Jamás imaginé conocer a la ex pareja del tonto en estas circunstancias, y mucho menos esperé que se tratara de la hermana mayor de Lucía. —Así que esto era la sorpresa— me digo a mí misma y no puedo ocultar sentirme decepcionada. Si no tuviera esta clase de sentimientos, esta situación no tendría por qué afectarme. Es más, impulsaría a Santiago a que sea más amable y cambie la seriedad con que la detalla mientras que ella continúa viéndolo con tanto amor que me apuñala el pecho. Era tan obvio que aun suspiraba por él, lo quería y de seguro, no esperó encontrárselo aquí. «Quisiera saber el verdadero motivo por el cual terminaron»
— ¿Ustedes dos… se conocen? —Milagros pregunta y no soy capaz de decir algo. Danna reacciona y asiente un poco apenada— ¿De dónde?
—Estudiábamos en el mismo colegio. —responde Santiago con naturalidad, sin ningún atisbo de nerviosismo— Solo que ella es cuatro años mayor que yo.
— ¿De verdad?
—Sí. —sonríe— Tanto mi hermana y él íbamos a la misma escuela.
— ¿También Lucía? —Liliana frunce el ceño y posa sus ojos en ella— Si eso es cierto, ¿Por qué has fingido no conocerlo?
— ¿Fingir?
Hasta Danna se queda muy confundida y al parecer, no tenía idea de lo que estaba haciendo su hermanita menor. Lu carraspea con las mejillas rojas y nos mira avergonzada.
—No quería incomodarlo. Después de todo, él se había cambiado de colegio y ya no estaba de novio con mi hermana…
— ¡¿Ella es la chica mayor que le rompió el corazón?!
Mis amigas exclaman atónitas y Danna le da un ligero codazo a Lucía con disimulo. ¡Genial! No sé si esta lo habrá hecho a propósito, pero bueno era un detalle que tarde o temprano iban llegar a saber. «Claro que hubiera preferido mantenerlo en secreto»
—Rumores sin fundamento. —susurra el idiota dando un suspiro. Actúo como si no lo hubiera escuchado y ya estoy comenzando a sentirme incómoda. Me suelto de su agarre y…, me quedo perpleja cuando vuelve a tomarme— ¿Por qué quieres alejarte?
— ¿Lo dices en serio?
—Invitamos a todos los presentes en tomar asiento para iniciar la ceremonia de nuestra querida princesa Lucía que hoy está cumpliendo quince años…
El presentador del evento nos interrumpe y no sabe cómo se lo agradezco. La cumpleañera se marcha con su hermana ante ese llamado mientras que nosotros decidimos ir a nuestra mesa. Batallo para que este tarado suelte mi mano, sin embargo, se mantiene firme, logrando que me dé por vencida. Le doy señales a Milagros para sentarme a su lado y ella rápidamente, envía a Mateo con su mejor amigo haciendo que este por fin, me deje libre. Después de unos minutos, Lucía hace su entrada triunfal junto con su padre quién no para de darle vueltas en la pista de baile.
— ¿Estás bien? —murmura Mili para las dos— No ha debido de ser fácil.
— ¿De qué hablas?
—Aunque lo sigas negando, sé que sientes algo por él. —bebo un poco de agua— No permitas que la presencia de la ex – novia te intimide.
— ¿Lo estoy haciendo? —niego y río bajo— Es gracioso que me estés diciendo esto cuando yo nunca acepté que tuviera una atracción. No estoy enamorada, así que no andes sacando conclusiones estúpidas y precipitadas.
— ¿Te es tan difícil admitirlo?
— ¿Por qué te empeñas en eso?
—Porque sí o sí es necesario que te confieses antes de que sea demasiado tarde.
— ¿Qué?
Ella señala con su mirada hacia la mesa de la familia de Lu, y es así como me percato de que Danna anda muy pendiente de los movimientos de Santiago quién solo se dedica a conversar animadamente con Mateo.
—Aún tiene sentimientos por él ¿no?
—Lo sé.
— ¿Y?
—Nada. —me limito a decir. Ella arruga la frente— Las dos sabemos que mi relación es una ficción y si ellos aún se quieren, pueden arreglar sus diferencias para luego volver a estar juntos.
— ¿Y si él ya no siente lo mismo porque quiere algo real contigo? ¿Qué harás?
— ¿Aparte de quedar como payaso de circo?
—Eres muy terca, Cielo. —luce enfadada para luego dar un respiro profundo— En fin, ya no voy a seguir insistiendo con lo mismo. Allá tú si quieres dárselo con tanta facilidad. Total, la apuesta sigue en pie ¿no?
—Ya te dije que no quiero continuar con eso.
—Entonces queda más que confirmado que sí te gusta, que sí lo quieres. —me calla antes de poder contrariarla— Acabó nuestra charla.
Y me ignora como si nada.
El negarme ya no servía con Milagros y esa apuesta ya no era tan importante para mí. Había dejado de serlo cuando admití lo mucho que me gustaba ese tonto. Lo que sí ameritaba mi atención y preocupación era que él no se llegará a enterar de ello. «Preferiría mil veces quedarme con esta desilusión antes de ser despreciada por el chico de quién estoy enamorada»
Una hora transcurre y por fin la ceremonia culmina. Un DJ aparece, encendiendo la música de moda que deleita nuestros oídos y nos mueve el cuerpo. Mis mejores amigas no pierden el tiempo al levantarse y jalar a sus novios hacia el centro.
—Pequeña nube, ¿Quieres bailar?
Santiago estira su mano, aguardando a que lo tome. Tengo segundos para decidir si quiero o no y…, no sé porque mis ojos azules se fijan en su ex. Ella no desvía mi mirada, se concentra en lo que estoy haciendo como si quisiera saber cuáles son mis intenciones. Es patético comportarme de esta manera con alguien que recién acabo de conocer.
— ¿Puedo hacerte una pregunta? —él asiente— ¿Aún la quieres?
— ¿A quién?
—A Danna. —dejo de verla y me sumerjo en ese iris miel— ¿El primer amor no se olvida no?
—Es verdad.
Una cachetada dolía menos.
¿Lo estaba confirmando? ¿En mi cara? «¿Y qué rayos esperabas, Cielo? Un no como respuesta» El corazón se me desgarra e intento tragarme la decepción, pero los labios de él se entreabren, luciendo ansioso y sus manos cogen mi rostro.