Agresividad

—Con este monumento me complazco en honrar a quién llevó la hechicería a otro nivel sin olvidar su humildad y humanidad que le caracterizaba, demostrando que es posible ser poderoso y humilde al mismo tiempo. Yo tuve la fortuna de conocerlo y luchar a su lado. Me sentí honrada de lograr muchas cosas gracias a su ayuda. Pero aún así lo que yo pueda decirles es poco a lo que algunas personas más podrían saber de él. Me gustaría que nos dieran algunas palabras sus alumnas que están aquí presentes. Nadie mejor que ellas para hablarnos del mejor brujo de todos los tiempos.

Las chicas se sorprendieron por dicha petición, ninguna iba lista ni con ganas de dedicar algunas palabras a su maestro en frente de tantos hechiceros así que ignoraron la petición agachando la cabeza.

—Parece que son muy tímidas esas chicas, sin duda otra cualidad que les heredó su maestro.—Sonrió levemente para intentar subir los ánimos de todos.

—Por favor, díganos algo que recuerden de él, algún mensaje que les haya transmitido que nos puedan compartir.

Ante la insistencia de la directora y la mirada de todos que deseaban escucharlas, Mona se levantó para hablar.

—Gracias por la consideración, a mí me gustaría decirle tantas cosas que desearía que él me pudiera escuchar.—Caminó hacia la estatua ante la vista de todos y comenzó a hablarle como si él pudiera escucharla, el desahogo le ayudaría bastante, es una buena terapia al presenciar una pérdida así.—No se si donde estás puedas escucharnos pero si es así quiero pedirte perdón, perdón por haber sido tan débil que tuviste que dar la vida por mí, por el equipo. Fuiste un gran maestro, una excelente persona. Aún recuerdo el primer día que te conocimos, fue una sensación muy rara ser reconocida por ti y convertirnos en tus discípulas. Desde ahí mi vida cambió como no tienes una idea. Me enseñaste más que hechizos y magia, aprendí de ti el valor por la vida, la humildad, la constancia y el respeto. Cada una de tus lecciones era un nuevo aprendizaje en mi vida, una nueva forma de comportarme, de madurar y sacar lo mejor de mi. Quiero decirte que soy lo que soy gracias a ti y a la vida que me permitió cruzarnos.

A esta altura del pequeño discurso las lágrimas ya estaban presentes en su rostro, esto enterneció a casi todos los presentes menos a sus compañeras que ya sentían bastante dolor por sí mismas y creían que Mona solo quería llamar la atención al decir todo eso. El coraje que tenían le hizo hacerse ideas erróneas y forjar una mentalidad de desunión.
Al terminar su discurso, Mona bajó rápidamente mientras la miraban todos aún. Podían escucharse rumores como "Esa es una de sus discípulas", "Me pregunto cuánto habrá aprendido de él", "¿Será buena hechicera?", "En la batalla no fue de mucha ayuda", "Es la chica que hizo que mataran a Ajaw". Mona escuchaba todos y cada uno de estos comentarios y algunos le dolieron mucho al grado que corrió de ahí sin fijarse una dirección.
Se fue alejando a gran velocidad del lugar en dirección a una zona verde que había al fondo. Era un terreno baldío que pertenecía aún al instituto pero que nadie prestaba atención. Corría con desesperación tratando de huir de esas voces y recuerdos que tanto daño le hacían. Su presión fue tanta que sentía que las propias voces iban detrás de ella haciéndola sentir aún peor. Presionó fuerte los ojos y tapó sus orejas como reflejo para no sentirse aturdida.
Corrió una gran distancia hasta que se topó con un árbol muy grande y grueso en donde apoyó sus manos para reposar. En ese momento se sintió aliviada pues se había alejado de la zona de peligro por decirle de algún modo. Estando ahí, se relajó y consideró sus opciones para salir de ese lugar, pero su tranquilidad se vió nuevamente afectada por una voz que no esperaba escuchar en ese momento.

—Sigues siendo tan chillona como siempre.—Era una voz que a primera instancia no reconoció pero tenía algo familiar.—Hay cosas que nunca van a cambiar como tu hipocresía con ese discurso.

Era Edith quien se había mantenido oculta durante el evento, lo hizo para no ser considerada pero al acudir había dejado en claro el respeto y agradecimiento que aún sentía por su maestro.
Lucía muy diferente a la última vez que se vieron, la edad no era el único cambio en ella, la madurez y un cambio de look resaltaban también, pero sobre todo, una energía oscura que la rodeaba. Su cambio consistía en tener más largo su cabello, suelto como rara vez se le veía, se había hecho unos rayos de color rojo que resaltaban desde lejos. Usaba un maquillaje muy notable y algo excesivo. Sus labios los había pintado de color negro. Su ropa también había cambiado, estaba usando un estilo más dark, vistiendo casi en su totalidad de negro. Solo una blusa morada debajo de la chamarra negra que llevaba. Su mirada se veía más profunda, con muchos más rasgos de violencia que en las ocasiones que se enojaba. Con todo esto y sus palabras, su presencia fue muy impactante para Mona.

—¿Hipocresía?, ¿Crees que nada de lo que dije lo siento en verdad?—Respondió Mona muy molesta por el comentario de Edith.—No sabes la culpa que siento por lo que pasó.

—No deberías, eso demuestra lo débil que aún eres, si me preguntan a mi, Ajaw se sacrificó en vano.—Su tono de voz era más áspero, con mucho dolor en ella que se disfrazaba de agresividad.

—¿Qué puedes saber tú? Si te escondiste durante la batalla.—Mona también se puso muy agresiva.—Nos dejaste solas ahí porque el miedo te ganó.

—¿Qué dices tonta?—Apretó sus puños con mucha rabia.—Yo estuve ahí peleando, dando lo mejor de mí y aunque me hubiera escondido ¡Al menos no hice que alguien se muriera por mí!

—¡Cállate, no tienes derecho a decir eso!—Mona comenzó a sacar su hermosa energía color morada, pero a diferencia de otras veces, se veía opaca, sucia y la culpa de esto eran sus recientes emociones tan aceleradas.—¿Sólo ha eso has venido?, ¿Quieres provocar para que te cierren la boca de una vez?