Nota anónima
Estaba harta de todo el mundo, sentía que no servía para nada. ¿Acaso le importaba a alguien? Esa pregunta me rondaba la cabeza constantemente. ¿Sirvo para algo?
Todo me iba mal: en la universidad recibía malos tratos, en casa mis padres se peleaban con frecuencia. "Todo esto es por mi culpa", "Nadie quiere estar conmigo" me decía repetidamente. ¿Qué más me podía pasar? ¿Tendría que soportar todo esto durante el resto de mi vida?
En mi mente había una constante, débil y silenciosa lluvia. Sin embargo, a veces se convertía en tormenta llena de nubarrones negros. Era tan ruidosa hasta el punto en el que no podía pensar con claridad y me impedía actuar con coherencia.
Tenía muchas cosas ocultas que solamente yo sabía. Todo lo que hacía, lo que pensaba o lo que ocurría a mi alrededor me lo guardaba para mí. ¿A quién le iba a importar la caótica vida de una adolescente? ¿Quién era yo para que a alguien le preocupase lo más mínimo mis cosas?
Necesitaba salir de la situación en la que me encontraba porque sino acabaría hundida hasta el punto en el que no podría salir de ese agujero negro de miseria y desesperación en el que había acabado. ¿Podría lograrlo algún día?