Al caer la última hoja

15. Vísperas de desgracia

Transcurrieron dos semanas desde que Marc acudió a la casa en el árbol para enseñarle esa desconocida y bizarra cara de Thomas, hicimos un pacto para que solo quedara entre nosotros el descubrimiento. Ricky también se sumó a la palabra.

Acepto que me he sentido mejor emocionalmente a partir de la fuerte escena que protagonizamos allá, mi mente se halla más liviana respecto a mis sueños y pensamientos recientemente, han mejorado las noches. Hay un limitado espacio libre entre tanta ansiedad. La instalación de un compañero de piso cooperó a esa sensación placentera.

—Espabila Jack. El desayuno está listo.

—Sí, ya, ya. —Bostecé, estiré los brazos y me froté los ojos.

—Mañana es navidad, acuérdate. Todos asistirán aquí, a la sazón tenemos que arreglarla lo más breve y óptimo posible.

—¡Ah! Que ella va a venir incluso.

—No, será la excepción. Es llamativo que haya cambiado su proceder de forma extremadamente negativa, ni asiste mis llamadas. Se apartó del resto.

—Eso me da dos cosas que tengo debajo. Un problema menos.

—¿No has razonado en reconciliarte?

—Uff, efectivamente, cuando ha insultado a tu padre que por estar muerto no vale nada.

»¿Me pides que me le arrodille y le diga que la amo? No me voy a humillar, tengo dignidad.

—Hablarle civilizadamente no es ignominia. La heriste bastante.

 —El tiempo fue pertinente, nos ubicó en nuestro puesto, su capricho fue competente con mi disposición.

—No confirmes que lo ha sido, puede ser una equivocación.

—Estás muy deseoso que volvamos. ¿Hay algo detrás?

—De ningún modo. —No se inmutó—. Veo entre los dos una bonita pareja, te beneficiaría.

Imposible dilucidar a Marc, se aferra ciegamente a juntarnos en un ciclo que yo ya cerré y boté la llave. Es ingenioso y convincente, eso no me da calma, no debo enredarme con sus consejos que estén relacionados, por más fiel amigo que sea; porque no me perjudica, sí, pero no es mi deseo. Estimaré esa afirmación como un chiste, espero no se personifique en mí.

»Anda, ve y lávate la cara. —Se retiró.

Roté las llaves y fluyó el agua, me enfrenté al espejo mientras me rociaba continuamente para tomar más vigor, reiteraba sin fin "no voy a quererla", "no la perdonaré". Al proviso mi subconsciencia se plasmó en el reflejo, augurando lo que se presumía era una advertencia. Mi incredulidad produjo insuficiencia para valorarla.

—Te han clavado un cuchillo en el dorso, ¿qué se siente ser inmune al dolor?

—Libre y con oxígeno. No estoy encadenado a una víbora que me pica e inyecta su veneno; una puñalada es solo el impacto, me desangraré y mis sentidos se desactivarán; en cambio la mordida, el veneno se queda y te deteriora.

—No has sacado el veneno; no le has pisado la cabeza. El cuchillo es de otro. La cuestión es: ¿Qué te matará primero? y ¿De quién es el filo de plata?

—Tú eres yo. —Sonreí —. Sabes lo que sé. Ni caes en lo que dices, tu libertad fabrica suposiciones que son falacias irracionales sin fundamento. Te haces ver importante pronunciando palabras con espontaneidad. Ni siquiera eres real.

—Te avisé: No hay mejor chance para que un lobo devore un rebaño, sino cuando su pelaje se cubre de algodón, y el pastor fiado está. Estás rodeado de impostores.

—¡Cierra la boca!

—¿A quién le gritas Jack? —preguntó Marc desde afuera.

Callé por la impresión, luego respondí.

—Al cepillo, porque hice demasiada fuerza y me rompí una encía. En serio, duele horrible.

De verdad eso sí pasa, por lo que la veo una excusa creíble y no un disparate sin sentido. Qué se imaginaría él si se enterara que pelee con mi reflejo. Quizá me trasladaría a un manicomio; no asimilaría convivir con un loco mental y correr un riesgo con mi conducta, esto sumado a que ya está percatado de mi intento de suicidio. Permanecería en un cuarto vacío y blanco, sin acompañamiento, un abstracto silencio que invitaría a las voces que recorren la soledad que me convidarían a ser un orate. NO SOY DÉBIL.

En la sala, el televisor estaba prendido en el informe de las noticias, Marc tenía la mirada fija, sugería que era importante. Siquiera parpadeaba, se había quedado absorto. Me recosté en el sillón. Qué cosa seria tan impactante.

»—Así es Jacob, —exponía una joven— como te acabo de mencionar, el hijo del alcalde fue herido gravemente mientras transitaba con total calma por una calle, cuando, según el testimonio de la comunidad, un sujeto cubierto por una capucha que le acompañaba  tuvo un fuerte desacuerdo con este individuo, y el tal ejecutó un arma de fuego que portaba disparándole el proyectil al lado derecho del pecho. Se encuentra en estado crítico y los médicos se muestran pesimistas. El gentío lo persiguió hasta que desapareció

—No jodas más —expuse con disgusto.

»—El alcalde en persona está enterado y se a sinceró con lo que pagará el criminal.

»—¡Que lo quemen vivo! Que arda y se deshaga en gritos y polvo... —Rompió en llanto—. Como del igual modo me ha dejado... ¡¡Búsquenlo!!

»—Durante los próximos días, semanas, meses, o cualesquiera que sean las circunstancias hasta encontrar al culpable, anunció él, un escuadrón especializado de la policía rebuscará hasta los confines de la ciudad y se ocupará en exponerlo. De la misma manera adicionó que las entradas y salidas de Grindbonne son suspendidas temporalmente, siendo las fronteras ocupadas por militares para que nadie sortee a la justicia. Se hará lo imposible por lograrlo.

—Lo que faltaba. —Lo apagó—. ¿Acaso estamos malditos o qué? No hay nunca algo bueno que resalte. Vamos de mal en peor.

—Siempre anhelamos que las cosas van a cambiar para bien, pero tú ya lo has dicho: esto se va a poner feo.

—Sí, sí, lo tengo entendido. Mas ansiaba estar equivocado aun cuando más se intensificaban los problemas. Es la esperanza con la que somos diseñados, nacemos y experimentamos el mundo, con nulo acierto.



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En el texto hay: asesinatos, pasado oscuro, amor

Editado: 31.05.2021

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