Al caer la última hoja

3. Calamidades

—Vamos Jacky.

—Ya voy papi —le decía mientras bajaba las escaleras.

—Apresúrate, hoy es tu primer y gran día.

—Esta bien pa.

—Trata de no meterte en problemas y pórtate muy bien con la señora Rose —me hablaba agachado frente a mí con una gran sonrisa, mientras terminaba de acomodarme la camisa.

—Ok, vámonos ya.

Salimos de la casa, yo estaba agarrado a su mano y él abriendo la puerta del coche me dejó en el asiento trasero, luego encendió el auto y nos dirigimos a la guardería.

—¡No! —grité levantándome.

Me desperté bañado en sudor y con el corazón que se me salía del pecho, había tenido ese horrible sueño de nuevo. Cada vez lo siento más real como si volviera a vivir ese tormento otra vez. En algunas noches quedo en desvelo, tengo complicaciones para intentar cerrar al menos los parpados debido a la gran culpa y miedo que me provocan, y de seguir así, no dudo que tenga alucinaciones que más tarde me terminen convirtiendo en un completo lunático.

Mi celular sonó, era una llamada de Marc, extendí mi brazo y atendí a la llamada:

—Hola Jack

—Hola, ¿qué pasa Marc? —le dije aún entredormido—¿por qué me llamas tan temprano?

—¿Temprano? Jack son las 8:00.

—¡¿Tan tarde es?! ¡El profesor me va a reprobar!

—Eh, yo por ti me preocuparía por algo peor.

—¿Y qué podría ser?

—Date prisa, tienes que ver esto.

—¿Qué?

—Solo no pierdas más tiempo.

Cortó la llamada. Que extraño, todo lo decía en un tono bastante apurado y un poco asombrado, además dijo que me calmará, que había más de un motivo para preocuparme, por lo que presiento que algo bueno o malo pasó en la universidad. Pero ¿Qué podría ser más importante que ser reprobado?

Por curiosidad me adelanté a pararme de la cama, a arreglarme y a salir en el menor tiempo posible, sentía demasiada ansiedad por todo el cuerpo, es imposible no emocionarse por lo imprevisto, sin importar lo que haya ocurrido.

Cuando le estaba poniendo seguro a la puerta de mi casa, escuché la sirena de varios coches de policía que pasaron de frente a una velocidad extremadamente alta y vi que al fondo de la calle doblaron en una esquina, la misma que lleva a la universidad. Todo se estaba tornando cada vez más intrigante y confuso, debo apresurarme si quiero saber qué es lo que produce tanto misterio.

Al llegar, miré que la carros de los agentes estaban parqueados justo en la entrada rodeándola y alrededor de ellos habían colocado una cinta amarilla. Luego oí que alguien me llamó, volteé la cara encontrando a todos sentados en la acera al otro lado de la calle, y teniendo la espina de la intriga, decidí acercarme y acompañarlos.

Primero pregunté qué era lo que había ocurrido, por qué vino la policía y qué hacíamos sentados afuera de la universidad, por lo que no pasó ni un segundo de lo que dije cuando escuché unas palabras impactantes que satisfagó mi incógnita.

—Un incendio. Alguien encendió la universidad anoche. No se sabe quién —explicó Morgan.

—¿Cómo que no se sabe?

—Nadie sabe porque todos estaban durmiendo. Algunos se despertaron cuando el incendio era completamente inmenso y el reflejo de la luz entraba por las ventanas e iluminaba sus habitaciones.

No tenía sentido, qué clase de loco prendería la universidad a la mitad de la noche, y lo más sorprendente, cómo lo habrá logrado. Podría ser Luke, pero vamos, ni por que él y Howard estuvieran toda la noche metidos en la universidad, o estuvieran más que dementes podrían causar un daño tan descomunal y llamativo en poco tiempo. No podía serlo, pero entonces ¿quién lo hizo?

—Un par de horas después —continuó ella—, en la madrugada, llegaron los bomberos y apagaron el fuego, pero ya el daño estaba hecho. Prácticamente, la universidad quedó hecha cenizas. Y ya cuando aclaró llamaron a la policía, pero hasta ahora llegaron.

—¿Y cómo sabes eso? —la cuestioné.

—Vivo en un departamento al lado.

Ya entiendo por qué Marc no me lo dijo cuando me llamó, simplemente lo hubiera considerado algo completamente absurdo o salido de contexto, tenía que verlo para creerlo. Ahora me rodea otro enigma.

—Eh, ¿Nadie ha visto ha Thomas?

—No, no desde el incidente de ayer —respondió Justin.

—Yo me pasé por su casa ayer después de clases —afirmó Spencer—, y cuando le pregunté a sus padres sobre él, contestaron que Thomas no había vuelto a casa desde la mañana que había salido a la universidad.

Aún estaba hablando cuando el director apareció y al verlo nos pusimos de pie. Un silencio estremecedor invadió el lugar durante un admirable tiempo, en el que el director se tocaba la nuca, con una expresión de indignación y frustración en su rostro. Luego manifestó:

—Debido a un contratiempo imprevisto, donde por la gravedad de los hechos quedó afectada más del noventa porciento de las aulas, los estudios se cancelan indefinidamente —sentenció.

Yo no podía estar más impactado. Si bien me sentía feliz porque me tomaría un descanso de todo esto, por otro lado no era el momento ideal, ya que este era el último semestre para graduarme.

Después de que terminara de hablar, nos pidió a todos que nos retiráramos a nuestros hogares, además aclaró que si alguien sabía o conoce quién es el responsable de esto lo informara de inmediato.

Luego, los chicos y yo nos fuimos de allí y deambulamos un rato por las calles mientras conversábamos sobre qué planes haríamos ya que habían cerrado la universidad, o más bien destruido. Al tanto que hablábamos y caminábamos, Evelyn se detuvo a la vez que miraba a una casa al otro lado del carril.

—¿No es ahí donde vive Thomas?

—Por, ¿Quieres pasar a saludarlo? —espetó Justin—¿Qué no escuchaste lo que dijo Spencer?

—¿Y qué con eso? ¿Algún problema? Quiero pasar a ver si ya llegó.

—Como quieras —suspiró fastidiado—, pero si ese descerebrado tiene otro ataque, le partiré la cara.



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En el texto hay: asesinatos, pasado oscuro, amor

Editado: 31.05.2021

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