Llegaron las navidades y no habían resultado buenas para nadie. Remus estaba que se consumía porque le hacía falta Hermione, y Sirius seguía en las mismas condiciones.
Hermione por una parte se alegraba de pasar algún tiempo con sus padres, pero echaba de menos a Remus tanto como él a ella.
Por primera vez Harry se había atrevido a hablarle a Ron de la situación con Hermione y su amigo se había limitado a decir que, si ella se disculpaba, él estaba dispuesto a que las cosas siguiesen como antes. De modo que Harry veía difícil el asunto, porque en su opinión, en realidad Hermione no tenía nada de qué disculparse.
Dos días antes de navidad, Bill tuvo una discusión con Fleur, porque él y Jason debían marcharse ese día y no estaba muy seguro de cuándo regresarían. Realmente a Bill no le gustaba discutir, pero la sangre francesa de Fleur hacía explosión con suma facilidad y lamentaba en verdad no poder decirle a dónde iba, por qué o cuándo regresaría. Según Jason, podía ser que tuviesen suerte y pudiesen llevar a cabo el asunto con rapidez, pero también existía la posibilidad de lo contrario.
A Molly tampoco le hizo mucha gracia el asunto, pero más acostumbrada a los asuntos de la Orden, protestó mucho menos, aunque no dejó de hacerlo.
Después de una lacrimosa despedida, los chicos partieron. Tal y como Jason había dicho, lo más cerca que podían aparecerse era en la base de la montaña, y apenas lo hicieron comenzaron el ascenso. Era un paisaje hermoso, pero el frío a medida que ascendían se hacía brutal. Más o menos a mitad de camino, tanto Bill como Jason tuvieron la misma sensación, estaban siendo observados, la pregunta era por “quién” o por “qué”.
Avanzaron un buen trecho sin dejar de sentirse observados, pero sin ninguna señal de la presencia. Al cabo de una hora aproximadamente, ambos escucharon claramente un gruñido.
A pesar de que aún era de día, la espesura de la vegetación y el hecho de estar en pleno invierno, hacían de la luz algo escaso, y varios pares de ojos se hicieron visibles en la oscuridad.
Mientras ellos hablaban y avanzaban como si no hubiesen visto nada, los lobos habían ido reduciendo la distancia.
A Jason la sola mención de Lupin lo ponía de un humor catastrófico, y muy mal podía irle a quien se atravesara en su camino en momentos así. Hecho que quedó demostrado al instante siguiente
Bill apenas si alcanzó a ver el rayó que voló hacia la figura que se acercaba, lo que vio fue el cuerpo gris del animal volar por los aires y aterrizar ensangrentado unos metros más allá. Pero tal y como había dicho Bill, había unos cuantos que necesitarían ser convencidos.
Luego de esto, los demás parecieron pensarlo mejor y no se acercaron.
Bill comprendió algo tarde que había sido una pésima idea mencionar a Remus, ya que con ello solo había conseguido poner a Jason del peor humor. Después de eso, avanzaron en relativa calma, salvo por algunos gnomos y otras criaturas feéricas, nada más los molestó. Bill calculaba que no faltaba mucho para llegar a la cima, pero antes de que pudiese poner en palabras sus pensamientos, Jason se detuvo.