Al borde del colapso.

Auxilio

Quiero morir, y parece que ti no te importa.

Cuando trato de buscar ayuda, cuando finalmente reúno el valor para decir que no estoy bien, me encuentro con tu mirada vacía, como si estuviera hablando en otro idioma.

Quiero ir a un psicólogo, quiero entender por qué me siento así, por qué cada día es una jodida mierda. Pero en lugar de apoyo, me encuentro con preguntas que me paralizan:

“¿Para qué? ¿Qué problemas tienes?”

Si quisieras que lo supiera te lo diria pero no puedo.

No te tengo confianza porque siempre me demostraste que cada secreto que te contaba se lo podias decir a cualquiera.

A veces, incluso antes de decirte nada, ya puedo sentir la incomprensión en tus ojos. Es esa mirada de “¿Qué mierda estás hablando?”, como si el simple hecho de admitir que no estoy bien fuera algo ridículo.

“Tú no puedes estar mal”, me dice. “Tu vida no ha sido tan difícil como la mía”. Y en ese momento, me pregunto si mi dolor es menos válido porque no he pasado por lo mismo que tú.

¿Es que acaso hay una escala para el sufrimiento?

¿Necesito pasar por algo mucho peor para que me escuches sin juzgarme?

Es como si tuviera que justificar cada pensamiento oscuro, cada vez que me siento al borde del abismo. No puedo evitar sentirme sola en todo esto.

Cuando me dices “quieres que te dé un motivo para querer hacerlo”, me quedo en shock. No lo digo en voz alta, pero por dentro grito: "No necesito más motivos, ya tengo suficientes. Estoy viviendo en una batalla interna que no entiendes". Y esa frase, tan hiriente y cargada de desprecio, te la diria pero yo si me acuerdo de tus sentimientos.

Lo que no entiendes es que, aunque no lo parezca, estoy buscando desesperadamente una salida. No quiero estar mal, no quiero sentirme así. Quiero que me mires a los ojos y me digas: “Está bien, está bien que no estés bien”. Pero en lugar de eso, lo único que recibo son tus comparaciones. Como si el hecho de no haber pasado por tragedias visibles invalidara todo lo que llevo dentro.

A veces me pregunto: si no me dejas morir,

¿es que tampoco merezco vivir en paz?

¿Es que estoy condenada a existir en este limbo, donde no soy lo suficientemente “mal” para que me ayuden, pero tampoco estoy lo suficientemente bien como para vivir tranquila?

Es una pregunta que me carcome. Estoy atrapada en una contradicción en la que no sé cómo salir. Quiero ayuda, pero cuando busco apoyo, me haces sentir como si fuera un capricho, como si mi sufrimiento fuera insignificante en comparación con el de los demás.

No sé cómo explicar que este dolor no es algo que puedo apagar, no es algo que simplemente desaparece de un día para el otro porque tú me dice que no tengo derecho a sentirlo.

Estoy mal, y aunque tú no lo entiendas. No quiero más comparaciones, no quiero que minimices lo que siento. Solo quiero que me escuches, sin juzgarme, sin hacerme sentir que mi lucha no es suficiente para merecer atención.

Lo siento tanto por decepcionarte.




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