéis por este, encarcélenlo en los pozos —ordenó Genowich—, ahora te mostraré el verdadero ataque a mi gente —dijo con un aire severo.

—Oh, tú lo sabes, me urge mi curiosidad. ¿Qué hacían esto dragones alados? Esto tenía que haber terminado hace tiempo después de la caída de Lors Lementors. ¿Qué tenaz pensamiento puede hacer esto?

—El innombrable volverá, nosotros los Egfrinu hemos preparado el camino, trabajamos duramente, el día se acerca, hoy hemos despertado a nuestro amo, él vengará nuestra muerte —anunció el enano calvo, su voz cambió tan repentinamente y siseó dos palabras antes de que Felgor lo decapitará—. Noank, Likâk.

—Maldito engreído —dijo colérico Felgor.

—Bien, mi querido amigo, ese fue el último por ahora —en ese momento le puso la mano en el hombro y le dijo amablemente, para disipar todo aquel enojo por la maldición del enano calvo—. ¿Cómo agradecerte, Felgor? —preguntó Genowich.

—He visto la intimidante niebla, me temo que vuelven los días oscuros de los que nuestros padres nos hablaron tiempo atrás. Y por decir la verdad invítame un trago, muero de sed, mientras mi gente está ocupada tenemos cosas para hablar.

Mientras que Felgor y Genowich discutían en secreto los problemas venideros.

Sinfi voló al hombro del Iuray pidiéndole que lo ayude con Jack. —Muchacho, ayúdame a transportar a Jack, creo que a él también le tocó vivir una mala pasada esta noche.

—Tienes razón, veamos cómo está ese viejo —dijo Iuray con su cara muy cansada.

—Tengo una noticia pesada y de mal gusto —dijo Sinfi mientras se acercaban a la casa.

—Dime, ¿qué puede ser más penoso que todo lo que veo?

—Se han llevado a José, los he visto, y esa voz les habló de que cuidaran la casa de Genowich, donde yace ahora Jack, hablaron de un tal Mozpat —mientras se restregaba sus plumas. Las plumas se hincharon parecidas a un pompón en el hombro de Iuray.

—¡Se han llevado al viejo! —exclamó indignado—, demonios y ese tal Mozpat, jamás he escuchado ese nombre —en ese momento Iuray apretó el paso, porque en ese momento recordó a Mairina y Naira.

Al llegar a la casa de Genowich, la puerta estaba derrumbada y la casa hecha añicos, había un polvo negro por toda la casa como si estuviera deshabitada por años, el dormitorio del viejo Jack estaba hecho añicos, las cortinas estaban hechas jirones y por donde miraron estaba ese polvo por todo el cuarto, y en una de las paredes yacía escrito aquel garabato que Sarpley dibujó sobre la pared.

—¿Qué diantre significa eso? —preguntó Iuray.

—No lo sé, nunca las había visto, tratemos de despertarlo.

Entonces en ese momento lo empezaron a tratar de despertar de sus más dulces sueños, la cara del viejo permanecía serena, pero los pelos y la barba estaban hechas jirones, y luego de un rato de insistir, al no encontrar el más mínimo despliegue de su sueño desistieron, entonces Iuray lo tomó recostándolo sobre unas mantas y, abrigándolo con unas frazadas color rojas, puso de almohada unos viejos acolchados de piel de tejón, ya que la cama estaba hecha añicos, el sol entró por una hendidura, Sinfi se recostó su cabeza emplumada en los hombros de Jack y se quedó allí, mientras Iuray iba en la ayuda de Naira, necesitaba saber cómo estaba Mairina, al salir, y tener un poco más de aire se encontró con el pueblo en un estado sombrío donde los cuerpos estaban apilonados, el paisaje no era bueno verlo porque a medida que avanzaba y quitaba la vista de donde encontraba un muerto otro tomaba su lugar, casas quemadas y aun humeando, enfermos gritaban por un médico e Iuray se apresuró a ayudar a un pequeño que no encontraba a su padre, era el pequeño Gringe sucio y sudoroso, él no logró escapar con los demás niños.



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En el texto hay: fantasía fénix, aventura y magia.

Editado: 18.06.2024

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