Akram: ¿un Príncipe árabe puede enamorarse?

CAPÍTULO 47

ADHARA

Forcejé para liberarme, pero me sujetaba con tanta fuerza que incluso sentía que cortaba mi respiración.

-Es bueno tenerte de vuelta Adhara. -Era su voz, y de inmediato me petrifiqué. -¿Me extrañaste tanto como yo a ti?

Solo entonces alguien encendió una antorcha y pude ver su asqueroso rostro, confirmando así mis peores pesadillas, mientras el resto de sus hombres iba llegando al lugar y nos rodeaban.

Tras suyo se encontraban, cómo no, sus repugnantes hermanos junto con su tan poco deseado padre.

Mi única respuesta fue escupirle en la cara, con todo el asco que me provocaba verlo y tenerlo tan cerca.

Me soltó de inmediato para limpiarse, aunque claro yo, no tenía escapatoria alguna.

-¿Qué hacías jugando a las escondidas? -Volvió a dirigirme la palabra, y yo desvié la vista debido a la repulsión que su imagen evocaba en mi.

-Dos de nuestros hombres murieron, señor. -Interrumpió alguien de entre el círculo de hombres, ahora que los veía debían ser por lo menos unos cincuenta. ¿Dónde estaba el resto?

-Vaya, vaya. ¿Los mataste tú? -Tomó mi rostro para obligarme a mirarlo de nuevo. -¿Quién lo diría? -Emitió una ligera carcajada cargada de incredulidad. -Finalmente tenemos más cosas en común de las que creía, así que eres una asesina a sangre fría.

Lo miré con tanto odio, que si no fuese imposible en ese momento él estaría muerto debido a las tantas dagas que le estaba apuñalando en ese momento.

-No oses compararme contigo, mucho menos asemejarme a tus despreciables cualidades. -La rabia contenida hacía que mi voz sonase ronca -Si es que yo he matado a alguien fue solo para defenderme, no por el placer de la sangre en mis manos o para un beneficio propio como es vuestro caso.

-Así se empieza Adhara, fueron los primeros mas no los últimos, así comenzamos todos. ¿No es verdad? -Se dirigió a sus compañeros.

-¡Sí! -Respondieron al unísono, algunos incluso se reían y recordaban su primer asesinato.

La aversión que me producían seres tan salvajes se intensificó en ese momento, algo que no creí posible debido a que ya me causaban gran repulsión.

-Entonces, ¿Dónde estábamos? -Hizo un ademán de quedarse pensativo por unos segundos. -Ah si, ¿Cómo es que lograste escapar de mi por tanto tiempo?

Permanecí en silencio, mientras veía cómo su rostro se tornaba cada vez más rojo debido a la ira acumulada.

Ya éramos dos.

-¡Contesta! -Gritó.

No iba dejar que me intimidase, ya me tenía, ya había ganado, lo único que tenía yo era este breve momento para desesperarlo.

-¿Es que no es obvio que tu sola presencia me causa tal repulsión que preferí interponer todo un desierto entre los dos? -Le grité en respuesta.

Una bofetada silbó en el aire, cortando cualquier otro sonido al instante, mientras mi mejilla adolorida se torció hacia la derecha en respuesta.

Se había atrevido a pegarme.

Un hormigueo molesto se extendió por mi rostro y noté como se enrojecía el área, seguramente dejaría marca.

Contuve las lágrimas que se agolparon en mis ojos debido al dolor, no le daría el gusto.

-¿Con quién estuviste todo este tiempo?

La alarma volvió a resonar en mi cabeza, yo ya no tenía escapatoria, pero no permitiría que Akram sufriese consecuencia alguna debido a mi.

-Con nadie, estuve oculta por mi cuenta.

-Mientes. -Sonó como si de una serpiente se tratase, casi atestigüé la transformación de su rostro en el propio enviado del diablo. -No soy tan estúpido como para no notar que llevas las ropas de un hombre. -Se acercó a mi y tomó la tela del cuello de mi camisa mientras yo apartaba mi rostro lo más que pude. -Y al parecer es de la realeza debido a los bordados de esta fina tela, Me pregunto ¿quién podrá ser? -Le dedicó una mirada cómplice a su padre. -Y mira esta preciosa arma -Arrebató de entre mis dedos la cimitarra de Akram para observarla mejor. -¿Es esto acero de primera?, ¡vaya! ¡Y tiene incrustados diamantes! -Fingió incredulidad. -¿Qué les parece? El viaje valió la pena, y nos llevaremos más de un tesoro con nosotros. ¿Vas a decirme de quién es esto, o deberé adivinar?

-No es de nadie, lo robé de por ahí.

Por dentro estaba temblando, aunque ya sospechaba yo que Malek estaba al tanto de todo, alguien le había dicho que me vieron con el príncipe, y ahora yo aparecía portando todo esto, no hacía más que confirmar lo que él ya sabía, aunque por supuesto yo seguiría negándolo.

-¡Eres una zorra! Sé muy bien que todo esto le pertenece al príncipe ese, seguramente te revuelcas con él todas las noches…

Acallé sus palabras con una bofetada, ahora también sentía un escozor en mi mano derecha, pero había valido la pena.

-No permitiré que me faltes el respeto de esa manera. Ya te dije que estuve sola todo este tiempo.

-Mírate, has adquirido algo más de osadía, y si lo defiendes tanto… -Acarició su barba -Será algo entretenido. -Dijo por lo bajo. -Ya ni siquiera llevas el velo que con tanto ahínco defendías, dime entonces qué otra cosa podría significar. -Tomó un mechón de mi cabello entre sus dedos. -Siempre quise saber cómo era tu rostro al descubierto. -Acarició mi mejilla sin importarle mi expresión de puro asco. -Lamento que haya tenido que ser de esta forma, me hubiese gustado que fuese en otras circunstancias más…. placenteras -Se aproximó a mi oído y susurró. -Si sabes a lo que me refiero. -Sonrió al alejarse -Llévensela. -Ordenó.



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En el texto hay: romance, romancejuvenil, arabe

Editado: 20.03.2023

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