Se escuchaban los grillos hacer su ruido particular y las luces de la ciudad, ya gastadas hacían ver aquello museo un lugar muy tétrico de noche. Roy era un viejo profesor de la escuela quien fue acusado de pedofilia y no tuvo más remedio que negar su cometido y meterse de guardia en el museo de Chempeque (Ubicado en la ciudad de Aisoville), el peor trabajo de todo el pueblo. Apenas llegaba a hacer su turno se tomaba una cerveza y se hacia el que tenía un trabajo honrado y luego dormía una o dos horas. Ese día en especial, el que los grillos hacían su particular sonido no se hallaba solamente una persona en el museo, no solo Roy estaba allí. -¿Ah…? –Un ruido despertó a Roy de su habitual sueño de hora y media- ¿Hola? –Las gotas de sudor caían de la frente del hombre cuarentón, sus ojos cafés oscuros se dilataban y le temblaban las manos mientras su cuerpo empezaba más y más a transpirar- ¡Esta cerrado! Roy era descuidado, creía haber dejado alguna puerta o ventana abierta y que algún rufián o vagabundo del pueblo decidió irrumpir y dormir ahí o drogarse como la mayoría. Roy se emprendió en una búsqueda de la ventana abierta, no necesitaba linterna pues al museo le acababan de hacer mantenimiento y el 80% de las luces de todo el museo servían al 100% y su intriga se hacía más grande al pensar que se encontraría un ladrón o un asesino, aunque eso no ocurría muy seguido, de hecho no ocurría nunca. -Mierda, no encuentro nada fuera de su lugar. -Hooosshlaasshhhha –Susurra una voz desconocida detrás de Roy-. -¿Pero que mierd…? –A Roy se le erizo todo el cuerpo pues sintió que en su cuello había respirado un animal y giró tan rápido que se lastimó el cuello aunque no le importó pues la adrenalina empezaba a correr por sus venas-. -Mierhhhhshhhhhas -… Carajo –Dice Roy después de ver hacia la parte superior de él. Empieza a correr pero su capacidad física no es muy grande y se cansa muy rápido, además de que su traje siempre le incomodaba para moverse y en este caso no ayudaba demasiado para salvar su vida- No… Puedo… -Para un instante, le faltaba poco para llegar a la puerta principal del museo, miró hacia atrás y pensó que había alucinado lo que había pasado y decidió relajarse- Jaja… Jjajaja… Jjajajajajajajajja Que imbécil soy, ¿Pero qué me ocurrió? –Pensaba que solo era porque acababa de despertar, se frotó los ojos y buscó un poco de agua en algún lugar de una estantería cerca de su mesa de trabajo-. -Immmmbeessjaaallll -¡¡Oh por Dios!!– Gritó Roy pues una bestia sale de un lugar apartado del museo persigue a Roy hacia la puerta del museo pero lo agarra y le corta el cuello con un brazo afilado, Roy se ahoga en su propia sangre y mira la puerta del museo creyendo que alguien lo iba a ver muriendo, el monstruo le arranca su piel de la carne y los músculos de los huesos, el dolor que sintió lo intento comparar, en sus últimos momentos de vida, con la muerte de una persona incendiada y pensó por último que ese era el pago por sus días de perversión hacia los jóvenes del colegio de quienes abusaba semanalmente de forma sexual, el monstruo arrancó su cabeza-.