....
-Hola. -murmuro un saludo dirigiendo una pequeña sonrisa al guapo bailarín. Si bien, no es más atractivo que Michael, no se puede negar el gran encanto que posee este chico, observando que su atractivo es sutil, pero a la vez de una manera muy obvia.
-Hey. -responde con entusiasmo. Luego de eso hay un pequeño silencio algo incómodo, no sé cómo dirigirme hacia él, y tampoco es que él parezca saberlo. Se rasca la nuca en un acto como nervioso y dice: - Bueno y... ¿qué decidieron? -inquiere. Su voz es grave, pero sin llegar a serlo por completo; con cierto toque agudo, pero sin llegar a ser chillona; es suave, pero sin llegar a ser empalagosa. Una voz muy juvenil, masculina y atrayente.
De seguro que atraería a cualquier chica... o chico, pienso recordando por un momento que la mayoría de los pocos bailarines masculinos que he llegado a conocer, han terminado sorprendiéndome por su orientación sexual.
-Pues...-me aclaro la garganta, dándome cuenta que me quedé inmersa en mis cavilaciones sin darme cuenta, produciendo una sonrisa divertida en Alec al ver que me lo he quedado viendo. – Michael me aclaró todo, haremos un dúo de hip hop. – digo soltando un suspiro resignado logrando obtener un gesto de confusión de parte de Alec.
-What happens? (¿Qué pasa?)-pregunta tomándome por sorpresa al usar el inglés.
Me pregunto si se le hará igual de difícil el español como lo fue para mí al principio.
-Well, really, I don't like dance hip hop. (Bueno, realmente no me gusta bailar hip hop) -respondo, y hasta ahora no había caído en cuenta que extrañaba hablar con alguien de mí misma nación, y hablar el mismo idioma. -But Michel told me it's the best for me. (Pero Michael dijo que era lo mejor para mí)- asiente distraídamente con una mueca.
-D-deberías tratar de llegar a... un a-acuerdo con él. -dice con dificultad al hablar. Me mira con ojitos tiernos, como esperando mi aprobación. Suelto una pequeña risa por su expresión.
-Sí, lo dijiste bien - le aseguro. - Tranquilo, yo tampoco es que era muy buena en el idioma cuando llegué. - sonríe y contengo la respiración al darme cuenta como el hoyuelo se le marca más en su mejilla. - Pero con Michael es difícil llegar a un acuerdo. -hago una pausa. – Tal vez quieras que te ayude con el idioma, sé que es difícil adaptarse. -le ofrezco regalándole una sonrisa que el corresponde.
Es muy atractivo, y más cuando sonríe.
Me recrimino mentalmente al ver el camino de mis pensamientos. Sé que no debería estar pensando en este tipo de cosas, se supone que tengo novio. Aunque no es que le esté coqueteando ni nada por el estilo, solo admito lo muy guapo que es.
¿Y qué Michael no estaba coqueteando con ese chico Kelvin? ¿Por qué estaría mal si tú lo haces?
Ahora es el subconsciente el que me habla, esa que muchas veces tengo que acallar por lo muy atrevida que llega a ser y por lo "oportuna" que llega a ser en estos casos.
-Realmente... no me vendría mal una ayuda. - sigue con la duda destilando su voz. Parece no estar muy seguro a la hora de hablar a pesar de decirlo todo bien.
-Claro, no hay problema. - le respondo amablemente. -Oye... Michael dijo que tenemos permitido calentar un rato. -frunce el ceño y mueve su cabeza a un lado, mostrando que no me entendió. Me río. – Calentar, estirar, bailar...-digo tratando de que me entienda con otras palabras. En su aparece el entendimiento a la vez que exclama soltando un "Ahhh, claro, calentar". Vuelvo a soltar una carcajada inocente por el rostro de Alec.
- ¿Y si mejor te invito a.... comer... algo? – pregunta con seguridad, pero aun duda al escoger las palabras.
Me sonrojo por su invitación, y no hago más que pensar que estaría mal si aceptara. Michael se disgustaría conmigo si viera que planeara salir con otro chico que no fuera con él. Mi subconsciente no puede estar más feliz en estos momentos, deseando que le dijera que sí mientras da saltitos de alegría, que saliera con este apuesto chico que no ha hecho otra cosa que ser bueno conmigo, pero como siempre debo poner un alto a la descarriada de mi yo interna.
-Lo siento, Alec, pero... tengo novio. - su rostro muestra sorpresa, pero luego sonríe ampliamente y responde en un fluido español que me toma desprevenida.
-No te estoy pidiendo que te cases conmigo, Emma. Solo te pido que me muestres un buen lugar para comer algo y, que, de paso, me acompañes. That's it.
En mi vida me había sentido tan avergonzada, y supongo que mis mejillas deben estar demostrándolo, al sentir como estas me arden. Alec parece notarlo, ensanchando su sonrisa de perfecta dentadura, enseñando lo linda que se ve su cara cuando sonríe de esa manera.
-Entonces, ¿aceptas? -pregunta con su sonrisa coqueta y una ceja levantada.
Mis pensamientos se dividen en dos: por un lado, no me parece bien dejar que alguien que no sea Michael me invite a salir, pero por el otro lado, no veo nada malo si lo único que quiere es conocer un poco el lugar y comer algo, así que...
-Está bien-termino aceptando y su rostro se convierte en el retrato del significado de triunfo, una sonrisa radiante y ojos brillando de emoción.
......
Estar en Miga's me trae muchos recuerdos de cuando mis padres me traían aquí casi todos los días cuando recién nos mudamos, pero dejamos de venir cuando me inscribí en la academia de baile Teresa Carreño y la profesora Mariela, mi profesora de ese entonces, le dijo a mi madre que no podía comer azúcar, que debía tener una alimentación balanceada y tener el peso adecuado. A mi mamá no le importó demasiado, además que fue una buena excusa para que dejara de atiborrarme de las galletas de chocolates y pedazos de torta que ella hacía en su pastelería.
Pero después de mucho tiempo, me encuentro aquí: con un chico apuesto frente a mí, pidiendo un mocaccino, y por alguna razón, cuando llega nuestra orden, no me siento para nada culpable de vaciar el sobrecito de endulzante en mi bebida.