A lo largo de mi vida había escuchado muchas veces la misma frase, pero yo no la entendía. Y no fue hasta ese día que le encontré sentido a esa “frase simple” como la solía llamar yo.
“La vida da muchas vueltas, nunca sabes lo que va a pasar”.
Nunca me había pasado por la cabeza la posibilidad de tener una persona en la que poder confiar y un apoyo en esos malos momentos por los que todo el mundo pasa alguna vez en la vida
Así que sí, se lo conté todo. Desde las borracheras de mi padre, pasando por el maltrato hacia mi madre, la pérdida de mi trabajo, el intento de suicidio...
Cuando se lo acabé de hablar y la miré no logré descifrar lo que pensaba. Su rostro era una mezcla de tristeza, pena, enfado, comprensión…
Después de unos momentos de silencio, Stacy pareció volver de donde fuera que estaba.
- L-lo siento mucho, y-yo no sa-sabía - se le cortó la voz.
- No te preocupes, estoy bien, estoy aquí - traté de calmarla.
- Se supone que la que tiene que darte ánimos soy yo - dijo riendo entre lágrimas.
Nos miramos durante unos segundos hasta que se limpió los ojos y volvió a hablar.
- Eres muy fuerte, nunca me habría imaginado que pasabas por tanto - suspiró.
- Ya, bueno… - me puse a jugar con las mangas de la sudadera.
- Ahora que lo sé todo no tienes porque cargar con ello tú sola, ahora me tienes a mi - dijo poniéndome una mano en el hombro.
La verdad es que eso me hizo sentir mejor.
- Muchas gracias por todo, eres muy importante para mi.
Y lo dije de manera sincera. Nunca pensé que el apoyo de una persona me reconfortaría tanto.
- Entonces… ¿no podrás comprarte el piso?
- No tengo el dinero suficiente - dije poniendo una mueca.
- ¡Podemos compartir el mio! - exclamó efusivamente.
- No, ni si te ocurra, no voy a molestarte con mis problemas. Suficiente tendrás con los tuyos - negué con la cabeza.
- Vamos, no seas testaruda, sabes que no tengo problema con eso.
- No puedo, ¿y si mis padres vuelven a pelearse? No estaré allí para mediarlos. Imaginate que le hace algo grave a mi madre, no podría perdonarmelo.
Nos mantuvimos en silencio durante unos momentos hasta que Stacy suspiró derrotada.
- Tienes razón… - se frotó las sienes - pero tú tampoco deberías de meterte en medio de sus disputas. Has salido mal pero podría haber sido algo mucho peor.
- Ya pero prefiero que me pase a mí que no a mi madre.
- Pero… ¿por qué? Quiero decir, por lo que me has dicho ella te trata mal, ¿por qué la defiendes tanto? - enarcó una ceja.
- Pues… no lo sé supongo que no soportaría que le pasase algo. Después de todo es mi madre, la persona que me trajo al mundo - dije encogiéndome de hombros.
- Cierto.
Estuvimos un rato charlando hasta que comprobé que la lluvia había aminorado. Su padre insistió en llevarme a casa pero yo rechazé su oferta, podía apañármelas sola.
Llegué a casa y lo primero que hice fue ir a ver cómo estaba mi madre.
Llamé a la puerta de su dormitorio y entré.
- ¿Te encuentras mejor? - pregunté acercándome.
- No te preocupes cariño, estoy bien - respondió sonriéndome.
Le devolví el gesto.
- Oye hija, ¿te importaría sentarte un momento si no te importa? Me gustaría hablar contigo, será rápido - hizo un ademán para que me sentara a un lado de su cama.
Le obedecí y esperé a que hablara.
- Desde hace unas semanas he estado reflexionando y me he dado cuenta de que no he sido una buena madre - tomó una bocanada de aire - Tú siempre me has defendido de tu padre y lo único que has recibido de mi parte han sido malos tratos.
- No importa ma... -
- No, claro que importa. Ningún hijo merece que sus padres les traten mal y no eres la excepción, mereces respeto. No estoy orgullosa de cómo te he tratado y por eso me gustaría pedirte perdón - se secó una lágrima - sé que no merezco tu comprensión pero quería que supieras que te quiero. Te quiero mucho. Después de todo, siempre serás mi niña, mi tesoro más preciado.
No me di cuenta de que estaba llorando hasta que mi madre me pasó una mano por debajo de los ojos para secarme las lágrimas.
- No deberías pensar que eres una mala madre. Todos cometemos errores, algunos más que otros pero seguimos siendo personas y no somos perfectos. Te quiero mamá, no importa que tan mal me hayas tratado porque siempre seguirás siendo mi madre.