Ambas lanzaron un hechizo de bola de fuego, invocando un calor que podía sentirse a una distancia considerable. Este hecho hizo que algunas personas se dieran cuenta de lo que pasaba.
Las bolas de fuego eran del mismo tamaño y tenían la misma energía, ambas estaban en medio de las dos hechiceras y ninguna retrocedía. En términos generales se podría decir que se estaba dando un empate. Sus expresiones cambiaron con eso, ninguna quería ser derrotada por la otra. Dentro del hechizo habían puesto todas sus emociones recientes, la irá que acomularon la una por la otra, la tristeza, el vacío y el enojo con ellas mismas por no salvar a su maestro.
Las bolas de fuego crecían a cada instante provocando mucho calor en la zona. Se dejaron llevar y se cerraron a lo que estaba sucediendo. No pensaron en las consecuencias de sus acciones y por esa razón fueron interrumpidas.
—¿Están locas o qué les pasa?—Gritó la directora utilizando un hechizo que congeló la inmensa bola cayendo al suelo y rompiéndose en cientos de pedazos. Mona reaccionó de una forma esperada, guardó su energía y pidió disculpas volviendo a su conocida nobleza. Por otro lado, Edith se sorprendió de la intervención pero no dudó en poner su actitud retadora incluso con la directora.
—Otra que solo dió un discurso lleno de hipocresía.—La miró olvidando el respeto anterior que había sentido durante su estancia en la escuela.
—¿A qué te refieres con ese comentario?—Preguntó la directora muy molesta.—Yaa se te olvidó la disciplina, en este lugar enseñamos el respeto.
—Qué bueno que yo ya no pertenezco aquí, con un montón de fracasados e hipócritas como ustedes—Edith se mantuvo firme y muy derecha al hablar, dejó mostrar que no solo le había ocurrido un cambio en su físico si no también en su personalidad.—Usted se cree dueña de algo que no consiguió, fue Ajaw el que la dejó ahí, usted tomó el cargo que él o varios mejores debían tener.
—Tienes una boca muy grande jovencita.—La directora apretó los puños como si se preparara para hacer algo más.—Deberías aprender a conocer tu lugar, se te subieron los humos.
—¿Y qué piensas hacer? —Dió un paso adelante para mirarla de frente y a los ojos.—¿Vas a atacarme? Puedes intentarlo, hace mucho que te dejé atrás, no eres rival para mí.
Ambas se quedaron viendo retándose en lo que sería un interesante duelo, la directora tenía que ser mucho más prudente pero parecía ser que las palabras de Edith le habían afectado demasiado.
Dicho enfrentamiento no procedió a más pues se vieron interrumpidas por el resto de alumnas que llegaban a la escena.
—¿Qué te pasa Edith?—Preguntó Luz muy molesta mientras se acercaba a ella para impedir que hiciera una locura.—¿Vienes hasta aquí solo a buscar problemas el día que homenajean a tu maestro?
—Tú no te metas en lo que no te importa.—Retrocedió un poco para mirarlas a todas mejor desde atrás.—Una gran forma en la que puedo honrarlo yo misma es deshacerse de estás personas con la hechicería que él me enseñó, ¿No sería algo muy honorable y agradable de ver?
El resto de chicas se puso a la altura de Luz para intentar calmar la situación, pero era muy evidente que Edith era la que no deseaba ceder en aquel pleito.
—¿Y ustedes qué?, ¿Creen que por venir y llorarle están haciendo lo correcto?
—Y tú ¿Crees qué por venir y pelear estás haciendo el bien?—Rachel le respondió dando un paso enfrente.—Le estás faltando al respeto a todas aquí, ¿El maestro te enseñó ese camino?
Edith no respondió más a eso y solo se quedó pensando un poco a modo de reflexión.
—Por favor chicas, no creo que lo mejor sea pelear entre nosotras. Estamos las cinco aquí, podemos reestructurar el grupo en su honor.
Mona había tomado la palabra intentando organizarlas nuevamente como el equipo que habían sido. Por alguna razón que solo ella comprendía se había autoproclamado la líder del grupo, cosa que las demás no consideraban verdadera y menos ahora que sentían un gran coraje hacia ella.
—Por favor Edith discúlpame por haberte atacado hace un momento, me dejé llevar por mis emociones y no estaba pensando con claridad.
Se acercó a ella para darle la mano sonriendo tranquilamente como antes lo hacía. Edith se le quedó mirando muy consternada, no sabía cómo tomar aquellas palabras, una parte de ella quería acceder y olvidar todo los resentimientos pero era bien sabido que tenía un orgullo bastante grande.
—Por favor chicas ustedes también, Angy tu eres mi hermana, hemos pasado tantas cosas juntas que me duele aún más tu distanciamiento que cualquier otra cosa, incluso que la muerte del maestro.
—Mona, las cosas cambian, tu cambiaste y aunque se que siempre serás mi hermana no puedo deshacerme de este sentimiento que me hace querer estar lejos de ti.—Angy era tan directa como siempre, no se tomaba la molestia de andar con rodeos en sus conversaciones.—Pero creo que tienes razón en decir que no es lo que el maestro Ajaw quería para nosotras, nos enseñó valores y creo que él te perdonaría así que yo también lo voy hacer, solo no trates de forzar las cosas, deja que se vayan dando.
Mona dió una gran sonrisa a su hermana dando una señal afirmativa con la cabeza también. Después se giró para dirigirse a Rachel y Luz.—¿Y ustedes qué me dicen chicas?, ¿Pueden perdonarme y verme como la compañera que fui en el pasado?
—Siempre tendrás un lugar importante para mí Mona al igual que todas ustedes chicas, pero yo me voy a retirar de la magia.—Daba una terrible noticia para el equipo Rachel, quien se había dicho era la consentida de Ajaw. Ese sentimiento le permitió desarrollar una cercanía inigualable y era la que más sufría por su ausencia.—Yo no seré tan buena y dudo encontrar a un maestro como él que pueda guiarme, por ese motivo he decidido que mi aventura llega a su fin aquí y ahora.
—Niñas por favor, estoy segura que su maestro no les enseñó tanto drama, yo lo conocí y era decidido con sus acciones.—La directora se unía a la conversación para intentar motivarlas y terminar con el mal momento.—Su maestro quería, quiere porque las observa, que continúen con su legado.