Secretos entre amigos|3 Parte

Al divisar la presa a, aproximadamente, 200 metros, se comenzó a notar la presencia de la seguridad que Justin había referido, y para pasar inadvertidos hasta la entrada tuvimos que introducirnos en la maleza una vez más. El coche quedó escondido en medio de unos árboles y cubiertos de hojas para camuflarlo con el entorno. Nos movimos con mucha cautela y así evitar el mínimo de ruido para no ser descubiertos

—Esta resguardado hasta las narices —opinó Morgan arrodillada—. ¿Tenemos idea de cómo entrar?

—Oh, vamos —dijo Justin—. Esto es un plan suicida, pero por eso no significa que tengamos que improvisar. Marc, ¿tú qué dices?

—Digo que, aunque estemos bien armados, son demasiados y no podemos usar el auto, sin añadir que estos tipos tienen un equipo más avanzado, en comparación con los que nos enfrentamos antes. Además, si usaramos las pistolas con silenciador, opino yo, no daría para deshacernos de todos ellos; toca eludirlos para entrar. Algo inteligente sería aguardar hasta que se haga la noche, veríamos todo y ellos nada.

—Eh, vemos lo que ellos ven. Eso no es ninguna ventaja —razonó Spencer.

—No, no si llevamos puesto esto —contestó, poniéndose unos raros lentes.

—¿Eso qué?

—Son gafas de visión nocturna —explicó activándolas—. Nos facilitarán el avance y la evasión de la seguridad. Pero solo debemos esperar a que llegue la noche.

—¿Y exactamente en cuánto será? —preguntó Evelyn.

—Supongo que... —Justin se echó hacia atrás una manga y dio un reojo a su reloj— en un par de horas.

—Tiempo más que suficiente para contarles sobre una estrategia —comentó Marc—. Ya lo hablamos Justin y yo: Spencer irá por un franco junto a él, uno subirá a un árbol, mantendrá su posición e indicará los movimientos que vayan ocurriendo; ustedes, Evelyn y Morgan, se echaran en unos charcos de lodo y serán nuestros oídos en el barro; por último, ejecutaré mi parte con Jack, donde ambos lanzaremos granadas de gas somnífero en posiciones calculadas, para que el radio de estas los cubra a todos ellos por completo.

—¿Vamos a ponerlos a dormir? ¿Y nosotros qué? —interrogué.

—No hay alternativa, el tiempo no nos asegura que ella esté bien o no, si tardamos aún más esta situación se volverá ansiosa y frustrante. Usaremos unas mascaras especiales para así filtrar el gas y este no nos afecte.

—Hagámoslo muchachos, no quiero que seamos solo nosotros seis ahora en adelante —respondió con seguridad Morgan.

—Está dicho entonces. Sigan a Justin, les mostrará el lugar que cumplirá cada uno. Tú me seguirás a mí Jack.

El plan estaba muy bien elaborado y estructurado, pero, me surgían dudas respecto a mi persona en el papel que tenía, si no activaba por error la granada cuando la tuviese en mi mano, o si no era lo suficientemente fuerte para tirarla al área que correspondía. Temía que arruinara esto.

Ya a solas, valiéndome del momento que había, le hablé sobre cómo nos habría descubierto la policía y saber el sitio en dónde andábamos circulando. Duda que Marc afirmó por igual, y supuso que, quizás, alguna persona ajena se coló de alguna manera, se fijó en lo que llevábamos puesto y lo malentendió. Nadie sabe quién fue, no hay pistas y puede ser que nunca jamás lo sepamos. Aunque lo importante es que seguimos vivos.

En cuanto el sol se puso todos nos dispusimos a nuestras respectivas posiciones, la hora estaba próxima a llegar. Spencer en el árbol, las chicas en los charcos, faltaba que Marc recibiera los informes de los walkie talkies para autorizar la orden. Todo avanzaba normal, la seguridad se mantenía, no se notaba ningún cambio.

—No hay cambios de fichas. Siguen ustedes —avisó Justin desde los walkie talkies.

—¿Preparado, Jack?

—Eh, sí. Listo.

—Veamos... 1...

—¡Apresúrense! —exclamó Jus.

—¿Qué ocurre contigo?

—Marc, ¡se acercan helicópteros!

—¡¿Cómo?!

—Son muchísimos. ¡Liberen el espacio de inmediato!

—¡Lánzala Jack!

—Aquí voy... —dije mientras quitaba el seguro de la granada—. ¡Pero, pero que no se quita, se ha trabado el seguro!

—¡¿Se ha trabado?! ¡Mierda!

—¡Se aproximan más y más, todos traen reflectores! ¡Esto se va a caer si no actuamos! ¡Apúrense, maldita sea!

—¡Dame eso Jack!

Se la di a Marc, con sus manos dobló y rompió el seguro, el gas comenzó a aparecer y entonces me la devolvió, las arrojamos sincronizadamente. Nos tumbamos en el suelo, se quitó la maleta, introdujo su mano adentro y sacó dos cubrebocas junto con las gafas, cogí y me puse uno de cada uno, enseguida me aconsejó que iríamos arrastrándonos para evitar el humo lo mejor que pudiéramos hasta alcanzar la entrada. Por si no fuera tanto, la nube que se formó imposibilitaba que nos vieran desde arriba.

Avanzamos aprisa con mucha dificultad por la posición que nos esforzábamos en llevar, fue ahí que mi mente trajo una imagen y que impulsó en mí un sentimiento de cansancio que se me hacía conocido, mi cuerpo me garantizaba algo que nunca recordé haber vivido. Un déjà vu, con todo, mi consciencia no coincidía. Las "fotos" no necesariamente representaban la misma escena, pero sí lo que sentía. Raro.

Al alcanzar la puerta nos levantamos, Marc sacó un clip y lo deformó, metiéndolo en el cerrojo giró la perilla para que finalmente se abriera. Ingresamos al igual que los chicos, que llegaron un poco después, y al estar ya todos dentro la cerramos de nuevo. 

—¡Ay! —exclamé quitándome el cubrebocas y dando un hondo suspiro—. Ya me estaba hartando sin mucho aire para respirar.

—¿Estamos completos? —preguntó Marc.

—Sí .—Garantizó Justin— Hubo inconvenientes para que Spencer bajara del árbol, o para que lo entiendan de un modo: los engranajes a veces se atascan en los aparatos.

—Sí, lo captamos. Ahora bien, examinemos el lugar. —Sacó su celular y deslizó repetidas veces sus dedos en este.