CAPÍTULO 13

AKRAM

-Uvas.

Agarró uno de los platos y puso un racimo de uvas en él.

Mientras tanto, yo me incorporé, y apoyé mi peso sobre mi codo derecho, iba a disfrutar este momento.

Se aproximó y extendió el plato para que yo lo tomase, sin embargo, eso no era lo que yo tenía en mente.

-Tal vez no hayas comprendido del todo mi mensaje -Extendí mi mano para agarrar suavemente su brazo y acercarla un poco más, de manera que terminó sentada en frente mío, a solo unos centímetros de distancia -Debes dármelas directo en los labios.

De inmediato retrocedió.

-¿Qué?

-Lo que habéis escuchado, dame de comer.

La miré tratando de demostrar que hablaba en serio.

Tal vez había logrado intimidarla un poco, pero volvió a sentarse en el lugarde hace un momento, tomó una uva de la bandeja y con pulso tembloroso fue acercándola a mi.

No aparté mi mirada de la suya, en cuanto el fruto tocó mis labios ella apartó la vista para dirigirla al suelo. Estaba nerviosa, yo alteraba su ánimo y eso me complacía.

Tomó una segunda pieza, había cierta tensión electrizante en el ambiente, en esta ocasión fui un poco más lejos, y tratando de mantener el contacto de nuestros ojos una vez más, envolví parte de sus dedos con mis labios, con la excusa de que saboreaba el fruto chupé su suave piel y le di una pequeña mordida al final.

Ella estaba petrificada.

Levanté una ceja y en un intento por sacarla de su letargo dije.

-¿No piensas seguir?

Claramente estaba provocándola.

-S….Si -Titubeó.

Tomó otra pieza de la bandeja, y esta vez, tuvo mucho cuidado de sujetarla del extremo más pequeño y solo lo necesario para que no se le cayese, de manera que mis labios no volviesen a tener ninguna cercanía con sus dedos.

Sus ojos no volvieron a hacer contacto con los míos, los próximos minutos estuvimos en silencio absoluto.

Me deleitaba ver lo incómoda que le ponía mi presencia, el sonrojo de sus mejillas me decía lo que pasaba por su mente, pero sabía que aún no estaba preparada para algo más.

¿O tal vez si?

Cuando las uvas se terminaron decidí intentar algo más, y antes de que pudiera ponerse de pie tomé su barbilla para aproximar sus labios hacia los míos.

Antes de que pudiera hacer contacto se dio cuenta de mis intenciones y en el último segundo volteó su rostro soltándose de mi agarre bruscamente.

Lo siguiente que sentí fue un dolor en la mejilla, que aunque no había sido fuerte, me había sacado por completo de un letargo en el que ni siquiera había notado que me encontraba.

-¡Podré ser vuestra esclava, pero solo porque habéis pagado por mi no significa que puedes aprovecharte!

Sus ojos estaban llameantes, el suave sonrojo de hace unos instantes había sido reemplazado por un granate de pura furia. Nunca antes me habían rechazado de aquella manera.

Se puso de pie inmediatamente y llevándose consigo la bandeja se alejó lo máximo posible hacia el extremo más alejado de la habitación.

En aquel momento tocaron la puerta, sacándome por completo de mi asombro.

-Señor, traigo lo que me encomendó.

Recordé entonces los vestidos y todas las cosas que había pedido, la rabia tomó el lugar de mi letargo y por un momento pensé en decirle que se fuera, que echara al fuego las vestimentas y que hiciera lo que quisiese con el resto, pero yo no era un hombre que se dejaba llevar por sus emociones, de ser así habría perdido la vida hace mucho tiempo en manos enemigas.

-Déjalas en la puerta y vete, ya saldré a recogerlas. Ah, y encarga que para el atardecer me preparen otra comida, y que incluyan más uvas.

Esto último claramente había sido intencional, estaba provocándola, y ella respondió con una mirada desafiante.

-Sí majestad.

Abrí la puerta y en el piso se encontraban un amarro de tamaño considerable.

Lo levanté sin esfuerzo y volví a cerrar mi habitación por dentro.

Esta vez me encaminé hacia el sillón que se encontraba en el lado opuesto de la habitación, y desenvolví en él la tela, dejando al descubierto los vestidos y demás aceites.

-Toma, ya puedes cambiarte.

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Besos y Abrazos