SANTIAGO
Bien dicen que el que persevera alcanza y yo ya logré ganarme la lotería.
Ella ha dicho lo que tanto he querido escuchar, me siento algo satisfecho porque no solo quiero que sienta un gusto por mí, sino que esto rebase hasta el más allá y se convierta en ese sentimiento llamado “amor”. Sonrío para mis adentros y sé que debo actuar rápido antes de que Cielo explote de lo roja que está. No ha debido de ser sencillo el contrariarse porque hasta hace poco mencionaba lo mucho que me detestaba.
Tomo su mano y entrelazo mis dedos con los suyos para luego fijarme en Danna.
—Lo que tengas que decirme hazlo ahora y no importa si lo haces delante de mi novia. —inquiero firme— Se me dificulta el dejarla sola.
—Es algo… muy personal —la noto incomoda y mira a Cielo— Solo serán por unos minutos.
— ¿Le estás pidiendo permiso?
—No, no es eso.
—Bien porque me suena a que la estás tildando de insegura y no es así. —agrego. Trato de no hacerlo muy serio para no ponerla nerviosa— Pequeña nube sabe que la quiero a ella y que ninguna mujer se le compara. Ni siquiera mi ex – novia.
—Tu primera ex – novia. —lo recalca y sus ojos se nublan— ¿No lo has olvidado verdad?
No sé a dónde rayos quiere llegar con esas palabras. Si cree que me va a afectar o espera lastimar a Cielo está muy equivocada. No es que quiera negar la relación que tuve con Danna, ni tampoco darle menos importancia. Fue lindo mientras duró, es todo.
Trato de responderle, pero Cielo se suelta de mi agarre y posa sus ojos azules en ella.
—Comprendo que hay cosas por aclarar con él ¿no? —Danna asiente— Entonces tómense su tiempo.
—Pero nube…
—Yo me iré con Stefany. —ella atrapa a su mejor amiga quién trata de negarse. Me sonríe y aun así la veo triste— Nos vemos mañana.
Prácticamente, se la lleva arrastrando y sus demás compañeras se despiden de nosotros haciendo lo mismo. ¿Dice que le gusto y me deja solo con mi ex? ¿Será que confía en mí? O ¿Solo estará probándome? Como me gustaría poder leer su mente para saber que tan presente me tiene.
Si supiera que yo la pienso todo el tiempo.
— ¿Caminamos, Santi? —Danna interrumpe mis pensamientos. Había olvidado que estaba aquí— O, ¿Prefieres que charlemos en tu casa? Hace tiempo que no veo a tu madre y…
—Lo siento, pero tengo que ir detrás de mi novia.
— ¿Ah? —ella luce incrédula— Pero si dijo que…
—Soy yo el que toma la decisión y ahora, solo quiero estar con Cielo. —paso por su lado y me volteo— Igual podremos quedar otro día, yo te aviso. Adiós.
Decido correr, esperando alcanzarla.
Total, si no se logra ya sé dónde vive, así que hoy no te escapas de mí pequeña nube.
***
CIELO
—No puedo creer que los hayas dejado a solas. —Stefany no ha parado de decírmelo con un gesto de enfado. Ya me está irritando— El bombón de tu novio te da tú lugar y tú terminas premiando a esa resbalosa.
—No tienes por qué insultarla.
—Es hermosa, nadie lo duda, pero se nota que quiere bajártelo. —resopla— ¿Por qué se tomaría la molestia de venir a verlo? ¿Acaso no sabe que sales con él? ¡Claro que lo sabe, pero tenía que ser hermana de la némesis! —sus quejas me dan dolor de cabeza— ¿En serio no te molesta en absoluto?
—Ellos tienes cosas por aclarar. —suspiro— Si todo sale bien y quieren volver a estar juntos, yo estaré feliz por él.
— ¿No estás enamorada de Santiago?
Demonios.
Había olvidado por completo la presencia de Felipe el cual nos observa confundido y a mi ya me están sudando los pies. Espero que mi mejor amiga se invente algo.
—Claro que sí, ratoncito. —Stefany coge la mano de su novio. Tengo ganas de vomitar, era la primera vez que oía ese apodo tan ridículo— ¿No te das cuenta de que está tan celosa que no sabe disimular?
—Ah…. —él ríe bajo— Ustedes las mujeres sí que son raras.
— ¡¿Qué dijiste?!
—Nada, gatita.
Creo que acabo de caer en cuenta el porque se llaman así de cariño.
Felipe lucha para que ella no lo aparte y bueno, tal vez este pensó que mi mejor amiga controlaría su mal genio debido a mi presencia. Es increíble que la haya aguantado tanto porque calculando llevan juntos algo de tres años.
Unos minutos después, ambos lucen como dos pajaritos enamorados.
—Cielo, iré a besarme con mi novio. ¿Sí puedes irte sola no?
— ¿Era necesario ese detalle?
—Si quiero privacidad sí. —me guiña el ojo— Nos vemos mañana.
Los dos desaparecen de mi vista y yo que creí que Milagros era la única con sus hormonas locas. Respiro hondo y decido encaminarme hacia mi casa. Mientras camino con lentitud, me percato de unos pasos detrás de mí. Palidezco con la sensación de que alguien esté siguiéndome, así que trato de avanzar más rápido y ese extraño hace lo mismo. ¡Dios! ¿Será que quiere secuestrarme? ¿O hacerme algún daño? ¿No se supone que la delincuencia había bajado en estas fechas? Ahora mismo estoy odiando a la desgraciada de Stefany por haber preferido irse con su novio y no conmigo.
¡No! ¡A quién debería odiar es a Danna por querer estar con mi novio!
Me detengo, decidida a enfrentarlo con valentía y…
— ¡Puedes llevarte mis cosas, pero no me hagas nada, por favor! —grito ocultándome detrás de mi maleta— ¡Los útiles no valen más que mi propia vida!
— ¿Tengo cara de ladrón?
Reconozco su voz.
Dejo de ocultarme y siento que mi alma regresa a mi cuerpo al apreciar al tonto de Santiago.
—Me asustaste. —toco mi pecho y el corazón bombea con fuerza— No vuelvas a hacer eso, por favor.
— ¿Por qué pensaste eso?
— ¿Será porque no has dejado de seguirme en forma silenciosa? —lo recuerdo y quiero pegarle. Me relajo porque quiero saber qué pasó con su ex— ¿Tan rápido terminaste de hablar con Danna?