Aitana al acecho

Capítulo 11 'Fue épico, celestial ...'


Tobías

Me encontraba en mi habitación, concentrado en mi proyecto, ya había colocado el último palillo en mi maqueta, la cual, era un edificio que a mi parecer, había quedado perfecto para la feria de ingeniería y arquitectura, sólo esperaba que superara la prueba.

La arquitectura era mi pasión. Me agradaba ayudarle a mi padre en el negocio familiar, pero eso no significaba que dedicaría mi vida a ello, tenía sueños y metas que alcanzar, cosa que mis padres entendían y apoyaban.

La cafetería en Seattle, además de ser un regalo por mi cumpleaños número veintiuno, también era una expansión para la franquicia que mi padre había creado y, así como ellos me apoyaban, yo también lo haría ayudándolos a manejarla, aunque para ser sincero, lo veía más como un trabajo para solventar mis gastos en aquella ciudad y poder continuar con mi carrera.

Como ya lo había mencionado, tenía sueños, metas ... planes a futuro y, todos ellos se involucraban con Aitana. A mi regreso de Seattle, tenía planeado proponerle vivir conmigo, iniciar una nueva vida en una ciudad desconocida para nosotros, tal vez y con el tiempo, lograría que ella me amara de la forma que quería, sólo que no contaba con que alguien más se aparecería en el panorama y causaría un revuelo en mis planes.

Era obvio que Aitana no querría alejarse de su familia, pero con la ayuda de su padre —quien también quería una mejor vida para su hija—, lograría convencerla, aunque con el nuevo vecino todo se había complicado.

Era tonto negar que estaba asustado, tan sólo de ver lo entusiasmada que estaba con él, me revolvía el estómago. Aún así, no me rendiría, quería una vida con Aitana y hallaría la forma de tenerla.

Unos golpes resonaron en mi puerta antes de que mamá la abriera.

—Hola —me sonrió.
—Hola, ma'.
—Quería averiguar si estabas en casa. Creí que visitarías a Aitana —suspiré.
—Ahm, yo también creí lo mismo, pero me canceló. Dijo que tenía planes con su ... novio —expresé con repulsión y disimulo la palabra "novio".

No me agradaba mencionarlo.

Escuché que mamá también suspiró antes de entrar a mi habitación y cerrar la puerta, enseguida, se acercó a mí.

—Ha quedado muy bonito tu edificio —expresó al mirarlo—. Serás el ganador de la feria.
—Me conformo con un "buen trabajo" del profesor Simmons.

El profesor Simmons era demasiado estricto en su labor y lo mejor que podíamos llegar a escuchar de él respecto a nuestros trabajos, era un "buen trabajo".

Hubo un breve silencio entre mamá y yo, hasta que ella lo rompió.

—Sé que te dije que las madres lo sabemos todo, pero a veces me pregunto qué estará pasando por esta cabecita —me dio unos ligeros toques con su índice en la sien.
—¿A qué te refieres? 
—A Aitana, por supuesto —bajé la mirada.
—Yo ... no entiendo.
—Creo que sí lo entiendes, cariño —por segunda vez, suspiré.
—Pues nada, mamá. Tengo novia, ella también lo tiene ...
—Pero eso es reciente —me interrumpió—. Tobías, cuando somos jóvenes, hacemos demasiadas locuras, nos arriesgamos sin importarnos las consecuencias, pero cuando no las hacemos, cuando no tomamos ese riesgo, es por temor a perder.

«Genial. Mi propia madre me está llamando cobarde»

—No te estoy llamando cobarde —comentó como si estuviera leyendo mi mente y ambos sonreímos—. Me refiero a que tienes temor a perder a Aitana si le confiesas tus verdaderos sentimientos.
—Ella no me corresponde, mamá.
—No puedes estar seguro de ello, puesto que ella no sabe lo que en realidad sientes.
—Yo ... —tragué pesadamente—. Es difícil.
—En medio de la dificultad, yace la oportunidad.
—No lo sé. ¿Cómo podrá haber una oportunidad si ella está tan entusiasmada con ese chico? Al parecer, están construyendo una relación formal.

Tal vez para mamá era fácil decirlo porque no lo vivía, ella no veía a la persona que amaba "disolverse" en sus propias manos.

—La pregunta aquí es: ¿vas a permitir que eso pase?
—¿Qué es lo que tratas de decirme? —fruncí ligeramente el ceño.
—Que puedes quedarte aquí a lamentarte porque la chica que te gusta sale con otro o, puedes hacer algo al respecto y luchar por lo que quieres.

Eso era verdad, si realmente quería tener una vida al lado de Aitana, debía luchar para no dejarle el camino libre al jodido vecino.

—Piénsalo, cariño —mamá besó mi frente antes de salir de mi habitación.

Con un tercer suspiro, me recosté en mi silla giratoria, pensando en mí siguiente paso. Debía encontrar la forma de pasar tiempo con ella a pesar de sus planes con él. Ya no podía ni siquiera llevarla al trabajo o la universidad ... «Demonios» Ese cabrón me estaba robando a Aitana.

Miré rápidamente mi reloj de mano, mismo que marcaba las diez menos quince de la noche. Aitana me había comentado que Tucker la llevaría a cenar fuera del pueblo, aunque supuse que en ese momento ya debería estar de regreso en su casa.

Sin detenerme a pensarlo, me puse de pie y tomé mis llaves y móvil, para después, salir de mi habitación. Al llegar a la planta baja, le dije a mamá que regresaría más tarde, ella me sonrió con complicidad y me pidió que tuviera cuidado en el camino.

Salí de casa, sintiendo las gotas de la ligera brisa caer en mi rostro. En breve, conduje mi auto colina abajo y en poco más de diez minutos, ya me encontraba estacionándolo frente a la casa de Aitana.

La lluvia había incrementado al grado de llegar a la puerta con la ropa casi empapada.

—Entra, muchacho —dijo el señor Pevensie al cederme el paso—. Sabía que caería un diluvio —añadió.
—Buenas noches, señor Pevensie —lo saludé al quitarme el jersey—. ¿Aitana está en casa?
—En su habitación —hizo señas con la cabeza—. Dame eso, lo pondré a secar —le entregué mi jersey.

Le agradecí y subí las escaleras.

Toqué la puerta de la habitación de Aitana y no pude evitar sonreír al abrirla y mirarla acostada boca arriba en el suelo, sus piernas —como pocas veces—, estaban desnudas, ya que su pijama consistía en un short corto y blusa. Obviamente, era una imagen con la cual delirar, pero la cuestión por la que había sonreído, no era por nada que mi mente perversa imaginara, sino por las zapatillas que sus pies usaban.




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