Al Borde Del Abismo

CAPÍTULO 4

A la mañana siguiente, cuando me faltaban tan solo unos cuantos pasos para llegar al instituto divisé a Stacy buscando a alguien con la mirada y no fue hasta que llegué que se acercó a mí corriendo con una cara alegre.

 

Wow, ¿cómo es que está tan feliz y encima a estas horas de la mañana?

 

- Buenos días - dijo sonriente.

 

- Hola - respondí un poco seca.

 

- He pensado que como ahora compartimos bastantes horas podíamos ir juntas a clase - se lo borró un poco la sonrisa cuando vio que no respondía - si quieres claro.

 

- Si si, me parece una muy buena idea.

 

Y así fue como entramos juntas al recinto escolar.

 

Fuimos en dirección a las taquillas para sacar los libros del día y de ahí nos fuimos directamente al aula. Una vez dentro nos sentamos y ella tomó lugar cerca mío, eso sí, sin mediar palabra.

 

Mientras iba entrando el resto del alumnado yo me paré a pensar:

 

¿Cómo es que se ha acercado a mí? ¿Lo habrá hecho por obligación?

¿Realmente quiere ser mi amiga?

 

Y esas eran algunas de las preguntas que me hice. Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta de que el profesor ya había llegado.

 

La hora pasó con total normalidad. Estaba recogiendo para dirigirme a la siguiente asignatura cuando el maestro me llamó para que me acercara a su mesa. 

 

- ¿Qué ocurre? - pregunté un poco preocupada. Estaba segura de que lo había entregado todo.

 

- No te preocupes, no es nada relacionado con la materia. 

 

- ¿Entonces…?

 

- Solo quería hablar contigo - hizo un momento de silencio - últimamente te he visto bastante distraída, mentalmente en otro lugar. ¿Está todo bien? - respondió cambiando su semblante usualmente risueño por otro más un poco más serio.

 

Eso sí que me tomó por sorpresa. Sí, sabía que estos días había estado algo dispersa pero no esperaba que se hubiera dado cuenta. No iba a contarle mis problemas personales al profe.

 

Le hice una seña con la cabeza a Stacy que estaba en la puerta para que no me esperara y se fuera adelantando.

 

Volví a centrarme en lo que me habían dicho y pensé una excusa rápidamente.

 

- Es que por las noches no puedo dormir porque tengo que estudiar. Además, tengo insomnio.

 

Y no era mentira del todo. Realmente tenía insomnio. Era muy difícil dormir. Excepto algunas veces que estaba tan agotada que me costaba menos.

 

- Lo siento mucho, si puedo hacer algo por ayudarte lo haré sin problemas, pero intenta concentrarte en clase. Lo digo porque no me gustaría que suspendieras…

 

- Lo intentaré.

 

Después de lo que pareció una eternidad llegó la hora del descanso.

 

Stacy estaba a mi lado caminando en dirección al patio. No habíamos hablado desde que el profesor me había llamado para hablar en privado. 

 

- ¿Va todo bien? ¿Qué te han dicho? - dijo cuando llegamos a la zona de las mesas.

 

- No es nada.

 

- ¿Tienes algún problema conmigo, entonces? 

 

¿Eh?

 

- ¿Por qué iba a tenerlo? - alegué.

 

- No sé, solo preguntaba. 

 

Estuvimos un tiempo en silencio hasta que ella agregó:

 

- Sé que nos acabamos de conocer hace poco tiempo pero es que tengo la sensación de que eres alguien demasiado especial y que si te pierdo habré perdido una gran oportunidad así que te lo pregunto ahora. 

¿Quieres ser mi amiga oficialmente? No te estoy obligando a que por ser algo mío tengas que contarme toda tu vida, tan solo quiero a alguien con quien compartir mi día a día y que me apoye. Si quieres cuando nos conozcamos mejor podemos llegar a ser algo así como almas gemelas o como quieras llamarlo, es lo dejo en tu criterio.

 

Impactada. Así es como me quedé después de oír todo lo que me dijo. ¿En serio acababa de decirme todo eso? ¿A mí? ¿A la persona a la que nadie le importa? Vaya, eso sí era todo un logro.

 

Estuve un rato procesando toda la información que me había llegado de golpe hasta que llegué a una conclusión, mi decisión final. 

 

- Está bien, seamos amigas.

 

No sé si alguna vez lo llegaría a admitir en voz alta pero, ese día me sentí la persona más importante sobre la faz de la tierra y no tenía ni idea de por qué.
















 




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