Al caer la última hoja

Secretos entre amigos|2 Parte

—Bien, está hecho —afirmó Marc, presionando la tecla de aceptar—. Ya no nos podrán rastrear, estamos a salvo, creo, por ahora.

—Me gusta, ahora es ahora, lo que venga después, que venga—comentó más apaciguado Justin—. ¡Ah! ¿Y lo de...?

—¿El celular? Lo estaba haciendo al mismo tiempo que me encargaba de bloquear todos los intentos de esos sistemas. Ya lo tengo.

—¿Dónde es el sitio?

—Haber... —revisó el mapa—. En la presa Jainsson. Esto está mal, no puede estar ahí.

—¿Por qué? —pregunté confundido.

—50 personas muertas hace pocos días, masacradas —expuso Justin—. Y la bofia anda haciendo pesquisas y mantiene el área controlada desde ambos extremos. Si vamos allá nos matarán, esa gente del gobierno no tiene problemas en  dispararnos.

—¿Entonces? 

—Sígueme, y tú Marc. Que el carro esté arreglado antes de que volvamos.

—¿De dónde?

—Chicas, ¿pueden desplazar la mesa a un lado, en la que están sentadas?

La movieron hacia un lado, Justin se acuclilló y dando golpes al suelo trataba de oír algo. Luego se escuchó un fuerte sonido metálico, entonces arrastró su mano por el suelo hasta tomar una manija de agarre, que levantó, abriendo así una trampilla que comunicaba con un cuarto inferior a través de unas escaleras de mano. Sin oportunidad para reaccionar él bajó de primero, seguidamente Marc me motivó a seguirlo. Descendí hasta un nivel prácticamente oscuro, Justin encendió la linterna de su teléfono y halló un interruptor que subió; las luces, nítidas y débiles, cogieron más fuerza, permitiendo ver la totalidad de la habitación. Estaba estupefacto, esta es la razón del problema, ¿cómo lograron llenar esto de armas?

—Ok... explícame ahora sí.

—Jack, somos hackers y contrabandistas profesionales. Todo lo que ves fue adquirido ilegalmente de otros países.

—¡¿Qué?! ¿Cómo que de otros países?

—Rusas, Estadounidenses, Chinas, Japonesas, Francesas, Alemanas, etc... Andamos en el radar del mundo. ¿Notas la importancia de que necesitábamos a Marc?

—Pero... ¿desde cuándo se les ocurrió metersen en esto?

—Simple: desde el momento en el que pensamos que algún día llegaría el apocalipsis. Habría que prepararnos y armarnos bien. Ser la resistencia. Quise adelantarme.

—Perdiste los sentidos. Eso jamás pasará mientras tú vivas.

—Es una probabilidad, pero nos pueden venir como un excelente apoyo para penetrar la seguridad de la represa.

—Nos revientan ellos primero antes que nosotros.

—Tenemos uniformes blindados. No nos verán ni sabrán quiénes somos. Ah, y el carro de arriba lo es igual.

—Eres un completo demente.

—Agrégale rebelde e ingenioso.

—Listo —intervino Marc—, ármense y llévenselo a los otros. Rápido.

Nos equipamos con mochilas e introdujimos todas las armas y municiones necesarias junto con los trajes, al sentirlas ya demasiado pesadas las cargamos hasta arriba. Cada uno se equipó con su arsenal, posteriormente Justin presionó un botón de la llave del vehículo y todos entramos en él; decidió ser el que conduciría. Casi sufro de nuevo un ataque de pánico, Marc me rodeó con un solo brazo y me afirmó que me acompañaría en los asientos traseros para brindarme mayor seguridad, mi respiración se hizo un poco más fluida. Traté de inquirir cuánto tardaríamos en llegar a nuestro destino, resultó que serían de 2 a 3 horas por el camino más corto. Giró las llaves y prendió el motor, abandonamos el garaje.

—¿Alguien ya diseñó un plan sobre qué vamos a hacer cuando tengamos un encuentro con la policía? —soltó Spencer.

—Fácil: hacerles una embestida —resolvió Justin.

—Eso es más un plan suicida.

—Espérate... todavía no conoces a este bebé —dijo sobando el manubrio.

Unos minutos más adelante, íbamos conduciendo tranquilamente, gracias a que los vidrios eran de una tonalidad demasiado oscura que inhibía el paso de la luz librándonos de los ojos de muchos que andaban por las calles, el tráfico no estaba tan saturado y progresábamos bien. Repentinamente, ocurrió lo imprevisto y la forma en que la escena se manifestó fue épica, no sabía si creer que esto era un papel o verdad.

—Chicos, —señaló Evelyn de frente y hacia arriba— ¿por aquí suelen volar helicópteros?

Dichas esas palabras, se encendió un reflector proveniente del helicóptero. Alguien con un megáfono empezó a hablar.

—Se solicita a todos los buenos ciudadanos que abandonen el área lo más pronto. Es una emergencia, repito esto es una emergencia. Solicitud del Departamento de Policía.

—¿Ahora qué? —pregunté.

—Lo que dije al principio —aseguró Justin—. ¡Agárrense!

Pisó a fondo el pedal y nos fugamos con celeridad, aplicando maniobras para evadir los autos de uno y otro carril, añadiendo que los carros de la policía brotaron por nuestra retaguardia como hormigas. Sin decir que sobrevolaban por todas partes los helicópteros también.

—¡Marc!

—¿Sí?

—Abre la escotilla, apodérate de la minigun y dispara a diestra y siniestra, ¡no los permitas acercarse! ¡Derriba a esos pajarracos!

 —Con todo gusto —estiró las manos.

—Chicas, bríndele apoyo. Tú Jack, atento a pasar la munición.

Era increíble, Marc se encargaba de la parte aérea mientras que se exponía a los tiros proveniente de estos mismos en el aire; hay que recalcar que la minigun se unía a la escotilla por la parte inferior, por lo que podía usarse y guardarse al abrir o cerrarla; las chicas, que se ubicaban en la parte trasera, abrieron las puertas y empezaron a impactar con fusiles las ventanas y neumáticos de los coches, bloqueando su avance. El reto de los helicópteros se mantenía, ya que seguían apareciendo, fue ahí cuando se le pidió a Spencer, al lado de Justin, que cogiera un RPG y los acabara en definitiva. Lo hizo entonces, pero para poder tener mejor puntería se sentó fuera de la ventana y conservó los pies adentro para no caerse. ¡Dios mío! Nunca escuché en demasía explosiones que me persiguieran tan de cerca.



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En el texto hay: asesinatos, pasado oscuro, amor

Editado: 31.05.2021

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