Aitana al acecho

Capítulo 12 '¿Una sorpresa?'

Aitana

Jamás había sentido tanto nerviosismo en mi vida como en ese día, ya había mordido al menos cuatro uñas de mi mano mientras caminaba de un lado a otro en mi cuarto de baño. Mi corazón latía muy aprisa y mi mente era una completa traicionera.

Lo intentaba, pero no podía, no podía dejar de pensar en lo que había pasado la noche anterior con Tobías. Todo era absolutamente raro y vergonzoso … es decir, fue un momento increíble, me atreveré a decir que uno de los mejores en toda mi vida, sólo que …

«Diablos»

Él era mi mejor amigo y, ciertamente, jamás pensé que viviríamos algo así, tan íntimo. Todo había cambiado por completo, empezando por mi loca idea de que él me ayudara a perder mi virginidad. «Cielos» Eso era absurdo, ¿cómo era posible que se lo hubiera propuesto? ¿Cómo era posible que él hubiera aceptado?

Sí, todo era muy descabellado, pero … pero … «¡Rayos!» Tobías, literalmente, sabía lo que hacía, al besarme, tocarme, encender mi cuerpo …

«Hay, no, no, no»

Era muy vergonzoso siquiera recordarlo.

¿Cómo demonios lo vería a la cara?

—¿Aitana? —mi cuerpo se sobresaltó al escuchar a Tobías al otro lado de la puerta.

Ya había despertado, por ello estaba encerrada en el cuarto de baño, mi cobardía no se atrevía a enfrentarlo. Al abrir mis ojos aquella mañana, mi cuerpo se encontraba acurrucado al suyo como nunca antes, inclusive, me sentía completamente descansada, pero en breve, una serie de escenas de ambos teniendo un orgasmo, llegaron a mi mente y quise evaporarme en ese momento. 

Me alejé de él antes de que se despertara y desde entonces había estado escondida.

—Ahm, sí, ¿qué sucede? —pregunté con voz temblorosa.

Mi corazón seguro que se saldría del pecho.

—¿Está todo bien? 

¿Qué si estaba todo bien? ¿Es enserio? Él, prácticamente, pasó su lengua por mis pechos y devoró mi boca «pero que maravilloso» ¿Cómo se atrevía a preguntarme si estaba todo bien?

—Yo … sí —dudé al responder.
—Ahm, de acuerdo ...

Guardó silencio por un momento.

—¿Te llevo a la universidad? 

«Claro que no»

No había pasado los últimos veinticuatro minutos en el baño por nada, simplemente, tenía que esperar ahí hasta que él se fuera. Ese era mi estúpido y absurdo plan.

«Espero que funcione»

—Tucker me llevará —tragué pesado cuando Tobías volvió a guardar silencio.
—Bien —expresó con un tono molesto.

Esperaba que lo entendiera, ya que era una cobarde que no sabía cómo actuar ante una situación así.

Con un ligero suspiro, apoyé mi espalda en la pared y me deslicé en ella hasta sentarme en el suelo, ahí me quedé hasta que escuché la puerta de mi habitación cerrarse con un azotón.

¿Por qué estaba tan molesto? Tal vez se había arrepentido de nuestro momento o, peor aún, de mi loca proposición.

«Diablos»

🕜🕝🕞
 


—Aitana, ¿te encuentras bien? —mis ojos parpadearon ante la pregunta de mi padre.
—Sí, ¿por qué lo preguntas? —evité su mirada al ponerme de pie.

Acababa de desayunar cereal.

—Te he preguntado ya tres veces por qué Tobías salió excitado de la casa.
—¡¿Cómo dices?! —lo miré con mis ojos a punto de salir de sus órbitas.
—Que, ¿por qué Tobías salió exaltado de la casa? —frunció el ceño.

«Santo Dios. ¿Qué tonterías está escuchando mi mente?»

—Estás extraña, Aitana, ¿debería preocuparme?

¿Preocuparse porque la noche anterior tuve un orgasmo con mi mejor amigo bajo el mismo techo de nuestro hogar? No lo creía, en todo caso, la que debía estar preocupada era yo, ¿cierto?

—Está todo bien, papá —comencé a lavar el plato que usé para el desayuno.
—Entonces, ¿las cosas entre tú y Tobías marchan bien?

¡Por supuesto que no! Ya no volvería a ver a Pumba de la misma forma. «Rayos» Sólo pensaría en sus benditos besos y sus manos tan …

—¿Aitana? —de nuevo parpadee.
—Por supuesto —respondí sin mirarlo.
—De acuerdo —suspiró—. ¿Qué te parece hacer una parrillada este domingo e invitar a Tucker?
—¿Por qué? —dejé de lavar el plato y fruncí el ceño al mirarlo.
—Pues, has estado saliendo con él y me gustaría conocerlo mejor. ¿No ha pasado nada entre ustedes? —no pude evitar sonreír—. Ajá, ya lo decía yo —también sonrió—. No olvides invitarlo —salió de la cocina.

¿Sería muy pronto invitarlo a … una especie de reunión familiar? No quería asustarlo, aunque pensándolo bien, no creía que se asustara con algo como eso. Tucker era un … un … ¡Un verdadero idiota!

Mi corazón latió con fuerza al mirar a través de la ventana, a una mujer salir de su casa, ella era muy atractiva y sonreía con él mientras se colocaba una pashmina alrededor de su cuello.

«¿Qué demonios?»

Cerré con rapidez la cortina antes de que me descubriera observándolo.

¿Quién era ella? ¿Había pasado la noche con Tucker? Eso sería el maldito karma personificado, ya que, mientras yo estaba con Tobías, él estaba de lo más gustoso con otra.

«Maldición»

No me sentía como si estuviera engañando a Tucker, sino todo lo contrario, lo que hacía con Tobías, lo hacía por él, para estar a su nivel y complacerlo como se merecía. 

«Carajo. Se escucha más estúpido de lo que pensaba»

No pasó ni un minuto cuando escuché el timbre de la casa. Con un largo suspiro, sequé mis manos, tomé mi mochila de la silla y caminé hacia la puerta para abrirla. 

Era él, y me sonreía como si nada.

—Hola, hermosa —dio un paso hacia delante para besar mis labios.

¿Se atrevía a besarme después de besar a ella? Ay, no, yo estaba siendo muy egoísta.

—Hola —intenté sonreír.
—¿Todo bien?
—Claro.
—Entonces, vamos —tomó la mochila de mi mano y se giró para caminar.
—Oye —mi voz lo detuvo.

Tragué pesado y claramente sentí como mi piel comenzaba a sudar frío.




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