Al caer la última hoja

1. Un sueño extraño

Mis párpados ardían, la cara y las manos me picaban intensamente. Entonces desperté. Estaba acostado sobre la hierba inundada de hojas a la mitad, por la inmensa cantidad de árboles que me rodeaban, de un profundo bosque.

Me apoyé sobre mis brazos y me puse de pie, miraba a mi alrededor y no entendía cómo había terminado a la mitad de la absoluta nada.

Algo que llamó  directamente mi atención fue que todo el ambiente estaba silenciado; el viento vagaba por las ramas de los árboles y les otorgaba la capacidad de hablar en una lengua muda y muerta, lo que a mi parecer no era un bosque aquello, más bien se asemejaba a un lóbrego cementerio.

—¡¿Alguien puede escucharme?! —grité confundido y algo asustado, mientras me detenía y oía como mi voz se dividía y escuchaba su eco que se expandió por todo el bosque.

A pesar de tener un carácter muy áspero y una actitud muy seria, me sentía abandonado en no sé qué lugar. Tengo miedo y odio cuando estoy solo, en especial desde aquel día...aquel en el que yo y papá...papá...ese d-ía, día... ¡Dios! No puedo vivir más con esto. Si al menos hubiera hecho lo suficiente no hubiera muerto, todo fue mi culpa.

Era yo y el viento.

Oí desde lo lejos el crujir de unas hojas, que seguían una secuencia y se escuchaba cada vez más cerca y con más fuerza hacia donde yo me hallaba. Me sentí algo tranquilo porque pensaba que, quizás, alguien me había escuchado y me estaba buscando.

—¡Aquí estoy!— exclamé.

Dicho esto, el sonido se detuvo repentinamente. Algunas ramas de los árboles comenzaron a chirrear y me volví hacia todos lados, encontrando de entre las sombras de uno de ellos a una figura oculta cubierta con un manto oscuro y de unos ojos color miel encendidos, que observé durante contados segundos antes de que comenzaran retroceder y desaparecer en la oscuridad.

Sintiéndome extrañado por el suceso, comencé a correr en la misma dirección para tratar de alcanzarlo, mientras que con mis brazos removía las ramas en mi camino para evitar golpearme en la cara. Poco tiempo tuvo que pasar para que me diera cuenta que lo había perdido, pero no desaceleré y seguí y seguí, hasta que mi pie tropezó con algo haciendo que me tambaleara y cayera en un abismo que apareció inadvertidamente delante de mí.

Apreté mis parpados para hacer que cuando chocará con tierra no sufriera tanto dolor y mi muerte fuese más rápida. No sé cuánto tiempo estuve cayendo, hasta que abrí mi ojo derecho y pude observar que iba a caer sobre un gran cúmulo de agua, entonces adopté rápidamente una posición adecuada para evitar un duro choque.

El choque fue frenético; a pesar de que quedé inconsciente por el impacto, me desperté a lo que parecía la orilla de un río con todo el cuerpo extremadamente adolorido, algo así como si nadara en brasas aún encendidas. Era demasiado, no tenía fuerzas en las manos y las piernas no me respondían.

Entonces apoyándome, con el dolor inmenso que generaba, con toda la débil fuerza que me quedaba en mis brazos , comencé a arrastrarme como una serpiente en tierra.

—¡Maldita sea! —renegué por el dolor.

Los rayos del sol empeoraban mi sufrimiento, así que  decidí buscar alguna sombra para resguardarme y descansar lo más pronto posible. Pero todo el entorno que estaba frente a mí, digamos, no me favorecía para lograrlo, ya que casi todos los cientos de árboles que estaban, eran completamente secos. Y el único, que era demasiado alto y muy poblado, estaba a un alcance en la que mi condición me imposibilitaba alcanzarlo. Sin embargo, no era una opción.

Mis músculos  se desgarraban, mis brazos sufrían una cadena de  bloqueos constantes que me dejaban inmóvil un par de minutos antes de volver a avanzar de nuevo. Supongo que estuve así, tal vez como una hora arrastrándome, hasta que llegué al árbol medio muerto y con una respiración bastante agitada casi sin oxigeno.

Antes de desmayarme, recosté como pude mi cabeza sobre el tronco, cerré mis párpados y solté un último suspiro.

No puedo decir cuánto tiempo estuve inconsciente, pero cuando volví en sí mismo, ya era de tarde y se estaba poniendo el crepúsculo. Mas eso no era lo que me importaba, sino que de frente y mirándome estaba esa misma figura, que distinguí por su resaltante color de ojos, a lo cual me levanté inmediatamente y sin siquiera parpadear, le pregunté en voz alta:

—¿Quién eres?¿Por qué me sigues? ¿Cómo me encontraste?

No dijo ni una palabra

—¿Acaso eres mudo o sordo? ¿Que no me escuchas cuando te hablo o qué te pasa?

Tampoco contestó o dijo algo, sino que levantó su manto y cuando descubrí su rostro el aliento se me fue y las lágrimas empezaron a caer de mis ojos. Cabello negro, nariz medio empinada y esa barba que iba desde su mentón y se extendía por ambos lados de su cara. Era imposible. 

—¿P-a... p-a... papá? —mi voz se entrecortaba debido a la impresión. 

—No. Pero su recuerdo aún vive en ti —contestó una muy grave y ronca voz. 

—Entonces —sequé mis pupilas— ¿Quién...?

—Ah, Jack ¿Cuánto tiempo seguirás eludiendo al pasado y continuarás engañándote a ti mismo con esa misma idea  de la vida que tienes? ¿Qué acaso crees que puedes vivir con la culpa y manejarla a tu antojo? Vamos a ver que tanto duele volver a vivir entre el miedo, la soledad y la miseria. 

—¿Cómo sabes mi nombre? ¿Y qué estupideces dices? —empecé a tener algo de temor e ira al tiempo puesto que me sentía demasiado frustrado. 

—Oh, vamos muchacho. —Se da la vuelta y me deja de espaldas—. No puedes mentirle al pasado, pero sí al presente; sabes de lo que hablo claramente. 

—¿Qué? No, no sé a lo que te refieres. 

—¡Jajajajajajajaja! —se rió maníacamente, luego calló en seco y se volvió hacia mí— Bien. Veamos que tal se siente que los fantasmas que te atormentaba en un tiempo vuelvan y te visiten.

Sus palabras fueron seguidas de un impetuoso viento que azotaba con olas agresivas al árbol, y hacia que mi cuerpo se meneara de un lado a otro; los abatidos rayos decoraban y daban luz al escenario que cobraba una esencia espantosa, cuyos destellos al reflejarse en la cara de este mismo hizo que se convirtiera en una calavera al instante. Retrocedí lleno de terror.



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En el texto hay: asesinatos, pasado oscuro, amor

Editado: 31.05.2021

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