12. Descalabro

Podía percibir con mi nariz el familiar olor de humo acompañado del sonido que produce una llama  cuando se está consumiendo, sentía además un fuerte calor, entonces me desperté y me hallé rodeado de escombros, cristales rotos, estanterías tiradas, vestidos y maniquís en el suelo. Elevé mis ojos para percatarme después de que estaba en el interior de una deteriorada tienda de ropa, que era consumida por el fuego poco a poco, y que sería una victima de esto si no salía pronto. Cómo llegué aquí, dónde se encuentran los demás. Me levanté con rapidez, corrí y salté las estanterías derribadas para así lograr alcanzar la salida, sin embargo, una parte del suelo se rompió y atrapó mi pie provocando mi caída, esto estimuló para que se comenzaran a crear grietas en el piso. Tiré y tire con afán mientras el techo se desmoronaba aceleradamente, llenando aún más de polvo el medio donde el espacio para respirar se limitaba todavía más, haciendo que tociera fuertemente como consecuencia del poco oxígeno que había. Hale en mi último esfuerzo antes de que me cayera el edificio encima, consiguiendo sacar el pie pero perdiendo el zapato; me levanté nuevamente, continué y con anticipación salté afuera, evitando así una muerte sepultado, ya que instantáneamente la estructura se vino abajo.

Suspiré profunda y relajadamente para poder restablecer mi ritmo de respiración que casi se me agota, luego, con la mente refrescada, me puse de pie para saber dónde me localizaba, mejor no pudo ser, el centro comercial. Estaba en el segundo piso. Un caos total reinaba: todos los negocios locales fueron vandalizados y robados, la cúpula en la parte superior destruida, restos de comida juntamente con algunas piezas de ropa o vestidos rotos, de igual modo el ambiente se complementaba tiñéndose de un color naranja vivo siendo resultado de las nubes que se crearon a partir de la existencia de fuego que, lo más correcto, es decir que lo causaron. No me permitía imaginar lo que les habría ocurrido a los muchachos, aún así, no tenía conocimiento que pudiera explicar el cómo llegué aquí.

Bajé detenidamente las escaleras eléctricas, que se habían descompuesto, para contemplar de más cerca una gran catástrofe, la cual no sé los precedentes que llevaron a concebirla, bien que debió ser, en el instante, una absoluta vesania por el bien propio. En una vez un pedazo de periódico golpeó mi cara, y al retirarlo leí el título de aquel titular, que era lo único disponible porque su contenido se había rasgado: GRINDBONNE: ENTRE LAS LLAMAS Y LA ANARQUÍA TOTAL. Mi mirada quedó fijada, todo mi cuerpo y sentidos se congelaron por el duro aturdimiento que acababa de recibir, no podía ser real o no lo aceptaba, no y no. En ese momento, una voz que gritó y me produjo una gran esperanza, una muy reconocida como música para mis oídos. 

—¡¡Jack!!

—¡¡Aquí estoy!! —Devolví el gritó.

Hice lo mismo repetidas veces entre las densas cortinas gaseosas para atender y dirigirme a el lugar de donde se escuchara más fuerte el grito, hasta alcanzar un punto en que no se volvió a oír nada pero seguí la dirección establecida sin detenerme. Muy pronto, a la distancia, identifiqué sin muchas complicaciones al dueño y mi mejor amigo.

—¡¡Marc!! ¡¡Estás intacto!! ¡¿Qué pasó con los chicos?! ¿Por qué no llevas puesto el uni...? —Me examiné por un par de segundos para enterarme de que vestía igualmente de ordinario a él. Fue esa señal la que me indicó que esto era un sueño.

Redirigí la vista a Marc, y este sin pronunciarse o detenerse, se acercó a mi posición e inmediatamente extendió ambos brazos y me proporcionó un enorme abrazo, no comprendía esa acción. Toda la nube existente que nos rodeaba se apartó lentamente, revelando cuerpos muertos con rastros y charcos de sangre en derredor del mosaico donde estábamos de pie, en seguida agachó la cara. Si bien sentía que era un sueño, me impactó profundamente la escena, entre el montón distinguí a mis otros amigos. Súbitamente, el sonido de unos pasos empezaron a rondar de todas partes, hasta que se concentraron en un punto concreto de donde lo escuchaba venir con más intensidad, que eran a mis espaldas. Los pasos se suspendieron, con algo de angustia me decidí por girar la cabeza, y al ejecutar aquel movimiento reconocí a la figura de una sombra oscura que alzaba una de sus manos empuñando un cuchillo listo para clavármelo. Esta se mantuvo estática como si alguien la hubiera pausado por un momento, aunque imprevistamente reanudó su acto y percibí algo filoso que atravesó mis costillas. Me desperté al santiamén de un solo salto.

Todos yacían, al igual que yo, en la cubierta de la lancha durmiendo, bueno, Justin se ubicaba fuera de esta sentado al borde de las aguas residuales, y por mera curiosidad decidí ir a hablar sobre qué hacía. A lo largo del túnel, en la parte superior, había luces instaladas que daban una mayor visualización. Fui cuidadoso en mis pasos para no caer encima de nadie, al verme me preguntó por cómo pasé la noche, que si pude conciliar el sueño o si hubo interrupciones.

—No, bien. Tuve una buena noche, simplemente me levanté porque acabé de tener una pesadilla.

—Por dos.

—¿Qué hora es?

—Veamos... las 7:15. Es demasiado temprano. ¿Sobre qué trataba tu pesadilla?

—Caos, destrucción, cuerpos muertos, sangre... y una rara figura oscura.

—Vaya, ya lo imagino. —Devolvió la mirada a las aguas— Yo tengo problemas que me deshacen el sueño, y cuando duermo trato de no pensar mucho. Muchas noches me desvelo hasta estando con los ojos cerrados en la cama, lograr dormir es mi desafío.

—Perdón por ser un chismoso, pero ¿qué te hace que te desveles tanto? 

—No es para nada un asunto actual... es algo muy personal. Ese es el motivo por el cual, después de la horrible muerte de Thomas, valoro y amo más a mis amigos, incluyéndote, por eso puedes notar que mi comportamiento no es el mismo del de antes. Me he propuesto ser una persona empática, dejando olvidado los pilares de mi pasado testarudo. No te confesaré nada en concreto.