Al filo de la navaja

Cap. 3 Regreso a Hogwarts

 

El primer día de septiembre Remus llegó muy temprano a la estación, mucho antes de que ningún estudiante se presentara. Subió a la locomotora y estuvo conversando con el maquinista y con la vendedora del carrito de golosinas.

Le había pedido a Dumbledore el favor especial de viajar en el Expreso, por dos razones de distinta naturaleza. La primera para tener oportunidad de ver a Harry en su ambiente y con sus amigos. Y la segunda, por la noticia que había revolucionado al mundo mágico, la fuga de Sirius.

A decir verdad, a él no lo había sorprendido tanto, de hecho, había estado esperando que algo así sucediera. Él, mejor que nadie, al menos de las personas vivas y que lo conocieron, sabía de las enormes y muchas habilidades que poseía Sirius Black. Entre las que destacaba la facilidad para las transformaciones.

Después de transcurridos los primeros años, llegó a convencerse de que ya no lo haría. Remus pensaba que de haberlo intentado habría sido al inicio, porque si había algo que Sirius no soportaba, era el encierro. Pero luego pensó que una vez que todo había sucedido, Sirius tal vez había recuperado algo de razón y se había resignado al justo castigo que estaba recibiendo por su traición.

En alguna ocasión, sintió el incontenible deseo de hablar con él, de que le diera alguna clase de explicación, pero terminó llagando a la conclusión de que la única explicación residía en ese rasgo de locura que poseían los Black, porque sin duda Sirius había perdido la razón.

No obstante, una vocecita en su interior seguía diciéndole de forma insidiosa que algo no estaba bien. Y aunque Remus pensaba, que solo era porque lo echaba de menos, al igual que a James y al mismo Peter, aun cuando éste último no era tan divertido, brillante o simpático como los demás, y se habría contentado con tenerlo por lo menos a él; sabiendo que tanto él como James estaban muertos, pensaba constantemente en el único que estaba vivo, y a quien había querido como a un hermano, razón por la que el recuerdo de la traición se hacía tan doloroso.

En cuanto se enteró de la fuga, experimentó dos sentimientos que estaban en contraposición. Por un lado, una especie de alegría, aunque no estaba seguro de si era por la fuga en sí, o por haber tenido razón al pensar que lo haría. Y dos, una rabia inmensa, porque no le parecía justo que evadiera un castigo que consideraba el justo por sus actos. Sin embargo, cuando supo lo que el Ministro había comentado, sobre el asunto de que repetía constantemente “Esta en Hogwarts”, despertó un enorme temor en él. Pero por alguna razón se negaba a creer que Sirius estuviese obsesionado por matar a Harry. De  modo que para él, había solo dos posibilidades, o bien realmente Sirius había perdido irremediablemente la razón, o lo que había escuchado no se correspondía con la realidad. Así que de cualquier modo, se alegró mucho de poder estar cerca de Harry, y en la eventualidad de que Sirius intentase de verdad, hacerle algún daño a un chico que había querido como si fuese su propio hijo, él estaría allí para defenderlo con su vida, de ser necesario.

Había sido tanta la emoción de estar próximo a ver a Harry, que la noche anterior no había dormido nada, y bien mirado, aun no estaba lo bastante fuerte después de tan largo período de calamidades. Por esta razón, al entrar en el compartimento, se había quedado dormido prácticamente al recostar la cabeza de la butaca.

Sin embargo, nunca esperó ninguna de las cosas que sucedieron. El súbito despertar producto de la entrada del Dementor, había hecho que su corazón latiese a una velocidad inusual, pero una vez que se deshizo de la abominable criatura, se concentró en la situación a su alrededor.

Sintió varias cosas al tiempo. Una emoción indescriptible al ver al hijo de James y Lily, a quien recordaba como el gracioso bebe que disfrutaba de las bromas de su padre, ahora convertido en un jovencito de trece años, que era el vivo retrato de James, pero que  al abrir los ojos, se encontró con la mirada de Lily. Hizo un gran esfuerzo por controlarse y asegurarse de que tanto Harry, como sus amigos, se encontraban bien. El chico pelirrojo, sin duda hijo de Arthur y Molly Weasley, estaba asustado, pero bien, mientras que la linda jovencita de cabello enmarañado, más que asustada, parecía muy preocupada por Harry.

A decir verdad, él también lo estaba, pues el pequeño “James” había perdido el conocimiento, pero en cuanto lo recuperó, Remus les ofreció un trozo de chocolate a cada uno, y salió a averiguar qué demonios había sido todo aquello.

El maquinista no pudo darle mayores detalles, solo que habían sido detenidos por órdenes del Ministerio sin duda, y los Dementores habían subido en busca del prófugo.

Cuando iba de regreso al compartimiento, volvió a pensar en el desvanecimiento de Harry, y llegó a la lógica conclusión que aquello se debía a los terribles recuerdos que había en el pasado del chico. Como todos sabían, eso era lo que hacían los Dementores, absorber toda la alegría a su alrededor para alimentarse de los miedos, angustias, y terrores de los seres humanos, causándoles aquella terrible sensación de desesperanza.

Llegó al compartimiento y aún cuando los chicos estaban más tranquilos, Harry seguía muy pálido y no se había comido el chocolate. De modo que lo instó a hacerlo asegurándole que no tenía intenciones de envenenarlo.

Le bastaron unos cuantos minutos de conversación, para darse cuenta que Harry era un compendio bien equilibrado entre James y Lily. Su amigo Ronald, era una buena persona, pero algo inseguro, mientras que Hermione poseía una mente brillante, pero era sumamente exigente.



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En el texto hay: fanfic harry potter outcannon, principio y final

Editado: 11.09.2022

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